Parte I de la serie «Grecia y la deuda: dos siglos de ingerencias de los acreedores»

Grecia nació con una deuda odiosa bajo el brazo

Desde 2010, Grecia se convirtió en el centro de atención de una buena parte del mundo. Esta crisis de la deuda, generada en primer lugar por los bancos privados, no es sin embargo la primera en la historia de la Grecia independiente. Desde 1826, cuatro grandes crisis de deuda marcaron fuertemente la vida de los griegos y las griegas. Todas las veces, las potencias europeas se coaligaron para obligar a Grecia a contraer nuevas deudas para reembolsar las antiguas. Esa coalición de potencias dictó a Grecia unas políticas que correspondían a sus intereses y a los de algunos grandes bancos privados de los que eran cómplices. Todas las veces, esas políticas tenían como objetivo liberar los recursos fiscales necesarios para el pago de la deuda e implicaban una reducción de los gastos sociales y de las inversiones públicas. Bajo formas que han ido variando, a Grecia y al pueblo griego se les negó el ejercicio de su soberanía. Y eso mantuvo a Grecia en un estatus de país subordinado y periférico, siendo las clases dominantes cómplices de esa situación.

Esta serie de artículos analiza las cuatro grandes crisis de la deuda griega, situándolas en el marco económico y político internacional que, sistemáticamente, estuvo ausente de la narración dominante y muy raramente presente en los análisis críticos.

Para financiar la guerra de independencia iniciada en 1821 contra el Imperio Otomano y con el fin de fundar un nuevo Estado, el gobierno provisional de la República Helénica pidió dos préstamos a Londres, uno en 1824 y otro en 1825. Los banqueros de la City, por lejos la principal plaza financiera del planeta en esa época, se apresuraron a organizar los préstamos de manera de obtener un gran beneficio.

Es necesario tener en cuenta el marco internacional: el sistema capitalista estaba en plena fase especulativa que constituye generalmente, en la historia del capitalismo, la fase final de un periodo de fuerte crecimiento económico y precede a un cambio que desemboca, a través de las burbujas especulativas, en un periodo de depresión y/o de crecimiento lento. |1| Los banqueros de Londres, seguidos de los banqueros de París, de Bruselas y de otras plazas financieras europeas, buscaban frenéticamente cómo colocar la enorme liquidez que estaba a su disposición. Entre 1822 y 1825, los banqueros de Londres habían « cosechado » 20 millones de libras esterlinas para la cuenta de los nuevos líderes latinoamericanos (Simón Bolívar, José de San Martín, Antonio Sucre…) que estaban ultimando las luchas por la independencia contra la corona española. |2| Los dos préstamos griegos de 1824 y 1825 alcanzaban la suma de 2,8 millones de libras esterlinas, o sea, el 120 % del PIB griego de ese tiempo.

Tanto en el caso griego como en el caso de las nuevas autoridades revolucionarias e independentistas en América Latina, los nuevos Estados comenzaban a despuntar y no eran internacionalmente reconocidos. En lo que respecta a América Latina, España se oponía a que los Estados europeos financiaran a esos nuevos Estados. Además, en esa época, era razonable considerar que los combates por la independencia no habían terminado en forma definitiva. Finalmente, los préstamos se concedían a las repúblicas mientras que, hasta ese momento, solamente las monarquías estaban admitidas en el club de los deudores soberanos. Y eso nos da una idea del entusiasmo de los banqueros por asumir riesgos financieros. Prestar a un gobierno provisorio de un Estado griego, que comenzaba a vivir en condiciones de guerra, el equivalente al 120 % de todo lo que el país producía en un año, testimoniaba claramente la voluntad de encontrar, sin que importara lo arriesgado de la operación, un negocio con el que se pudieran obtener jugosos beneficios. Al lado de los banqueros, los grandes industriales y comerciantes respaldaban ese entusiasmo, ya que los prestatarios utilizarían esos préstamos, principalmente, para comprar en el Reino Unido armamento, ropa para el nuevo ejército, equipamientos de todo tipo, etc.


¿Cómo se procedía con esos préstamos?

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Facsímil de un bono de 100 L correspondiente al empréstito 5 del gobierno griego de 1825. Firmado como contratante por J.S. Ricardo y ornado en su borde superior por la efigie de Atenea.


Los banqueros de Londres emitían por cuenta de los Estados prestatarios títulos soberanos y los vendían en la Bolsa de la City. Es importante saber que la mayor parte del tiempo, los títulos fueron vendidos a menos de su valor nominal (véase en la ilustración un título de 1825 por un valor de 100 libras). Cada título emitido por cuenta de Grecia con un valor nominal de 100 libras era vendido a 60 libras. |3| Sin embargo, Grecia obtenía aún menos de 60 libras debido a la deducción de una elevada comisión, descontada por el banco emisor, contra un reconocimiento de deuda de 100 libras. Eso permite explicar por qué de un préstamo de 2,8 millones de libras, Grecia solamente obtuvo 1,3 millones de libras. Dos elementos importantes se deben también tener en cuenta: el cálculo de lo que Grecia debía pagar cada año con un tipo de interés sobre los títulos griegos del 5 % se hacía con respecto al valor nominal, por consiguiente, Grecia debía pagar 5 libras al año a cada tenedor de un título de un valor nominal de 100 libras, lo que constituía un excelente negocio para el acreedor, ya que tendría un rendimiento real del 8,33 % (y no del 5 %). Por el contrario, para el Estado prestatario tenía un coste enorme. En el caso griego, las autoridades recibieron 1,3 millones de libras, pero debían pagar los intereses de los 2,8 millones concedidos…. Era insostenible.

