13 de diciembre de 2010.-Ex soldados israelíes que declararon en contra de los crímenes y abusos
del ejército por primera vez han abandonado su anonimato, para hacer que
sus voces sean difíciles de ignorar. Donald Mcintyre da un adelanto
exclusivo de un poderoso nuevo libro.
Para cualquier persona que ha informado acerca de Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza en los últimos años, leer La Ocupación de los Territorios (Occupation of the Territories), el nuevo libro de la organización de ex soldados israelíes 'Rompiendo el Silencio', puede ser una inquietante evocadora experiencia.
Un
recluta de la Brigada Givati, por ejemplo, describe cómo las tropas de
la compañía que opera en el interior de Gaza durante el 2008 hablaron de
un evento temprano en la mañana. Luego de golpear la puerta de una casa
palestina y no recibir respuesta inmediata, colocaron un “zorro” (
jerga militar para explosivos utilizados para romper puertas y paredes)
afuera de la puerta principal. En ese mismo momento, la mujer de la casa
llegó a la puerta para abrirla. “Sus extremidades estaban destrozadas
en la pared y no fue a propósito”, recuerda el soldado. “Y entonces
vinieron sus niños y la vieron. Lo escuché durante la cena luego de la
operación, alguien dijo que era divertido, y estaban locos por la
situación de que los niños vieron a su madre destrozada en la pared...”
Una
historia de segunda mano, por supuesto; una sin nombres, fechas o
detalles de apoyo. Excepto que despertó un recuerdo que tuve de reportar
la muerte de una maestra palestina de la ONU en el este de Khan Younis.
Wafer Shaker al-Daghma fue asesinada cuando las Fuerzas de Defensa de
Israel (IDF por sus siglas en inglés) requisaron su casa durante una
incursión en mayo de 2008. Su esposo no se encontraba en el momento.
Cuando fuimos a la casa cinco días después, otra incursión estaba en
camino y pudimos oír, incómodamente cerca, los disparos de los vehículos
militares armados israelíes mientras Majdi al-Daghma describió la
muerte de su esposa a la edad de 34 años. Cuando ella se dio cuenta que
las tropas estaban cerca, le ordenó a sus tres niños, Samira de 13 años,
Roba de 4 y Qusay de 2, que fueran a la habitación, se colocaran un
pañuelo en la cabeza y se prepararan porque iba a abrir la puerta.
“Samira escuchó una fuerte explosión y había mucho humo”, explicó él.
“Ella buscó a su madre pero no podía verla”.
Seguramente fue
el mismo incidente. Tienes que asumir que la risa aludida por el recluta
era una reacción nerviosa, una manifestación de impacto retardado de
los soldados. Ellos tuvieron, después de todo, la presencia de ánimo
para cubrir el cuerpo mutilado de la señora al-Daghma con una alfombra, y
mantener los niños confinados en la habitación por las cinco horas que
permanecieron en la casa. Samira dijo que le preguntó a uno de ellos,
“¿Dónde esta mi madre?”, pero no entendió su respuesta en hebreo. Ella
explicó cómo, cuando los soldados finalmente se fueron luego que cayó la
noche, “todavía habían tanques afuera de nuestra casa...traté de llamar
a mi padre desde el celular de mi madre pero no había línea. Levanté la
alfombra y vi un poco de la ropa de mi mamá. Ella no se movía. No vi su
cabeza”.
El punto de esto no es solo que la historia del
soldado es impactante, pero aparentemente está corroborada. Estos
testimonios, comprobados y recomprobados, de hombres y mujeres jóvenes
israelíes que luchan para llegar a un acuerdo, a veces años después del
evento, con sus servicios militares en Cisjordania y Gaza, se suman a
una versión interna sin precedentes, como lo coloca la introducción del
libro, de los “principios y consecuencias de la política israelí en los
territorios palestinos”.
Rompiendo el Silencio es una
organización única. Ningún país, incluyendo aquellos con historias
problemáticas militares recientes, tales como las de EEUU y Gran
Bretaña, tienen algo similar. Desde que comenzó en el 2004, la
organización ha recogido 700 testimonios de reclutas y reservistas, que
abarcan la década desde el inicio de la segunda intifada. En julio del
año pasado, hizo su mayor impacto al publicar relatos de alrededor de 30
soldados combatientes involucrados en el ataque sobre Gaza solo seis
meses antes, desafiando la afirmación militar de que “hicieron lo
posible para evitar perjudicar a civiles no involucrados”.
La
cruda conclusión del libro – e inevitablemente político – es contraria a
la opinión de que “Israel se esta retirando lentamente de los
territorios palestinos y con la seguridad y cautela necesaria”. Los
soldados de las IDF citaron, “la descripción de un intento infatigable
para reforzar el control de Israel sobre los territorios, como también
sobre la población palestina”.