La Cultura: nueva arma vietnamita

En Vietnam acaba de ocurrir un hecho importante no para los vietnamitas sino también para cualquier país que tenga en el socialismo un modelo a seguir en la planificación del desarrollo socioeconómico de sus habitantes. Instancias del más alto poder gubernamental como el XII Congreso del Partido Comunista y la XIII Legislatura del XI Periodo de Sesiones de la Asamblea Nacional, han decidido reorientar los valores de la Cultura en base a las concepciones que predicara, a mediados de la cuarta década del Siglo XX, el presidente Ho Chi Minh.

En 1945 el ideólogo y padre del Socialismo de esta nación asiática, hizo una reflexión ante sus camaradas sobre la importancia que tiene la Cultura en el progreso y desarrollo socioeconómico de los pueblos. El periódico "Salvación Nacional" en su edición del 8 de octubre del precitado año, reseña que el líder vietnamita manifestó que, una vez zafados del coloniaje francés, en el nuevo Vietnam que estaban diseñando había que darle a la Cultura un valor supremo equiparado a la Economía.

El presidente Ho Chi Minh se caracterizó por ser un lector incansable. Sus años de exilio y una lucha tenaz contra el tiempo en el afán de obtener apoyo para liberar a Vietnam de los yugos coloniales, lo condujeron a lecturas de un sinnúmero de bibliografías sobre pensamientos políticos de marcada profundidad y dimensiones universales. En esa vida azarosa propia del revolucionario iba acopiando ideas que en su mente acompasaba diseñando un sistema de país que anhelaba para el suyo. Hoy su pensamiento político abarca fecundas proporciones en el campo de la filosofía y sus ideas referentes a la Cultura se ofrecen como acimut a la actual dirigencia política de su pueblo.

En París un nieto de Karl Marx, Jean Longuet, le dio apoyo material y cariño humano en unión de su familia. El Tío Ho, como lo llamaban cariñosamente los hijos de Jean, leyó Obras de K. Marx, padre del Socialismo Científico, en su lengua original (leía en varios idiomas e incluso leyó a Cervantes). De alguna manera el vietnamita robusteció su tesis sobre la influencia de la Cultura en el desarrollo de la sociedad al beber las nutrientes sabias de los planteamientos filosóficos del autor de "El Capital" para quien: "El modo de la vida real condiciona el proceso de la vida social y espiritual de la gente (…)". Marx consideraba que el objetivo último de la producción mental está dado por la creación de valor en la personalidad humana, lo cual conlleva a que las personas se conviertan en mejores.

Ho Chi Minh imaginaba ---y así lo expresó a los cuadros dirigentes del movimiento libertario vietnamita, amén de los cuantiosos textos que escribiera sobre este tema---, que en la reconstrucción de Vietnam, derrotados completamente los franceses colonialistas, había que darle su justo valor a cuatro sectores cuyas incidencias resultan fundamentales en el desarrollo de las fortalezas de las sociedades, a saber: la política, la economía, la sociedad y la Cultura. "Entre iguales" (utilizó textualmente esta expresión).

En esos años cuarenta, Vietnam venía de un dominio colonial por parte de Japón en el lapso de la II Guerra Mundial. Por connivencias de las potencias que participaban en esa guerra, Francia ejercía predominio colonial en la llamada "Federación de Protectorados en el Sureste Asiático", y dominio absoluto del Norte vietnamita. En este contexto se ubica la gran hambruna que causó la muerte de más de dos millones de vietnamitas. Los animales habían sido consumidos y algunos por instintos desaparecieron; no quedaban tubérculos en el subsuelo ni plantas comestibles en la superficie, la situación era tal que se le calificaba como la zona más atrasada de Indochina. La colonia francesa prolongó su dominio aberrante por más de ochenta años. La historia revela etapas de vilipendios y crueldades lejanas de la mentalidad del país luz, cuna de pensadores que han hecho aportes sustanciales a la cultura universal como la Declaración de los Derechos Universales del Hombre (1948).

La propuesta del XII Congreso del Partido, en enero pasado, que retrotrae las ideas de Ho Chi Minh acerca de la dimensión de la Cultura como importante columna en la construcción de la economía vietnamita (que hoy se destaca impresionante por sus logros), acogida y aprobada por unanimidad en el seno de la XIII Legislatura del XI Periodo de Sesiones de la Asamblea Nacional, en los primeros días de abril, ofrece un panorama esplendoroso e inyecta nuevos bríos a la ingeniería de la Economía Socialista de Vietnam acorde con las exigencias de los nuevos tiempos.