En 1826, el gobierno provisional suspendió el pago de la deuda. Generalmente, los estudios dedicados a ese periodo se contentan con explicar la suspensión de pagos por el coste elevado de las operaciones militares y por la continuación del conflicto.

Pero las causas de la cesación de pagos no se pueden atribuir solamente a Grecia, los factores internacionales, independientes de la voluntad de las autoridades griegas, tuvieron un papel muy importante. Efectivamente, en diciembre de 1825 comenzó la primera gran crisis mundial del capitalismo debido al estallido de la burbuja especulativa creada durante los años precedentes en la Bolsa de Londres. Esa crisis provocó una caída de la actividad económica, derivó en numerosas quiebras bancarias y produjo una aversión al riesgo. A partir de diciembre de 1825, los banqueros británicos, seguidos por los otros banqueros europeos, detuvieron los préstamos hacia el exterior, como también hacia al mercado interno. Los nuevos Estados, que contaban con financiar el reembolso de sus deudas mediante nuevos créditos ante Londres o París, no encontraban banqueros dispuestos a prestarles el dinero necesario. La crisis de 1825-1826 afectó a todas las plazas financieras de Europa: Londres, París, Frankfurt, Berlín, Viena, Bruselas, Ámsterdam, Milán, Bolonia, Roma, Dublín, San Petersburgo… La economía entró en depresión, centenares de bancos, comercios y manufacturas quebraron. El comercio internacional se hundió. Según la mayoría de los economistas, la crisis de 1825-1826 constituye la primera crisis cíclica del capitalismo. |4|

Cuando estalló la crisis en Londres en diciembre de 1825, Grecia y los nuevos Estados latinoamericanos todavía estaban pagando sus deudas. Un año después, en 1826, varios países tuvieron que suspender el pago de la deuda (Grecia, Perú, y la Gran Colombia, que incluía Colombia, Venezuela y Ecuador) ya que los banqueros se negaron a otorgar nuevos préstamos. Además, el deterioro de la situación económica general y del comercio internacional hacía disminuir los ingresos de los Estados. En 1828, todos los países latinoamericanos independientes, desde México hasta Argentina, estaban en suspensión de pagos.

En 1829, el gobierno provisional heleno propuso a los acreedores de Londres retomar los pagos si la deuda se reducía. Los acreedores rechazaron esa propuesta y exigieron el 100 % del valor nominal. Y no se llegó a ningún acuerdo.

A partir de 1830, tres grandes potencias europeas, el Reino Unido, Francia y Rusia, |5| constituyeron la primera Troika de la historia moderna griega y decidieron instalar en Grecia una monarquía que tendría como cabeza a un príncipe alemán. Se abrió entonces una negociación para saber quién sería el príncipe elegido por esas potencias: ¿Leopoldo de Saxe-Coburgo-Gotha, Otto, príncipe de Baviera, o algún otro?

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El rey Otón con el decreto de creación del Banco Nacional de Grecia (1941)

Finalmente se instaló a Leopoldo en el trono de Bélgica, que se convirtió en un Estado independiente en 1830, y Otto von Wittelsbach (príncipe de Baviera) fue elegido rey de Grecia. Al mismo tiempo, las tres potencias se ponían de acuerdo para apoyar a los banqueros británicos y a los diferentes bancos europeos que habían comprado, por su intermediación, títulos griegos. Se trataba de ejercer la máxima presión posible sobre el nuevo Estado griego para que asumiera integralmente el reembolso de los préstamos de 1824 y 1825.


¿Cómo actuaba la Troika (Reino Unido, Francia y Rusia)?

Dicha Troika se dirigió a los banqueros franceses con el fin de que emitieran por cuenta de la monarquía griega un préstamo de 60 millones de francos franceses (cerca de 2,4 millones de libras esterlinas). El Reino Unidos, Francia y Rusia se constituían en avales ante los bancos, asegurándoles que en caso de cesación de pagos por parte de Grecia, sus propios países asumirían el reembolso de la deuda. |6| La Troika agregaba que haría todo lo necesario para que el reembolso de los préstamos de 1824 y 1825 fuera también efectuado, (véase más adelante). El acuerdo entre las tres potencias se produjo en 1830 pero, vistas las dificultades de su ejecución, no se puso en práctica hasta 1833. El préstamo de 60 millones de francos franceses se efectivizó ese mismo año y fue transferido en tres tramos.

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Grecia reconfigurada en 1832

El destino del monto de la primera y la segunda parte del préstamo fue particularmente edificante. Sobre un total de 44,5 millones de dracmas (el préstamo fue emitido en francos franceses y fue abonado en dracmas, con una conversión de aproximadamente 1 franco oro = 1,2 dracmas), solamente 9 millones llegaron a las cajas del Estado, es decir el 20 % del préstamo). El banco Rothschild de Francia descontó más de un 10 % de comisión (5 millones), los compradores de títulos (entre los cuales el banco Rothschild), recibieron 7,6 millones como pago anticipado de los intereses para el periodo 1833-1835 (más de un 15 % del monto del préstamo), 12,5 millones (un poco menos del 10 % del préstamo) se pagaron al Imperio Otomano como desagravio por la independencia; Francia, Reino Unidos y Rusia descontaron 2 millones al considerarse que eran acreedores de Grecia; más del 15 % del préstamo, o sea, 7,4 millones, le fueron pagados al rey Otón para cubrir las remuneraciones y los gastos de desplazamiento de su corte, de los dignatarios bávaros que aseguraban la regencia |7| y de los 3.500 mercenarios reclutados en Baviera, sin olvidar 1 millón destinados a la compra de armas.


