El comando Sur en Paraguay

Hace un año el Comando Sur de los EEUU instaló una Base Adelantada en Mariscal Estigarrabia, en la región paraguaya del Chaco, entre la zona productora de litio en Salta (Argentina), y la reserva de gas más grande de la región, en Tarija (Bolivia). Allí, el Comando Sur ha desplegado hasta ahora 2.800 marines de 16.000 permisados por el gobierno de Paraguay. Para tener idea de la magnitud del despliegue, la cifra total estimada es superior a los 14 mil efectivos militares paraguayos. Y la activación de esta base se hace justamente en una región en la cual están presentes graves conflictos sociales entre campesinos desheredados y terratenientes. Un tipo de conflicto común -antiguo en Iberoamérica- tradicionalmente enfrentado por los latifundistas con técnicas paramilitares, con apoyo de la fuerza pública. Pero lo que era una cuestión de orden interno, se ha convertido, a partir de la presencia yanqui, en un asunto de seguridad estratégica.

Hoy, organizaciones sociales y dirigentes campesinos paraguayos acusan a los marines gringos de ser responsables, junto con la llamada Guardia de Seguridad Ciudadana, de ser responsables de más de 30 desaparecidos y muertos en esa región. Es decir, están planteadas las condiciones para el surgimiento de un conflicto violento, que eventualmente colocaría a Paraguay como un Estado fallido. Un hecho que justificaría una intervención unilateral o multilateral externa.
Obviamente, el objetivo no es esta pequeña nación del Cono Sur. El propósito es desestabilizar el proceso de integración adelantado en la vertiente atlántica sudamericana. No bastan los intentos, hasta cierto punto anulados con el ascenso al poder de Evo Morales en Bolivia, de aplicar una estrategia de contención mediante el control del “rimland” andino del subcontinente.

Es una ventaja tener la posibilidad de desestabilizar desde dentro la dinámica unificadora en la región llana conformada por la Orinoquia, la Amazonia, y la cuenca de El Plata. Un espacio que tiene todas las posibilidades de convertirse en una región geoestratégica con capacidad de influir en el diseño de un nuevo orden continental y mundial. En ese sentido, esa base, junto con las demás establecidas en la América meridonial, constituye la mayor amenaza que enfrenta la propuesta Comunidad de Naciones Sudamericana. Empero, el tema no fue incluido en la Agenda de la I Reunión de Ministros de Defensa (Bogotá, 13-15/7/06) de la proyectada comunidad, a pesar de la propuesta venezolana en ese sentido. La tendencia a la producción de consensos, como mecanismo para evadir responsabilidades y negar la inteligibilidad de las declaraciones y acuerdos, impidió el tratamiento del tema en el foro. Es una tendencia peligrosa para el futuro de esta aspiración unificadora. El producto logrado no lleva a ninguna parte, no aporta claridad a las cuestiones tratadas, y no representa ningún punto de vista. El resultado fue abstracto, sin ninguna conexión con la realidad.


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Alberto Müller Rojas


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