La moral que sembró Fidel

Consciente o inconscientemente, nuestra existencia está dominada por una concepción del mundo. Las orientaciones de valor que de ella se derivan, corresponden a la identificación con nuestra sociedad y nuestra cultura particular. Ellas recubren los procesos ideológicos de los diferentes grupos sociales y en su correspondencia se van construyendo algunos principios legitimadores de determinadas conductas.

Partiendo de la idea de que la sensibilidad es individual, mientras que la razón es universal, la ideología capitalista establece una separación entre la moral del sentimiento y la moral de la razón para construir la ética, de la obligación y el deber, que está desprovista de sentimiento.

La administración Bush asumió esta moral para justificar sus atrocidades en la invasión a Irak. A las torturas de los prisioneros, que han conmovido el mundo, se sumó la participación de sus médicos en las sesiones de tortura. Un artículo del profesor Steven Miles, del Centro de Bioética de la Universidad de Minnesota, inculpa a "Médicos norteamericanos de resucitar a detenidos iraquíes que habían colapsado en sesiones de tortura, solo para prolongar el sufrimiento". (Vea, 26/3).

Estos médicos cumplían así, con la obligación y el deber que les impone la defensa de "la civilización occidental". No hay sentimiento alguno frente al dolor ajeno en la sociedad del mercado, el individualismo y el dinero. Ante este horror, que nos conmueve, nos consuela conocer, por contraste, otras construcciones éticas. En la moral de la obligación y el deber que practican los médicos cubanos, no hay separación alguna entre sentimiento y razón. Despojados del egoísmo, del individualismo y el racismo que sostiene la llamada "civilización occidental", los médicos cubanos se alejan de su familia para cumplir una labor misionera en nuestros barrios. Esta labor: "Los hace felices por sentirse cada vez más humanos", como expresó una doctora del grupo en un programa de VTV. Ellos son portadores de "un sentimiento de –simpatía, amor, respeto– que es el motivo habitual de la mayor parte de los actos morales, hasta los más heroicos… "Los sentimientos son los reguladores de la acción, es decir, de las reacciones de una situación dada… y de las reacciones organizadas y útiles". El sentimiento no solo es una fase subjetiva; él es también –y puede decirse sobretodo– aquello que nosotros adaptamos al objeto para darle contenido a nuestra existencia".(PJ. 59).

Las existencias vacías atrapadas en la racionalidad instrumental capitalista deben servirnos de escarmiento para acentuar, cada vez más, la solidaridad y la sensibilidad humana. De estos valores son portadores los compatriotas cubanos quienes reflejan la manera de existir de los pueblos latinoamericanos siempre alegres y solidarios.



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