El primer préstamo odioso de 1833 que la troika imputó a Grecia

El primer préstamo odioso de 1833 que la Troika (Francia, Reino Unido, Rusia llamadas Grandes Potencias) imputó a Grèce.

Reparto de los montos
Lo que sigue es un resumen de la utilización de los fondos del préstamo de 1833 garantizado por las grandes potencias (partes A y B, por un total de 44,5 millones de dracmas).
Honorarios pagados a la banca Rothschild: 5 millones
Intereses percibidos sobre el préstamo de 1833 à 1835 (pago anticipado): 7,6 millones
Compensación al Imperio Otomano: 12,5 millones
Reembolso de la deuda a las grandes potencias —Francia, Reino Unido, Rusia— (Pago anticipado): 2 millones
Gastos de desplazamiento del rey Otón, su personal y su escolta: 2,1 millones
Salarios y otros gastos para los miembros de la regencia de Otón: 2 millones
Reclutamiento y costes de desplazamiento de los mercenarios bávaros: 3,3 millones
Compra de equipamiento militar: 1 millón
Subtotal: 35,5 millones
Resto transferido al Tesoro público griego: 9 millones
Es decir, el 20 % de los 44,5 millones imputados a Grecia
Fuente: de Reinhart y Trebesch, 2015. The pitfalls of external dependence: Greece, 1829-2015, página 22; Kofas, Jon, 1981. Financial Relations of Greece and the Great Powers 1832-1862. Boulder: East European Monographs, página 25.
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Protocolo de Londres de 1832

Las tres potencias firmaron el 7 de mayo de 1832 con el rey de Baviera, el padre de Otto, futuro rey de Grecia, un acuerdo que obligaba al nuevo Estado «independiente» a dar prioridad absoluta al reembolso de la deuda (véase el artículo XII de la ilustración de anterior). Como lo prueba sin ninguna ambigüedad la reproducción de una parte de la convención del 7 de mayo de 1832, ese documento fue firmado por el representante de la casa real británica, lord Palmerston, el representante de la monarquía francesa, Talleyrand, el representante del Zar de todas las Rusias y el representante del rey de Baviera que actúa en nombre de Grecia ¡mientras que Otto y su séquito todavía no habían salido de Munich! Otto no llegó a Grecia hasta enero de 1833. Con ese documento se dispone de una prueba evidente del carácter odioso e ilegal de la deuda que se reclamó al pueblo griego a partir de 1833.

La troika ejercía un control muy estricto sobre el presupuesto del Estado y sobre la recaudación de los ingresos. Pedía regularmente que las tasas y los impuestos se aumentaran y que los gastos se restringieran. Hay que señalar que la 5ª Asamblea Nacional, que se reunió en diciembre de 1831, había adoptado una «Constitución para Grecia» cuyo artículo 246 indicaba que el soberano no tenía el derecho de decidir por sí mismo lo referente a las tasas, a los impuestos, a los gastos públicos o a la recaudación de ingresos, sin respetar las leyes o las resoluciones votadas por el órgano legislativo. |8| La monarquía y la Troika pisotearon esa Constitución que jamás reconocieron.

En 1838 y en 1843, la monarquía suspendió el pago de la deuda ya que no tenía suficiente liquidez para asumir el pago de unos intereses extremadamente elevados. |9| Durante la cesación de pagos de 1843, cuando los intereses que se debían pagar representaban el 43 % de los ingresos del Estado, la Troika intervino presionando al máximo la monarquía para que aplicara un programa de austeridad radical elaborado bajo el dictado de los embajadores de las tres potencias (véase el encuadre más adelante).

Los sacrificios impuestos a la población griega para reembolsar la deuda fueron de tal magnitud que se produjo una rebelión. La revuelta fue particularmente fuerte en 1843. La población de Atenas se sintió ultrajada por la inauguración con grandes pompas del imponente Palacio Real (la actual sede del Parlamento griego) y se levantó en septiembre de 1843 contra un nuevo aumento de las tasas y para obtener un régimen constitucional. Se debe señalar que el Reino Unido llegó a amenazar al rey Otón con recurrir a una intervención militar si no aceptaba el aumento de tasas para poder cumplir con sus obligaciones con respecto a la Troika. El Reino Unido y Francia ocuparon militarmente el puerto del Pireo durante dos años a partir de mayo de 1854, método muy eficaz para meter mano en los ingresos de la aduana instalada en el puerto.

El memorando impuesto en 1843 por la Troika


Según Takis Katsimardos «El antiguo memorando griego de 1843»

En junio de 1843, Grecia se declaró en cesación de pagos ya que era incapaz de pagar la cuota anual de intereses para reembolsar el crédito de 1833. Frente a las amenazas de los acreedores, el gobierno se comprometió a aplicar un programa de austeridad brutal con el fin de continuar con el pago de la deuda.

Grecia entró en una fase de «austeridad» dura. Fuentes de la época describen escenas de miseria de masa en las ciudades y en el campo. En la capital, los ciudadanos, sin recursos, dejaron de pagar sus impuestos hasta el punto que ya no hubo candidatos en las subastas para la atribución de puestos de recaudador de impuestos.

Evidentemente, era imposible recaudar el dinero para pagar los intereses de la deuda en un país en el que la mayoría de la población estaba extremadamente empobrecida. Sin embargo, los acreedores continuaban exigiendo el pago de la deuda.

