Asunción, noviembre 19 - El primer escándalo público en el proceso
electoral paraguayo, con vistas a los comicios del 2013, representó
fuerte golpe a la credibilidad en la limpieza de esas elecciones
preparadas por el Gobierno de Federico Franco.
En un momento que la comunidad internacional observa si Paraguay
cumplirá con votaciones limpias y respeto a todos los sectores sociales
para dar paso a un nuevo gobierno sustituto del surgido del quiebre
institucional de junio pasado, se registró la primera sombra de un
fraude.
Todo partió del anuncio del tradicional Partido Colorado
que durante décadas ocupó el poder e incluso apoyo a la dictadura de
Alfredo Stroessner (1954-1989) en el sentido de contar actualmente con
más de dos millones de afiliados.
La noticia fue divulgada en
vísperas de iniciarse las elecciones internas de la organización para
escoger el candidato presidencial que la representará en la justa
electoral de abril del próximo año.
Ese supuesto apoyo popular
despertó sospechas en la opinión pública y entonces se inició una
verdadera ola de protestas de ciudadanos que aparecen en los registros
oficiales de ese partido, fueron convocados a sufragar en las votaciones
internas y nunca hicieron tal inscripción.
Para confirmar la
ilegalidad de lo ocurrido, junto a electores comunes que protestaron por
la utilización de su nombre y número de cédula de identidad sin
autorización, aparecieron nombres de destacados periodistas, familiares
de políticos opositores y personalidades víctimas de la burla.
Lo peor para ellos es que para borrar esa falsa afiliación al Partido
Colorado deben presentarse personalmente ante las autoridades de la
organización, elevar un escrito y si no aparecen respuestas, entonces
acudir a un largo proceso judicial.
El Tribunal Superior de
Justicia Electoral indicó no poder controlar ese tipo de irregularidades
y ella fue la primera alarma sobre la forma en la cual se conduce el
proceso electoral, exigido por la Unión de Naciones Suramericanas y el
Mercado Común del Sur, para levantar la suspensión que mantiene aislado
internacionalmente a Paraguay.