Perspectivas en las relaciones Rusia-EEUU. Una evaluación seria requiere de un enfoque realista

Existe una muy fuerte creencia que Donald Trump mejorará las relaciones de Estados Unidos con Rusia.  Algunas personas son demasiado optimistas y no dudan que el presidente tendrá éxito.  En verdad el Sr. Trump ha demostrado ser una persona de mentalidad muy independiente, astuto y capaz de un pensamiento profundo y revelador, todo lo cual lo destaca.  Pero no todo es color de rosa.

La política es el arte de lo posible.  Alcanzar lo “posible” deseado uno necesita adoptar un enfoque realista con la mente bien fría.  Existen factores que a menudo omitidos o no se les brinda la debida consideración cuando llega el momento de evaluar las perspectivas para avanzar en las relaciones Rusia-EE.UU.

Rusia y Estados Unidos no están enfrentados en las principales tendencias del desarrollo global.  Tienen diferentes ideas acerca del futuro orden mundial.  Resulta improbable que ellos aproximen sus posiciones en el futuro cercano.

En su maratón de preguntas y respuestas de fecha 23 de diciembre pasado el presidente Vladimir Putin

http://en.kremlin.ru/events/president/news/53573

desestimó las perspectivas de un rápido mejoramiento en las relaciones bajo el gobierno de Donald Trump, diciendo solo que “las cosas ya no pueden ser peor” en la relación.

En general Donald Trump mantendrá las promesas que hizo durante la campaña presidencial.  Lo que sea que ocurra en el exterior, él se concentrará en la economía y en las migraciones ilegales, no en la política exterior con el objeto de asegurarse de no ser presidente por un solo período.

El partido republicano tiene mayoría en las dos cámaras del congreso, en las gobernaciones y en las legislaturas estadales y probablemente en la Suprema Corte.

El nuevo presidente tendrá que escoger el próximo año un nuevo jurista para llenar el cargo que dejó el fallecido Fiscal General Antonin Scalia.  La victoria electoral del Sr. Trump frustra las esperanzas de los liberales quienes perdieron su mejor oportunidad en más de cuarenta años para ganar la mayoría en la Suprema Corte.  Mucha gente cree que la mayoría republicana fortalece la mano del presidente, pero existe un reverso de la moneda, no tendrá a quien culpar por posibles fracasos.

Existe un fuerte consenso anti Rusia entre los demócratas y los republicanos.  Por ejemplo, las declaraciones de Trump sobre Crimea y la esperanza de una buena relación personal con el presidente ruso Vladimir Putin –nadie apoyó al presidente electo, incluyendo al vicepresidente electo Mike Pence.  Ningún presidente norteamericano es lo suficientemente fuerte para mejorar las relaciones sin el apoyo de su propio equipo y partido.

Es importante destacar que no hay nada como un mapa de ruta preliminar o una visión clara de cómo iniciar el mejoramiento.

El equipo de política exterior incluye personas de diferentes opiniones.  Algunas apoyan al presidente en su  posición respecto de Rusia.  Michael Flynn y Rex Tillerson son los más conocidos entre ellos.  El asesor Carter Page ya ha iniciado contactos con Moscú.

Los grandes medios describen a Richard Burt el presidente del consejo asesor de “The National Interest” como un hombre que tiene en vínculos con Rusia.  En realidad, él es bien recordado y respetado en ese país como jefe negociador del Tratado Estratégico para la Reducción de Armas.

https://en.wikipedia.org/wiki/START_I

(START I https://en.wikipedia.org/wiki/START_I)

Burt ha hecho esfuerzos significativos para apoyar al candidato del GOP especialmente en el primer gesto de política exterior para sentar las bases para la cooperación con Moscú.

Pero la posición del general James Mattis respecto de Rusia y que fue nominado para la Secretaría de Defensa no ha sido hecha pública.  El general Joseph Dunford seguirá como Presidente del Alto Mando Conjunto durante medio año después que Trump asuma el gobierno, con el Sr. Mattis como Jefe de la Defensa.  Es muy posible que lo sea por un segundo período.  El Sr. Dunford cree que Rusia es la mayor amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Hay otros miembros del equipo cuya posición no está claramente definida.  Resulta imposible hablar de unidad.

Existe otro factor que vale la pena mencionar.  Desde que Estados Unidos se retiró del Tratado ABM de 1972 en el año 2002 la defensa anti balística (ABM sigla en inglés) siempre ha sido un problema divisionista que obstaculiza los esfuerzos para el control de armamento y hace que Rusia tome medidas vengativas.  La plataforma electoral republicana incluye un BMD de múltiples niveles.  No se trata solo de un par de sitios ubicados en Europa sino un verdadero sistema de “guerra de las galaxias” con elementos bélicos estacionados en el espacio exterior.  Nadie en el campo republicano, incluyendo al presidente electo ha dicho que este concepto tiene que ser revisado.

El Partido Republicano es un partido pacifista a través del poder.  La plataforma republicana es un documento

https://www.gop.com/platform/american/exceptionalism/

a menudo olvidado, tan optimista como los pronósticos que se hacen sobre el futuro de las relaciones bilaterales, incluye otros conceptos con el objeto de incrementar el potencial militar y asegurar la dominación global.