En esa situación, se organizó en Londres una conferencia por la deuda griega y los representantes de la Troika elaboraron una declaración que condenaba a Grecia (junio de 1843). Según esta declaración, Grecia no habría respetado sus obligaciones. Los tres embajadores concedieron al gobierno 15 días para que hiciera recortes aún más importantes en los gastos públicos por un monto de cerca de 4 millones de dracmas. Los recortes previstos inicialmente por el gobierno eran solo de 1 millón de dracmas.

Después de un mes de discusiones, un protocolo —el memorando fue redactado por los embajadores y el gobierno griego—. El acuerdo fue ratificado el 2 de septiembre y provocó un alud de protestas. Al día siguiente, estallaba la Revolución del 3 de septiembre. Esta revolución llevaría a una nueva constitución, aunque todavía estuviera muy alejada de la democracia. |10|

Las principales medidas adoptadas por el gobierno griego en 1843 en virtud de la aplicación del «memorando» de la época comprendían |11|:

- 1 Despido de un tercio de los funcionarios y disminución de los salarios de un 15 a un 20 % para todos los funcionarios que quedaran.

- 2 Suspensión del pago de pensiones.

- 3 Una reducción considerable del gasto militar.

- 4 El pago de un avance del impuesto «la dima» que correspondía a la décima parte del valor de cualquier producción, se impuso a todos los productores.

- 5 Aumento de los derechos de aduana y de los derechos de timbre.

- 6 Todos los funcionarios de la imprenta nacional, los guardas forestales, así como la mayoría de los profesores de universidad (¡salvo 26!) fueron despedidos.

- 7 Todos los servicios de salud del Estado fueron suprimidos.

- 8 Todos los ingenieros civiles del estado fueron despedidos y todos los trabajos públicos suspendidos.

- 9 Todas las misiones diplomáticas al extranjero fueron suprimidas.

- 10 Todas las construcciones ilegales así como las apropiaciones ilegales de «tierras nacionales» fueron legalizadas contra el pago de multas.

- 11 Todos los asuntos fiscales en suspenso (cerca de 5 millones de dracmas) fueros regularizados contra el pago de módicas sumas globales.

Además, en virtud del «memorando», los embajadores de la Troika de entonces estaban presentes en las reuniones del consejo ministerial cuando se ratificaban las medidas, y recibían todos los meses un informe detallado que concernía a su aplicación y a las sumas recaudadas. ¿Esto les suena a algo?

Finalmente Otón fue derrocado en 1862 debido a una serie de sublevaciones populares en todo el reino y tuvo que huir del país. En consecuencia, se aprobó una nueva Constitución que presentaba un pequeño progreso hacia la limitación del poder de la monarquía. La Troika comenzó a buscar un reemplazante. Londres propuso al segundo hijo de la reina Victoria pero encontró la hostilidad de Rusia y de Francia, que querían evitar un refuerzo de la influencia británica. Finalmente, las tres potencias se pusieron de acuerdo eligiendo a un príncipe danés llamado Guillermo de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg.

Desde 1843, la Troika asumía, como compromiso hacia los banqueros, el reembolso de la deuda en lugar de Grecia, cuando ésta no llegara a liberar suficientes ingresos para reembolsar todos los intereses y el capital. El reembolso por la Troika terminó en1871 |12| y los acreedores podían estar satisfechos: habían percibido los intereses y obtenido la restitución del capital que habían prestado. El préstamo de 60 millones de francos se había extinguido.

Pero la deuda de Grecia con respecto a la Troika subsistía, porque el Reino Unido, Francia y Rusia habían asegurado una parte de los pagos. Desde entonces, Grecia debió continuar destinando una parte de sus ingresos al reembolso de las tres potencias de la Troika. Grecia terminó con el pago de su deuda de 1833 a Francia y Reino Unido en los años 1930, o sea, un siglo más tarde. En cuanto a Rusia, no recibió más pagos debido a la revolución de 1917.


Finamente, ¿qué paso con el reembolso de los préstamos de 1824 y 1825?

Recordemos que el reembolso de la deuda fue suspendido a partir de 1826, y que los acreedores rechazaron en 1829 llegar a un acuerdo con el gobierno provisional que, posteriormente, fue desalojado por la Troika y reemplazado por una monarquía. El préstamo de 60 millones de francos (que representaba el 124 % del PIB de Grecia en 1833) no reemplazó a los préstamos de 1824 y 1825 (que representaban el 120 % del PIB de 1833). Una vez pagados los 60 millones de francos, la Troika insistía en que las exigencias de los acreedores de 1824-1825 debían ser también satisfechas. Por esta causa, Grecia llegó, en 1878, a un acuerdo con los banqueros que poseían los títulos de 1824-1825, bajo la presión de las grandes potencias. Los antiguos títulos fueron intercambiados por nuevos por un valor de 1,2 millones de libras esterlinas. Fue un excelente negocio para los tenedores de títulos y una nueva injusticia para el pueblo griego. Recordemos que el monto transferido efectivamente a Grecia en 1824-1825 se había limitado a 1,3 millones de libras. Al hacer ese intercambio, los acreedores podían estar satisfechos, tanto más cuando que una parte de ellos habían comprado los viejos títulos por migajas. Los banqueros especularon constantemente con los títulos griegos, vendiéndolos cuando comenzaban a bajar y comprándolos de nuevo cunado subía su cotización.

