Uribe debe ser juzgado como asesino de guerra

Además de la clara violación por parte de Colombia a la soberanía territorial del Ecuador, que violenta las normas de Derecho Internacional Público, y, en particular, el espacio aéreo y terrestre de este hermano país latinoamericano, también y coetáneamente se ha violentado el derecho y las reglas internacionales de la guerra, entre ellos el Tratado Internacional sobre Leyes y Costumbres de la Guerra, proclamado en La Haya el 18 de octubre de 1907, en virtud del empleo de armas excesivas que causan males innecesarios, como lo establece el artículo 23 de este tratado, así como por el empleo de bombardeo innecesario, y por haber dado muerte a sus enemigos, a traición y/o una vez ya capturados, previsto en la misma norma, como lo demuestra el hecho de que la mayoría de los 18 guerrilleros de las FARC fueron encontrados con tiros por la espalda y los denominados “tiros de gracia”. También esta acción violentó groseramente el Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra del 12 de agosto de 1949, así como los tratados sobre tratamiento de los heridos de guerra que se han producido en el derecho internacional humanitario desde el año 1864. Esta actitud propia de la guerra terrorista de los EEUU ha sido empleada por el Gobierno fascista de Uribe, irrespetando todas las reglas internacionales del Derecho Internacional Humanitario, asumiendo su condición de fiel servidor del imperialismo norteamericano, empleado los mismos métodos utilizados por el gobierno imperialista de Bush en Afganistán e Irak durante los últimos 6 años.

También recuerda el mismo método utilizado por los gobiernos serviles de la democracia burguesa en Venezuela, y en especial, el utilizado por el gobierno de Luis Herrera Campins en 1982 en Cantaura, Estado Anzoategui, en donde con casi idénticos procedimientos bombardearon un campamento en donde se reunían guerrilleros y estudiantes, al tiempo que penetraban por tierra y ante la retirada, eran masacrados uno a uno, quemados vivos algunos con lanzallamas y otros rematados con tiros en la nuca o fusilados en tierra. Las similitudes no son casuales. A los gobiernos entreguistas de la IV República les asesoraban los Norteamericanos de la CIA, con su base en Fuerte Tiuna y al Gobierno de Uribe también le asesoran, además del gran contingente de militares y armamentos, aviones, helicópteros, misiles, apostados en tierras colombianas. Actuaron sobreseguros en ambos casos, a traición, de noche o de madrugada, como siempre actúan los cobardes en las guerras, con capacidad militar absoluta, es decir, aire y tierra contra una pequeña escuadra de combatientes, solo provistos de armas convencionales. Actuaron con localización plena de lugar y con equipos sofisticados para captar y ubicar la presencia humana. La única diferencia entre lo sucedido en Ecuador y lo de Cantaura, ha sido que un estado ha penetrado en territorio extranjero para cometer esta matanza.

Sin duda, el gobierno colombiano ha respondido fielmente (cual perro faldero), a las directrices de su amo del norte que coloca la bota imperial sobre nuestro continente y que asegura su representación guerrero-fascista a través de Uribe. Por supuesto, no era permitido dejar que siguieran avanzando las negociaciones humanitarias, los actos unilaterales y los acuerdos entre estados vecinos con la fuerza insurgente de las FARC. Es claro que eso había que interrumpirlo con una severa demostración de fuerza imperial-fascista y así lo intentan con esta masacre. El gobierno de Uribe estaba aislado de las negociaciones por su torpe actitud en las mismas (de torpe solo tiene la denominación, en realidad responde o es concomitante a la política oligárquica y militarista del estado colombiano), y con este acto pasa a estar cercado o sitiado en la esfera internacional, demostrando claramente que en nada contribuirá a “la paz” (siempre entre comillas). Si alguno tenía dudas de la voluntad guerrero-fascista del gobierno de Colombia, ahora puede estar suficientemente claro.