Y ahora lo principal.  La plataforma sostiene que “debemos abandonar los tratados de control armamentístico que beneficien a nuestros adversarios sin mejorar nuestra seguridad nacional.  El nuevo Tratado START es calificado como no verificable y que va contra los intereses nacionales.  La

https://en.wikipedia.org/wiki/New_START

plataforma exige congelar las partidas presupuestarias para el nuevo START y pone en duda la validez del Tratado INF.

https://en.wikipedia.org/wiki/Intermidate-Range_Nuclear_Forces_Treaty

¿Recuerdan cuánto daño ha hecho el retiro del Tratado ABM?  El Sr. Trump tiene el deber de cumplir.  Rusia tiene todas las razones para creer que Estados Unidos gobernado por los republicanos es un socio no confiable.

Esta plataforma es un documento por el cual el pueblo, los electores votaron.  No puede sencillamente ser barrido bajo la alfombra una vez que terminaron las elecciones y Rusia tiene que tomar en cuenta lo que dice el documento cuando negocie con el nuevo gobierno.

Hay algo más que la plataforma republicana destaca –el excepcionalismo—Estados Unidos nunca va a abandonar la idea de dominación global.

Esta yace profundamente enraizada en la mentalidad norteamericana.  El Sr. Trump sostiene que él desea que Estados Unidos sea internacionalmente respetado y criticó duramente al presidente Obama acusándolo de debilidad.  Eso no quiere decir respeto sino capacidad de ejercer influencia sobre otros países.  En verdad, las actividades militares en el exterior podrían ser recortadas pero las ambiciones globales permanecerán.

La posición del nuevo gobierno respecto de Ucrania y Georgia es por decir lo menos, brumosa.  Con el Sr. Trump en el gobierno los dos países tienen pocas posibilidades de ingresar a la OTAN.  Bloque que el presidente electo ha criticado fuertemente.

¿Presionará a Kiev el nuevo gobierno para que cumpla con los acuerdos de Minsk?  --Otra pregunta interesante que rara vez se plantea: ¿Ingresará Estados Unidos al bloque “Normandía Cuatro” y lo convertirá en “Normandía Cinco”?  Sería un paso lógico de tomar.

El status de Crimea y las sanciones podrían continuar siendo problemas divisionistas, pero las diferencias no entorpecerán el avance en otras áreas.

Después de todo, Estados Unidos nunca reconoció a los Estados Bálticos como parte de la Unión Soviética, lo cual tampoco impidió la alianza durante la II Guerra Mundial, durante la Detente o en las reducciones del armamento estratégico.

Ambos partidos encontrarán en extremo difícil restaurar la confianza en las relaciones bilaterales.  La confianza parece erosionada y tomará un largo tiempo, grandes esfuerzos y una considerable voluntad política de ambas partes para restaurarla.  El congelamiento de los contactos diplomáticos es un factor grave que empeora la situación.  En realidad, los contactos regulares entre los jefes de política exterior sobre Siria son actualmente el único vínculo existente.

Ninguna cumbre o reuniones de alto nivel, excepto la de Lavrov-Kerry,  se están llevando a cabo.  La diplomacia informal (Track II) es casi inexistente.

Quizás se trate del momento preciso para intensificar los esfuerzos de ex ministros retirados, altos funcionarios y oficiales militares de Rusia y Estados Unidos.  Contactos no oficiales e intercambio de ideas podrían servir el propósito de relanzar un diálogo general.  Los canales de control de daños del diálogo bilateral deberían ser reparados y los aspectos positivos de las relaciones bilaterales deberían estar protegidos.

El futuro del control de armamentos es el mayor de los desafíos que enfrentan los dos países.

Estos países tuvieron acuerdos de control armamentístico vigentes en medio del fragor de la Guerra Fría.

Si no hay nada que reemplace al Nuevo START y el Tratado INF deviene en víctima de mutuas acusaciones de incumplimiento, habrá una nueva situación en que la carrera armamentista será por primera vez sin restricciones desde que se firmó el Acuerdo SALT I el año 1972.  Y esa es la cuestión principal que los dos partidos tienen que evitar a toda costa sin importar qué elementos de discordia pudieran tener.

La química personal no es un factor decisivo pero es lo suficientemente importante.

Si los dirigentes rusos y norteamericanos dan en el clavo, esto podría darle un gran impulso a la normalización de las relaciones.  Después de todo, los dos países tienen un enemigo común –el Estado Islámico, EI.  Ambos países no habían combatido a un enemigo común desde Adolfo Hitler.

Lo bueno acerca de todo esto es que a diferencia de la Guerra Fría, las dos potencias no están divididas ideológicamente.  No pertenecen a dos sistemas enfrentados, no existe una confrontación entre campo socialista y  campo capitalista.

Definitivamente el Sr. Trump tiene sus propias ideas en torno a las perspectivas de las relaciones bilaterales.  Pero, las oportunidades son limitadas.  De todos modos, formar un nuevo equipo presidencial tomará tiempo.  No es realista esperar alguna iniciativa del gobierno antes de la segunda mitad del año 2017.  El intento de cambiar la política hacia Rusia encontrará una fuerte oposición en el Congreso, los medios de comunicación norteamericanos y los actuales funcionarios.  Donald Trump tendrá que convencer a los legisladores y al público.  Necesitará apoyo público para su posición.

La política es el arte de lo posible.  Comunicarse el uno con el otro y continuar los esfuerzos por el control de armamentos es una posibilidad.  Desde allí es de donde los partidos deberían comenzar.  Ni Moscú ni Washington tienen interés en un mayor deterioro de las relaciones o el colapso del actual sistema internacional.  No todo es mala onda, pero debemos ser realistas.  No existe adelante un lecho de rosas.  Hay una cantidad de factores que afectan negativamente el proceso.  Ningún avance puede lograrse de una sola vez.

*Traducido desde el inglés por Segio R. Anacaona


 Editorial@strategic-culture.org
  



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