Es sorprendente comprobar que la mayoría de estudios y artículos que analizan superficialmente los problemas de la deuda griega afirman que los gastos públicos eran muy elevados y que los griegos no pagaban o pagaban pocas tasas e impuestos. Sin embargo, un análisis riguroso de la evolución del presupuesto del Estado indica que entre 1837 y 1877, el presupuesto tuvo un superávit primario salvo en dos ocasiones. Es decir, las entradas eran superiores a los gastos antes del reembolso de la deuda. Por lo tanto, en un periodo de 41 años (1837-1877), los ingresos (provenientes esencialmente de tasas e impuestos) fueron superiores a los gastos durante 39 años, si no se tiene en cuenta el pago de la deuda. El déficit presupuestario crónico fue debido al reembolso de la deuda, que constituía una carga insoportable |13|. Por supuesto, de ninguna manera se quiere decir que la monarquía gestionó bien el presupuesto del Estado en pro del interés de la población. El hecho de liberar un superávit primario es típicamente una exigencia de los acreedores, en cualquier época. El superávit primario garantiza a los acreedores que existe realmente un excedente que podrá utilizarse para el reembolso de la deuda. El peso del pago de la deuda y la tutela ejercida por las grandes potencias europeas constituyen unos factores determinantes en la incapacidad de Grecia para conseguir un despegue económico.


Conclusión de esta parte

Se debería haber considerado nulos los préstamos de 1824-1825, puesto que los términos del contrato eran leoninos y el comportamiento de los banqueros claramente deshonesto.

Vemos que el préstamo de 1833 responde, en forma muy clara, a la doctrina de la deuda odiosa |14|. La deuda fue contraída por un régimen despótico contra el interés del pueblo. Ese régimen despótico era un instrumento al servicio de las grandes potencias, que ensayaban conciliar sus intereses geoestratégicos, sobre la espalda del pueblo griego, vigilando que las exigencias de los banqueros internacionales fueran satisfechas.

El rechazo de los acreedores y de las grandes potencias a anular la deuda, total o parcialmente, produjo efectos de larga duración, manteniendo a Grecia en la sumisión e impidiéndole llegar a un verdadero desarrollo económico.

Grecia nació con una deuda odiosa que esclavizó a su pueblo.

Algunas claves para comprender el marco histórico del nacimiento de un Estado griego independiente en el siglo XIX. Economía y sociedad


Cosntantin Tsoucalas, exiliado en París durante la dictadura de los coroneles, escribía en 1969: « Desde hace cerca de un siglo y medio, el extranjero, mediante su intervención o su ayuda, casi siempre fue más o menos responsable del desencadenamiento o del desarrollo de las crisis que sufrió Grecia. Las fuerzas sociales y políticas del país no estuvieron nunca fueron capaces de desarrollarse o de funcionar de manera autónoma, el pueblo griego nunca pudo ser dueño de su destino, en particular cuando tenía mucho que ganar o perder. Efectivamente, cualesquiera que hayan sido las posiciones estratégicas o diplomáticas, Grecia ha sido, inevitablemente, objeto de la atención internacional debido a su situación geográfica. Tanto como peón de la diplomacia occidental en la época en que el Imperio Otomano se deshacía, como base naval indispensable para el control de los Dardanelos, como bastión del «mundo libre» en su lucha contra la extensión del comunismo o como base segura (y no hay muchas) que permiten el control estratégico de Oriente Medio en inestabilidad perpetua, Grecia siempre pagó por el interés internacional que suscitaba» |15|.


Ciertamente, la opinión de Constantin Tsoucalas debería ser matizada ya que el pueblo griego consiguió vencer al ocupante nazi al precio de una lucha heroica. Pero los acontecimientos trágicos de 2015 desde un punto de vista político confirman los propósitos escritos hace casi medio siglo. Las potencias de Europa occidental intervinieron de nuevo en Grecia por razones internacionales: impedir el éxito de una experiencia de ruptura con la austeridad con el fin de evitar su contagio a otros países de Europa, comenzando por España y Portugal; impedir el cuestionamiento de la continuación de la integración europea dominada por el gran capital y por las potencias europeas dominantes. Las instituciones europeas y el FMI hicieron abortar una experiencia que hubiera podido modificar el curso de la historia.

Sigamos con la descripción que hacía Cosntantin Tsoucalas ya que nos da unas claves para comprender las condiciones en las que nació el primer Estado griego independiente hace dos siglos: «El carácter histórico y cultural de la nación griega no es fácil de definir: es balcánica pero no eslava, de Oriente Próximo pero no musulmana, europea pero no occidental. Se podría quizás demostrar la existencia, desde la época clásica hasta el Imperio Bizantino y la Grecia moderna, de una cierta continuidad racial y cultural. Pero no es del todo cierto. Lo que es seguro es que la estructura social y económica de la Grecia moderna tiene sus orígenes en la larga dominación otomana…

»Con su concepción rígida de las divisiones sociales, la ideología estratocrática |16| otomana menospreciaba las actividades mercantiles; ese menosprecio permitió a los griegos, y en un grado menor a otros grupos minoritarios como los judíos y los armenios, a monopolizar prácticamente el mundo de los negocios. La comunidad griega de Constantinopla, compuesta por restos de la aristocracia bizantina y de grupos nacientes de banqueros y negociantes conocidos con el nombre de Fanariotas, comenzó muy pronto a controlar la mayor parte de las transacciones económicas. No obstante, el papel de los Fanariotas no se limitaba al ámbito financiero. Fueron a menudo llamados a tener un papel político y administrativo considerable en el sistema otomano. […]

“Los griegos dominaron también las actividades comerciales y marítimas que se desarrollaron rápidamente durante la segunda mita del siglo XVIII, y aportaron un nuevo espíritu a la vida letárgica de los Balcanes. Esa burguesía griega naciente que, sobre todo después de 1789, introdujo en los Balcanes las ideas nuevas y revolucionarias que fermentaban en Europa, se benefició progresivamente de un prestigio incomparable tanto ante los griegos como ante los eslavos. La idea de un movimiento de independencia que desembocara en una federación panbalcánica ganaba terreno, sobre todo a instigación de Rusia, mientras que el declive generalizado del Imperio Otomano suscitaba, en todas las capas sociales de la península balcánica, una fortísima ilusión de que la independencia estaba cerca.”