Por su parte, también esta masacre lleva impresa un claro mensaje de guerra a los pueblos de Latinoamérica: “ que quede claro que Colombia es capaz de hacer la guerra en Suramérica” y que como lo dijo el Ministro de la Defensa de ese país la noche del día domingo 02 de marzo: “estamos actuando con agencias de seguridad de otro país..que están informados de todo lo que hacemos y lo que haremos para derrotar al terrorismo.” , por lo que debe quedar claro que esa agencia es de los EEUU. Este mensaje constituye parte de la intimidación del imperio en Suramérica, en una coyuntura histórica en la que es innegable el avance de las luchas revolucionarias por el socialismo, y la instauración de gobiernos populares, dignos, de participación popular, que no responden a los intereses del capitalismo internacional ni de las burguesías nacionales. En esta coyuntura, el imperialismo se hace sentir con mayor fuerza, ya no con sutilezas esclavizantes, sino además con bota imperial asesina. Ya lo decía el che y queda acá demostrada la vigencia de su análisis: “ …La bestialidad del imperialismo, bestialidad que no tiene una frontera determinada ni pertenece a un país determinado. Bestias fueron las hordas hitleristas como bestias son los norteamericanos hoy….como bestias fueron los imperialistas franceses en Argelia, porque es la naturaleza del imperialismo la que bestializa a los hombres, la que los convierte en fieras sedientas de sangre que están dispuestas a degollar, a asesinar, a destruir hasta la última imagen de un revolucionario…”

Otro claro mensaje de esta masacre es la bestialidad con que procede el imperialismo en todas partes del mundo. Y la bestialidad con que actúan sus acólitos también en cualquier parte del mundo. El Estado cliente colombiano, pues, no es la excepción. Ha actuado masacrando a hombres y mujeres durante décadas, en nombre y representación del imperialismo norteamericano, aunque para ello tenga que cruzar las fronteras de sus países vecinos, y luego, con descaro “extender disculpas diplomáticas a su país hermano”, como lo ha pretendido hacer en esta oportunidad. Ante la historia no existen diplomacias ni disculpas interpuestas en su nombre. Sépalo usted Mr. Uribe.

El otro mensaje de esta masacre está dirigido al propio pueblo colombiano, que resiste en medio de la más cruenta represión desde hace más de 60 años, además de estar sumido en la miseria y explotación capitalista neoliberal, con consecuencia en carencias cada día más elevadas de los servicios públicos de educación y salud, altos índices de analfabetismo, deserción escolar, mortalidad infantil, entre otros. El mensaje de fuerza y poder dirigido a los colombianos, al pueblo colombiano, pretende intimidar las legítimas luchas por su definitiva liberación, para que no sigan el ejemplo de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Cuba.

Los Presidentes de Venezuela y de Ecuador, Hugo Chávez y Rafael Correa, respectivamente, han actuado demostrando dignidad y firmeza revolucionaria frente a la injerencia colombiana en territorio ecuatoriano. La respuesta digna de ambos presidentes tiene que ver tanto con la penetración territorial que violenta la soberanía, cuanto con la pretensión de interrupción de las entregas y futuros acuerdos humanitarios, iniciado con saldos positivos por el presidente Chávez.

El Presidente Hugo Chávez ha actuado con dignidad latinoamericana, exigiendo el respeto a los demás países y a las normas del derecho internacional público. Esa actitud, acompañada de las decisiones de nuestro presidente al retirar los funcionarios de la Embajada, al no asistir a la cumbre de Unasur y al ordenar estar alertas ante el gobierno colombiano, nos llenan de orgullo, muestra su clara convicción ideológica y política, le enaltece como hombre de ideología socialista y le coloca, sin duda, en la noble causa de la liberación continental.

Uribe debe ser llevado a un Tribunal Internacional como asesino de guerra, y aunque pueda salir incólume de ello, por razón de lo que sabemos son estos escenarios mani pulados por el coloso del norte; juzgarlo sería ya una victoria.

ybuaiz@gmail.com



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