28 de octubre de 2007. - La gran favorita para ocupar la Casa Rosada es la senadora Cristina Fernández de Kirchner, primera dama de la nación austral. Nació en La Plata en 1953. Su esposo, Néstor Kirchner, la acompaña. Sus retos: Más empleo y economía saneada. Pronostican que será presidenta sin ir a segunda vuelta.

Nació en La Plata en 1953. Representó en el senado a la provincia de Buenos Aires. Vivió la represión en la década de los 70. Militó en la Juventud Peronista.

SU ESPOSO, NÉSTOR KIRCHNER, LA ACOMPAÑARÁ EN SU GESTIÓN. ELLA DARÁ CONTINUIDAD Al plan de gobierno que, hasta ahora, ha traido muy buenos frutos.

Es casi un hecho: Argentina estrena hoy a su primera presidenta electa por el voto popular. Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, según los sondeos de las principales encuestadoras del país, es la favorita para suceder a su esposo Néstor Kirchner en la Casa Rosada.

La Hillary Clinton latina, como suelen llamarla, representa, en la actualidad, una de las mujeres más brillantes y exitosas de Argentina, comparada con Eva Perón, en su tiempo.

Apasionada, inteligente, coqueta, con su audacia conquistó el corazón de los argentinos, lo que la impulsó a postularse para la presidencia, decisión nada improvisada, ya que la hoy primera dama tiene una envidiable trayectoria política.

Fue senadora de la provincia de Santa Cruz, de la Cámara de Diputados en 1989, reelecta en 1993 y catapultada políticamente al resultar electa diputada al Senado por la provincia de Buenos Aires, capital del país.

Nacida en la ciudad de La Plata, de la Provincia de Buenos Aires, el 19 de febrero de 1953. Tiene dos hijos con su actual esposo: Máximo y Florencia.

“Después de Eva Perón, ella es la primera dama con mayor personalidad y brillo propio. Tiene una cualidad destacable: se cuida mucho de no hacerle nunca sombra a su marido”, relata la periodista Olga Wornat, en el perfil Reina Cristina.

“La esposa del Presidente es una mujer con personalidad propia, no es simplemente su esposa, tiene su propia trayectoria. Es muy capaz, formada. Me atrevo a decir, en relación con los últimos tres presidentes argentinos, que es una de las personas más cultas que vamos a tener en la presidencia”, opina, el analista político argentino, Ricardo Aronskind.

Sin embargo, ella aseguró, recientemente, en España: “No quiero heredar nada, ni de Eva, ni de Kirchner, ni de nadie. Lo he ganado todo por mis logros y por mis defectos también”, dijo en Madrid, poco después de lanzar su candidatura en julio pasado.

La dama fuerte
Más allá de la imagen pública que proyecta con sus discursos y en sus apariciones públicas, a Cristina Fernández también le fascinan varias trivialidades femeninas. Adora las carteras, los zapatos, el maquillaje. Se delinea los ojos con minuciosidad y lo hace muy bien. Es elegante y lucida.

Combina todas sus prendas y la critican por eso. Se cuida de las líneas de expresión, hace ejercicios, dieta y siempre tiene tiempo de sobra para hablar de los temas políticos. De hecho, es lo que más hace.

Lucha, como una guerrera heroica, con su marido y con cualquier ejército de hombres del Gobierno cuando tiene que defender sus dogmas.

Cuenta la reportera Wornat, que su esposo suele llamarla, cariñosamente, “La Bruja” por su “carácter de mujer mandona, fuerte y explosiva”.

Del matrimonio se han dicho muchos cosas. Que se separan, que discuten, etc, etc.

— ¿Qué quieren? ¿Qué hagamos el amor al aire libre y así se convenzan de que no estamos separados?— bromea ella.

Wornat cuenta en su perfil-entrevista: “Esta dama o esta ‘primera ciudadana’, odia el término ‘primera dama’, no es nada sumisa, no se pliega, rompe las estructuras, hace añicos las formalidades y los protocolos”.

¿Cómo se conocieron Néstor Kirchner y ella? Las biografías apuntan que eran compañeros en la Universidad Argentina de La Plata.

Además de compartir los libros y la vocación por la carrera de derecho, que cursaron en la década de los 70, también compartían la militancia política.

Ambos comulgaban con la Juventud Peronista. Tantas afinidades los llevó a tomar la decisión de casarse el 9 de marzo de 1975. Cuando ella contrajo nupcias apenas tenía 22 años. Hoy tiene 54 y 32 de unión conyugal.

Fabian Debesa, corresponsal del diario Clarín, en La Plata, dice que la facultad en la que estudiaron los Kirchner tiene más de 100 años. “Hubo más de 770 desaparecidos de la universidad en la época de la dictadura militar. Era una feroz represión, que entre sus metodologías, aplicaba la desaparición forzada de personas”, dice.

Pero la realidad argentina de hoy es muy distinta. Cristina Elisabet, tampoco le gusta que la llamen por su segundo nombre, “representa a un sector amplio de la sociedad porque, de lo contrario, no podría tener una intención electoral tan favorable. Cristina es de raiz peronista pero con importante fijación en la clase media que se recuperó después de la crisis del 2001”, contó el periodista argentino.

“En Venezuela saben muy bien lo que es el agotamiento de los partidos políticos históricos y aquí ha pasado algo similar. El radicalismo fracasó y el peronismo protagonizó el desastre de los 90. Estamos en una situación de mutación del sistema político. La ubicación del presidente Kirchner genera discusiones, algunos lo califican como neodesarrollista. El Frente para la Victoria es la apoyatura electoral de ella, pero es un partido que carece de definiciones precisas”, dice Aronskind.

Concuerda con esa visión la profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad argentina de Cuyo, Mirta Marre: “La presencia de la oposición en el interior del país no ha sido muy intensa. En general, se observa un decaimiento en el interés, hay como desánimo, y esto se ve en los jóvenes y en la clase media”.

Como toda personalidad también tiene sus detractores. Los opositores la acusan de usurpación de título, denuncia que la Universidad de La Plata desmintió. También reposa una acusación de malversación de fondos públicos, supuestamente usados en su campaña.

Si las encuestadoras atinan con sus pronósticos, Cristina Fernández podrá estar más tranquila esta noche porque ya no será llamada “primera dama”.

En cambio, su esposo, Néstor Kirchner, tendrá que estrenar la renovada figura del “primer caballero” de Argentina.