“El punto culminante de ese proceso fue la revolución griega de 1821. Aunque los griegos lograron un éxito considerable durante sus primeros años de lucha, el ejército turco-egipcio, después de reorganizarse, consiguió ganar una serie de batallas sucesivas que, en el tablero político, anularon la ventaja que tenían los griegos. En 1827, la revolución —que no había tocado ni las islas del mar Egeo, ni el Peloponeso y tampoco la parte sur de la península (Sterea Hellas)— estaba en agonía”.

“Fue en ese momento cuando las potencias extranjeras intervinieron de forma decisiva. […] Por una vez, las presiones populares fueron en la misma dirección que los intereses diplomáticos, y las grandes potencias decidieron recuperar la situación. Rusia, Francia y el Reino Unido destruyeron la flota turco-egipcia en Navarino (1827), y dieron la independencia a Grecia.”

“Para considerar correctamente la importancia del papel que tuvieron las grandes potencias en ese contexto, conviene examinar rápidamente las políticas que perseguían. Rusia había basado la suya en su deseo de ver crearse, bajo su protección, un gran Estado greco-eslavo que le sirviera de plaza fuerte en el Mediterráneo después del derrumbe del Imperio Otomano. La población de los Balcanes era en su mayoría eslava, en un 90 % de religión ortodoxa: esos dos hechos constituían, en materia de propaganda, las mejores bazas rusas. La política británica, por el contrario, estaba esencialmente orientada a mantener el Imperio Otomano, con el fin de hacer contrapeso al expansionismo ruso. Sin embargo, en la medida en que el desarrollo de las fuerzas centrífugas del Imperio hacían inevitable su desintegración, Gran Bretaña era favorable a la creación de un Estado griego independiente, que, no obstante, dependería política y económicamente de los británicos, y que se opondría por lo tanto abiertamente a otros grupos étnicos de los Balcanes. El protocolo de Londres (1830), por el cual fue finalmente reconocida la independencia de Grecia, fue un triunfo de la política británica. La instauración de una monarquía absoluta tenía por objetivo reemplazar al primer gobernador griego, Ioannis Kapodistrias |17| , ex ministro del zar y naturalmente inclinado a compartir la visión de Rusia. Y, como sus fronteras delimitaban un espacio muy restringido y como resultado tenía una población relativamente homogénea, el nuevo Estado independiente dependía, de hecho, absolutamente de la ayuda económica y diplomática del exterior (es decir de Gran Bretaña), y eso produciría rivalidades entre griegos y eslavos. Es así como durante más de un siglo, la península de los Balcanes se convertiría en el lugar más agitado de Europa y el teatro de incesantes luchas entre potencias intervencionistas. La idea de una federación que uniera las poblaciones cristianas de las provincias europeas del Imperio Otomano, poblaciones que, guardando las proporciones, vivían desde hacía 4 siglos en buen entendimiento, fue abandonada. Gran Bretaña, Rusia, Francia y Austria, y más tarde Alemania, se disputaron el futuro de esas provincias y sus poblaciones lo pagaron y todavía lo están pagando.»


Estructuras sociales

«Después de la independencia, las estructuras sociales y económicas de Grecia no sufrieron ninguna modificación esencial. El sistema semi-feudal que existía bajo el régimen otomano desapareció, pero las tierras que poseían los señores feudales turcos, es decir casi la mitad de las tierras cultivables en todo el país, pasaron en gran parte a manos de los jefes y notables locales. Esos jefes de clanes habían tenido un papel importante durante el periodo de dominación otomana. Se les había confiado poderes administrativos considerables, particularmente en los pueblos que gozaban de cierto grado de autonomía. Después de haber tenido una actitud ambigua en los primeros meses de la guerra de independencia, esos notables se unieron al movimiento revolucionario y participaron activamente. Sin embargo, rápidamente entraron en conflicto con los elementos populares, lo que dio lugar, algunas veces, a violentas luchas. Cuando se proclamó la independencia, era todavía incierto cómo se resolvería la rivalidad entre los jefes de los clanes locales y las fuerzas populares. Ante las presiones ejercidas por sus jefes, Ioannis Kapodistrias dudaba en la distribución de tierras para los campesinos pobres. Cuando Kapodistrias fue asesinado por miembros de uno de los clanes más poderosos, y cuando el rey Otto Wittelsbach, segundo hijo del rey Luis 1 de Baviera, se instaló en el trono, la antigua estructura social fue preservada en su conjunto. Es cierto que los notables no suplantaron a los señores turcos. La producción agrícola se efectuaba, en forma creciente, sobre la base de la pequeña propiedad privada. Pero los notables locales que ocupaban a veces tierras inmensas tenían a la mayoría del campesinado bajo su dependencia económica, y en consecuencia, bajo su tutela política; se necesitaría más de un siglo para hacer las reformas necesarias y resolver el problema agrario de una manera radical.»


