En picada ídolo con pies de barro. (Me refiero a Uribe Vélez)

Esta en caída libre el Presidente de Colombia. Con un mes transcurrido de su segundo mandato, todos los días estalla un nuevo escándalo que compromete su gestión, tan promocionada por su supuesto amplio respaldo en la opinión y su solidez política.

Tal como lo señalamos en anterior columna (Ver Uribe Vélez, ídolo con pies de barro, Indymedia Colombia del 13 de agosto), son múltiples las grietas y contradicciones las que carcomen el régimen narcoparamilitar colombiano y son amplias las perspectivas para la movilización de masas y las nuevas subjetividades que emergen con la coyuntura que cobra forma en las actuales circunstancias.

Todos los planes de la oligarquía narcoparaca para una “gobernanza” de largo plazo se van atascando. La desestructuracion y reestructuración funcional del Estado y el régimen político no prospera como se pretende y su ritmo es lento. La “gobernanza”, del nuevo modo o modelo de dominación y acumulación como combinación de lo funcional con lo dialéctico y con lo práctico, es una verdadera entelequia politologica; no cumple cabalmente su tarea de construir Estado, gobiernos y elecciones funcionales al Estado Transnacional emergente, el cual integra a los complejos empresariales-militares que lo crean para asegurar su dominación y acumulación global. Y los planes de largo alcance (como el Plan 2016) para hacer efectiva dicha “gobernanza”, no son mas que quimeras inútiles frente a la urgente demanda popular para resolver sus mas críticos problemas.

Agosto-septiembre de 2006 quedara registrado en la historia de Colombia como el punto de explosión de la burbuja política perfilada por la extrema derecha neoliberal.

La corrupción militar se destapó en toda su magnitud como consecuencia de una estrategia de seguridad supuestamente democrática mal concebida y completamente regresiva por su afectación de los derechos humanos; la red política de “partidos” y movimientos que respaldan al gobierno salto hecha añicos por su compulsivo y crónico apego al clientelismo y la repartija de partidas presupuestales publicas y cuotas burocráticas; la economía se desaceleró bruscamente; las privatizaciones se precipitaron para mercantilizar la salud y proporcionar privilegios a grupos oligárquicos en puntos estratégicos como el petróleo y los servicios públicos; el TLC entró en una dinámica sorpresiva dada la lentitud de su ratificación; importantes entidades públicas como Notariado y Registro sucumben a la voracidad y codicia de las cuotas del clientelismo paramilitar caribeño; el desempleo retoma su alza alcista; se dispara la desconfianza de los consumidores; la pobreza hace estragos en zonas claves del país como Nariño, Sucre, Antioquia, Meta y Cali; los pactos con los paramilitares y las concesiones jurídicas y penales a estos son un insulto a la decencia y las normas elementales de la convivencia; la profundización del conflicto armado agudiza la ilegitimidad de las instituciones públicas y amplia las influencias territoriales y políticas de la insurgencia revolucionaria.


Se va al suelo el mito de la ultraderecha. Su liderazgo no es consistente y amplias perspectivas se ofrecen para el movimiento popular y revolucionario en su lucha por dar forma a una gobernabilidad democrática y alternativa.


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Horacio Duque

Politólogo e historiador.

 horacioduquegiraldo@gmail.com      @horacio_DG

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