Redimensionar el pensamiento político contemporáneo en atención a la óptica "hochiminiana" implica que las preocupaciones en la formación socioeconómica del ciudadano deben centrarse en la creación de valores humanos en los cuales primen conceptos morales y éticos fundamentales. Y ello a su vez conduce al ejercicio de una instrucción basada en la defensa de los derechos propios pero también en el respeto de los derechos de los demás. Una persona que tenga en su formación profesional y renovación constante de sus conocimientos, valores morales contrarios a la mezquindad, al individualismo, a la avaricia; con sensibilidades humanas y racionales capaces de asumir la colectivización como un bien compartido.

Además de la preeminencia que ha de adquirir ahora la Cultura en Vietnam (referida no al arte exclusivamente, como lo suele hacer en general la prensa capitalista), exige que esta sea asumida como un sector importante que, articulada a las Ciencias Sociales conlleva a la formación de un ser humano capaz de perfeccionarse y poseer sólidos criterios humanistas. Esta decimotercera Legislatura del undécimo periodo de sesiones de la Asamblea Nacional, se convirtió en un ente noticioso –además- por designar como Presidenta a una mujer, hecho sin precedentes en materia de igualdad de géneros en setenta años de vida parlamentaria de este país. Tal responsabilidad recayó en la dirigente Nguyen Thi Kim Ngan, experta en asuntos económicos, con amplia experiencia en actividades de base y dirección partidista en su pueblo, Ben Tre, provincia del Sur de Vietnam.

En este proceso de empoderamiento en cargos de decisiones políticas importantes cabe destacar la presencia de tres mujeres en el Comité Central y Buró Político del Partido: Tong Thi Phong, Nguyen Thi Kim Ngan y Truong Thi Mai. En distintos periodos precedentes han sido designadas Vicepresidentas de la República, Ministras y directoras de Despachos gubernamentales. Cada vez aumenta el número de rostros femeninos en el Comité Central y Buró Político del Partido, así como en cargos de dirección regional y nacional.

Otras de las decisiones importantes están referidas a la construcción de un Estado de Derecho Socialista y a la construcción del Partido, así como intensificar la lucha contra la corrupción y los despilfarros. La condición de país monopartidista le permite a Vietnam un control más directo del cumplimiento de las directrices y decisiones, que cada cinco años se renuevan. Cada cinco años, también, son sustituidos de sus cargos los ministros, viceministros, directores de despachos; las vicepresidencias y la Presidencia de la República, cuyos dignatarios por el desempeño de un trabajo excepcional podrían ser ratificados en el cargo, pero una vez. Así la perennidad no tiene lugar, existe una dinámica y activa forma para ceder el paso a nuevos rostros y nuevas ideas, mientras que los vicios de la burocracia tienen poco tiempo para germinar.

Vietnam es actualmente el país decimotercero con mayor población del mundo, abarca un territorio de 327 mil 500 kilómetros. Su desarrollo económico, político y cultural se percibe sobresaliente en el contexto geográfico del Suresteasiático y universal si se toma en cuenta su proceso histórico: mil años como colonia de China; durante la Segunda Guerra Mundial permaneció bajo el poder colonial de Japón; dos veces colonia de Francia, lapsos que abarcan más de 80 años de inmoral subyugación y ultrajes. Finalmente sostuvo una guerra por la defensa de su territorio contra Estados Unidos, entre los años 1954-1975.

En esa guerra la potencia imperial invirtió 300 mil millones de dólares, en el uso de los recursos armamentísticos de mayor sofisticación conocido por el hombre, donde puso en práctica el uso del napalm, una sustancia que al arder en el cuerpo humano no se apaga hasta que lo consume totalmente, si se le cubre con arena se convierte en vidrio; también ensayó la dioxina, un defoliante (conocido como agente naranja) elaborado por la empresa Monsanto para uso contra la población vietnamita; cinco generaciones no han podido superar sus efectos criminales; aún siguen naciendo niños con malformaciones, cuyos padres recibieron, directa o indirectamente, los impactos de la letal sustancia; la cifra supera las 500 mil víctimas.

Vietnam quedó prácticamente devastado. Perdió un millón de combatientes y mayor es el número de muertos, lisiados y heridos de la población civil; mientras que los extranjeros acusan 54 mil bajas entre muertos y heridos, profesionales de la guerra amparados por seguros de vida e incapacidad.

Hoy, emerge cual fénix, entre los países más desarrollados del Suresteasiático con grandes perspectivas de progreso y desarrollo.

El autor es: Periodista venezolano en el Servicio Exterior

 



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Nelson Rodríguez A.

Periodista y diplomático. Autor de ensayos, cuentos y poesía.

 nelsonrodrigueza@gmail.com

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