Grecia en 1832 era rural en un 95 %

«Así es Grecia en 1832: un pequeño país, completamente devastado por una guerra terrible que duró casi diez años, con un 95 % de población campesina, y cuya estructura es arcaica y, en determinados lugares, semi-feudal. El nuevo Estado ni siquiera es el centro del helenismo. Ninguna ciudad importante está dentro de sus fronteras. Sus centros culturales, religiosos y económicos están todos en el exterior. Sobre un total de tres millones de griegos, apenas 700.000 viven en el Estado griego. Cuando Atenas se convirtió en la segunda capital del país (después de Nauplia) era un pueblo miserable, con una población que no excedía los 5.000 habitantes, y que difícilmente se podía comparar con Constantinopla, símbolo del despertar nacional y religioso, sede del Patriarcado, centro de los Fanariotas y de la burguesía griega, rica en escuelas y editores griegos, que acogía una universidad prestigiosa «La Gran Escuela de la Nación», y que contaba con más de 200.000 griegos.»


La «Gran Idea», un nacionalismo incontrolado e intransigente que condujo al chovinismo

«La «Gran Idea», ya que de esa manera se la nombró, fue a lo largo de todo el siglo el gran eslogan ideológico y político. Esa orientación tuvo enormes repercusiones en la política interior y en la política internacional de Grecia. La solución a todos los problemas interiores fue generalmente escamoteada con la ayuda de una hábil demagogia que exhortaba a la unidad nacional con el fin de que se realizara el sueño. Ese sueño, al que se le hace mención regularmente, y con éxito para desviar la atención general del hecho de que los grandes grupos de poder son incapaces o poco deseosos de tomar las medidas que exige una situación anterior, que deja mucho que desear. Es cierto que la glorificación de los valores «helenos», que es el aspecto cultural de la «Gran Idea», hizo mucho por desarrollar la unidad y la conciencia nacional. Pero la potencia mistificadora de las nociones de «Grecia eterna» y de la «unidad cultural del pueblo griego» causó graves distorsiones ideológicas que todavía no están totalmente conjugadas. En efecto, la orientación mística hacia la antigüedad clásica no constituía solo un obstáculo mayor a una política realista y progresista, también consiguió imponer una lengua «pura» que, reintroduciendo elementos gramaticales del griego antiguo, se separaba completamente de la lengua hablada, y se convertía, en cierta medida, en incomprensible para el pueblo. La contradicción entre la lengua oficial y la lengua hablada dominó la segunda mitad del siglo para convertirse en el gran problema cultural. El oscurantismo en materia de educación —que persiste todavía actualmente— fue debido, en gran parte, al hecho de que las fuerzas políticas conservadoras lograron identificar la «pureza» de la lengua, símbolo de la eternidad de la nación, al mantenimiento de unos valores retrógrados y mistificadores en el ámbito de la educación y la cultura.

»En el ámbito internacional, la «Gran Idea» tuvo repercusiones aún más graves. El nacionalismo incontrolado e intransigente condujo al chovinismo: en consecuencia, el país entró en conflictos con sus vecinos balcánicos, cuyas motivaciones eran análogas, y, todavía en la actualidad, ese conflicto planea sobre los Balcanes. El antagonismo imperialista de las grandes potencias —que, particularmente, oponía a Gran Bretaña y Rusia— contribuía fuertemente a envenenar el problema. A lo largo de todo el siglo XIX se asistió a una serie de explosiones, que las grandes potencias desencadenaban o reprimían, no dudando para ello en recurrir directamente a la intervención militar. Cuando Rusia, en el momento en que se declaró la guerra de Crimen (1853), empujó a Grecia a sostener a los movimientos revolucionarios en Tesalia y Macedonia, la réplica franco-inglesa no se hizo esperar. Las tropas francesas e inglesas desembarcaron en El Pireo, y Grecia fue prácticamente ocupada durante tres años (1854-1857).»


El sistema político

«Durante esa época, la evolución de las estructuras socio-económicas del país era extremadamente lenta. La monarquía absoluta del rey Otón, con su numerosa corte bávara, tenía por carácter principal el desprecio total por las necesidades y aspiraciones verdaderas de los griegos. El pueblo, que vivía en la más absoluta miseria, y sus clases dirigentes, que habían surgido durante y después de la revolución (propietarios de tierras, notables y jefes militares), estaban profundamente descontentos. La administración bávara, separada totalmente de las fuerzas autóctonas, había instaurado un despotismo no disimulado. Este estado de la situación solo fue débilmente modificado por la revolución de 1843, que llevó a la promulgación de la primera Constitución griega (1844). Las restricciones aportadas al poder absoluto del monarca eran ficticias, también los tres grandes partidos, que representaban abiertamente los intereses de los «protectores» extranjeros (y que se les llamaba —y eso es revelador— el partido inglés, el partido francés y el partido ruso) maniobraban con el no disimulado objetivo de ganarse los favores del rey»


A partir de 1860, la ascensión de una burguesía

A partir de 1860, «se abrió paso cierto progreso con el nacimiento de una nueva generación política y los primeros signos del desarrollo capitalista. La actividad industrial todavía era muy limitada, pero el rápido crecimiento de la marina mercante y el espectacular desarrollo del comercio llevaron a la creación y ascensión de una burguesía. Los principales centros de la actividad económica y cultural estaban todavía fuera de las fronteras, el prestigio del Estado estaba en alza. Importantes capitales griegos se invirtieron en el país y se convirtieron en un polo de atracción para los griegos que vivían fuera de los límites del Estado. Esa tendencia atrajo rápidamente a la burguesía griega de Constantinopla y de otras grandes ciudades del Imperio Otomano, que vivía constantemente en el temor de sufrir la hostilidad del gobierno otomano.»


