Un chico solo por Liverpool

Los enemigos de John Lennon no han podido callarlo

Gore Vidal, quien habla en The US vs. Lennon, dijo que el cantante "representaba la vida, y el Señor Nixon la muerte"

El joven que desandaba con desenfado, y apartaba de sí la apacible niebla en el puerto de Liverpool, Inglaterra, donde nació en 1940, no sería el mismo después de despejar la enfebrecida emoción que desató con sus tres amigos bajo la impronta de The Beatles. Luego de aquella fabulosa irrupción que marcó la ruptura con un mundo conservador en los 60, preparó las maletas separándose del grupo y marchó a Estados Unidos. En ese país llamó la atención del mundo con sus posiciones políticas pacifistas.

Su rostro de joven rebelde, siempre de lentes redondos, giró a una presencia más osada, con pelo largo y arrebatado por las sensaciones que expandían las experiencias límites. No obstante, en el transcurrir iba dejando escuchar lo contagioso de sus melodías que bebían de la fuente del rock and roll. En combinación con su amigo Paul McCartney escribieron las letras que conmovieron a la generación de los 60, y en la cima de la contracultura se hicieron una leyenda que aún pervive entre los más jóvenes que tararean sus letras.

Pero el recuento de la trayectoria de John Lennon viene al caso por cuanto este nueve de octubre pasado estaría cumpliendo unos 76 años si su vida no hubiese sido segada por un sicópata frente al Dakota, residencia del músico y cantante en Nueva York, y de quien la historia no ha dejado de relacionar con una acción indirecta de los agentes controlados por el entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, 1969-1972.

El asesino de Lennon, Mark David Chapman, quien se desempeñaba como guardia de seguridad y tipógrafo, era un enajenado, fanático de su música, según se indicó a la prensa del ocho de diciembre de 1980, día cuando ocurrió el crimen. El homicida, quien portaba una pistola 38 mm con la que fulminó la vida del famoso cantante, fue condenado a cadena perpetua, mientras que el exbeatles, y así lo declaró su esposa, la artista pop japonesa Yoko Ono, por el mensaje de paz que pregonó estará más vivo que nunca.

Un artista incómodo

Cuando se casó en marzo de 1969 pasó siete días metido en cama al lado de la Ono, ello con el propósito de llamar la atención sobre la violencia desatada por la guerra en el mundo. Enarboló un discurso pacifista inspirado en la filosofía de Mahatma Gandhi, líder de la independencia de India y propagador de la no-violencia.

Posteriormente, participó en marchas públicas en contra de la guerra de Vietnam y se hizo amigo de otros activistas en boga en EE.UU, que permanecían como él en la mira del FBI, de la CIA y de la intolerancia de Nixon. Pero Lennon insistía en incomodar y con ello ganaba más centimetraje en los medios, a conciencia de utilizar su fama para influir a favor de la causa pacifista.

Él había identificado las razones bélicas que permeaban la organicidad del imperio, por esta razón no dejaba de ser amenazado con la deportación. Ya se encontraba lejos de la melódica dulzona de los días que nutrieron a The Beatles, ahora sus letras cantaban a la paz y al amor, sendas insignias consideradas subversivas.

De un discurso a otro

En efecto, el recuento de los días idos cuando saltaba y evadía a las fanáticas que se descolaban sus prendas intimas como manifestación de admiración, quedó en la memorable entrevista que le hizo Playboy, 1980, y, por supuesto, en cada uno de los discos grabados.

Desde entonces ocurre un momento significativo en la vida del cantautor inglés y así se ve plasmado en el documental The U.S vs. John Lennon (2007), donde se despejan los intríngulis de una auscultación de la vida política de Lennon, quien no dejaba de incomodar al poder por sus encuentros con tipos fichados en las Panteras Negras, Bobby Seale, Abbie Hoffman, John Sinclair o Jerry Rubin.

El tema Give peace a chance, 1969, se transforma en una acción emblemática por la paz y el antibelicismo. La guerra en Vietnam, el poderío bélico del imperio y las víctimas tanto de uno como de otro bando como consecuencia de la guerra, eran materia para la protesta y, sin duda, para componer canciones como Imagine, 1971.

A esta saga de posturas pacifistas le sigue campañas del tenor de la que calzó el slogan "La guerra terminó si tú quieres", 1972, financiada por el cantante. Cuando le preguntaron por el costo de la iniciativa que se expandió por las más importantes capitales del mundo él supo decir: "No sé, pero es más barato que la vida de una persona".

Las declaraciones de Lennon hicieron que germinara el interés del gobierno por espiarle. Él lo sabía y así lo comentaba públicamente. Pero en 1972 la administración Nixon aprovechó el vencimiento de su visa y planificó expulsarlo del país, asunto que terminó dirimiéndose en un tribunal hasta que en 1975 obtiene la visa de residencia.

En 1980 tenía un hijo de cinco años y un nuevo disco Double Fantasy. Pero ese mismo año la voz de un hombre libre, desafiante, y que supo reconocer el valor de sus canciones, comenzó a sonar más fuerte.




 



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