En los últimos días el pueblo de México ha sido sometido a una gran represión, hay muertos y heridos, todos los días las cifras siguen ascendiendo. Quienes hemos tenido la oportunidad de compartir con el México profundo, con el pueblo de a pie, sabemos que la lucha que hoy libran los maestros y las maestras es justa, necesaria y profundamente revolucionaria. Ellos luchan por una educación pública y gratuita. El gran movimiento popular sigue subiendo y por eso el gobierno le tiene miedo, por eso la represión.
México tiene una historia contemporánea llena de violencia gubernamental, paramilitar y contra revolucionaria. Así lo relata Carlos Fazio en sus últimos libros. Hay una guerra del gobierno contra el pueblo. Todo tiene un fin, hacer que el pueblo quede sin herramientas para combatir la política de saqueo de los recursos naturales, la privatización de la educación, salud y energía.
Para comprender todo este escenario de violencia debemos remontarnos a los momentos de la revolución mexicana y al periodo Cardenista. La tierra se entregó a los pueblos y son ellos con sus autoridades quienes la administran hoy en día. Tierras ejidales y comunales con un pueblo organizado con Asambleas, usos y costumbres, son el principal muro de contención para las pretensiones de las empresas trasnacionales de saquear todos los recursos naturales. Detrás de cada episodio de violencia, es decir detrás de cada episodio de resistencia popular contra las medidas gubernamentales de entregar concesiones mineras a empresas extranjeras está la desaparición de líderes populares como por ejemplo la de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Ya inclusive organismos de represión policial y militar tienen protocolos de violencia contra el pueblo.
Muchas veces hemos escuchado las declaraciones de Barack Obama felicitando a Enrique Peña Nieto por la aplicación de las reformas estructurales a la constitución. Estas reformas ya han logrado privatización de empresas y privatización de la educación, despidos masivos y aumento de la pobreza. Del mismo modo ya en México es legal allanar y realizar cateos sin ningún tipo de órdenes, algo muy parecido a las dictaduras militares que hemos visto en el continente hace muchos años, hay una disminución progresiva de las garantías constitucionales.
Al parecer el señor Enrique Peña Nieto es un intocable para la ONU y la OEA, tal vez la CIDH se le olvidó que México existe. En este sentido el pueblo organizado de México en movimientos sociales ha logrado conformar junto a compañeros y compañeras de Latinoamérica el Observatorio de los Derechos Humanos de los Pueblos, esta herramienta ha provocado la furia de los organismos represivos del Estado Mexicano. La presencia de intelectuales y la apertura de capítulos del Observatorio en varios países de Latinoamérica es una gran iniciativa que desde ya está movilizada para denunciar la violación de los derechos humanos en Oaxaca y hacer la petición de renuncia de Peña Nieto y Aurelio Nuño.
El PRI ha sido un autor intelectual de esta masacre, sus pseudo líderes no solo han llegado al gobierno a través del fraude electoral sino que tienen toda la responsabilidad en las acciones paramilitares contra el pueblo. Años atrás los partidos PRI, PAN y PRD firmaron un pacto contra México, al que ellos llamaron el Pacto por México y que definitivamente hemos visto aplicar este fin de semana en Oaxaca.
Por último condenamos la detención de los maestros y líderes populares de México. Hoy nos hemos enterado de que han encarcelado al Maestro Eugenio Rodríguez con quien compartí personalmente en Oaxaca y Michoacán. Solicitamos al Gobierno Mexicano su inmediata liberación. Al mismo tiempo la solidaridad plena con los camaradas del Consejo de Defensa de los Derechos del Pueblo CODEP y del Movimiento Nacional del Poder Popular.