Los juegos de influencias entre el Reino Unido y Rusia en los Balcanes

«Cada vez que los pueblos de los Balcanes intentaron unirse contra el sultán, Gran Bretaña imponía su veto: este país temía, por encima de todo, una federación balcánica instaurada bajo influencia rusa. Por ello, en vísperas de la guerra ruso-turca en 1877, Gran Bretaña obligó a Grecia a rechazar las propuestas de Serbia, que pensaba en una ofensiva conjunta contra Turquía. Por el contrario, cuando la guerra terminó, el tratado de San Stefano reforzó considerablemente los Estados eslavos a costa de Grecia. Ante esto, los británicos quisieron a toda costa que se procediera a una revisión del tratado, y finalmente con el tratado de Berlín (1878) obtuvieron una fuerte disminución en las ganancias territoriales de los eslavos. Además, negociando luego con Turquía, insistieron que Tesalia y una parte de Epiro fueran cedidas a Grecia (1881). Y así fue como Gran Bretaña no solo consiguió preservar el equilibrio territorial contra Rusia, sino que también retardaba una eventual coalición balcánica, ya que los tratados profundizaron los agravios existentes entre las poblaciones balcánicas.»

Es sorprendente comprobar que en el análisis de Constantin Tsoucalas, a menudo perspicaz y siempre inteligente, la deuda reclamada a Grecia ocupa un lugar marginal, aunque en realidad constituye un factor decisivo de la subordinación de ese país a los intereses de las grandes potencias.

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Grecia 1832-1847
Leyendas:
La expansión territorial de Grecia (1832-1947)
Reino de Grecia, 1832
Islas Jónicas restituidas por el Reino Unido en 1863
Congreso de Berlín (1878) y Conferencia de Constantinopla (1881)
Tratado de Bucarest (1913), después de las guerras balcánicas.
Tracia occidental restituida por Bulgaria (1923)
Territorios concedidos por el Tratado de Sèvres (1920) y perdidos por el Tratado de Lausana (1923)
Dodecaneso restituido por Italia (1947)

traduccion: Griselda Pinero



Bibliografía para esta primera parte:
• BELOYANNIS Nikos, Foreign Capital In Greece, http://iskra.gr/index.php?option=co... :-1833-&catid=55:an-oikonomia&Itemid=283
• La Verdad sobre la deuda griega. Informe de la Comission para la verdad sobre la deuda pública griega, Icaria editorial, Barcelona, 2015.
• JUGLAR Clément, Des crises commerciales et de leur retour périodique en France, en Angleterre et aux Etats-Unis, Paris 1862 http://gallica.bnf.fr/ark :/12148/bpt6k1060720
• KATSIMARDOS Takis «L’ancien Mémorandum dans la Grèce de 1843», (Antiguo memorando en la Grecia de 1843) publicado el 18/09/2010, en el diario financiero Imerissia.
• Mandel, Ernest. 1972. Le Troisième âge du Capitalisme, La Passion, París, 1997, 500 p.
• Mandel, Ernest. 1978. Long waves of capitalist development, The Marxist interpretation, based on the Marshall Lectures given at the University of Cambridge, Cambridge University Press et Editions de la Maison des Sciences de l’Homme, París, 141 p.
• Marichal, Carlos. 1989. A century of debt crises en Latin America, Princeton, University Press, Princeton, 283p. En castellano: Historia de la deuda externa de América Latina, Alianza Editorial, Madrid, 1992.
• Karl Marx, La crisis del capitalismo, Sequitur, Madrid 2009. (Edición de las notas preparatorias para El Capital)
• Marx–Engels, La Crise, col. 10/18, Union générale d’éditions, 1978, 444 p
• Reinhardt Carmen y Rogoff Kenneth, Esta vez es distinto: Ocho siglos de necedad financiera, S.L. Fondo de Cultura Económica de Espanya, Madrid, 2011
• Reinhardt Carmen M., y M. BELEN Sbrancia. 2015 “The Liquidation of Government Debt.” Economic Policy 30, no. 82 : 291-333
• Reinhardt Carmen y TREBESCH Christoph. 2015. The pitfalls of external dependance : Greece, 1829-2015
• Sack, Alexander Nahum. 1927. Les Effets des Transformations des Etats sur leurs Dettes Publiques et Autres Obligations financières, Recueil Sirey, Paris.
• TSOUCALAS Constantin. 1970. La Grèce de l’indépendance aux colonels, Editions F. Maspéro, Paris, 1970. Original en inglés The Greek Tragedy, Penguin, Londres, 1969

Agradecimientos:
El autor agradece por sus lecturas y sugestiones a: Tassos Anastassiadis, Thanos Contargyris, Olivier Delorme, Romaric Godin, Jean-Marie Harribey, Daphne Kioussis, Yvette Krolikowski, Christian Louedec, Damien Millet, Giorgos Mitralias, Antonis Ntavanellos, Nikos Pantelakis, Claude Quémar, Yannis Thanassekos, Dimitra Tsami, Eleni Tsekeri, Alekos Zannas.
El autor es completamente responsable de los posibles errores contenidos en este trabajo.

 

Notas :

|1| Véanse los trabajos de Juglar, Marx, Kondratieff, Kindleberger, Mandel…

|2| Se libró una batalla decisiva por la independencia en Ayacucho, Perú, el 9 de diciembre de 1824, pero el conflicto todavía no había terminado. Hay que señalar que solamente una parte de los 20 millones de libras fueron efectivamente transferidas a América Latina.

|3| Es lo que efectivamente pasó con los dos préstamos de 1824 y 1825. Los títulos fueron vendidos desde el comienzo al 60 % de su valor nominal. Véase Carmen M. Reinhart y Christoph Trebesch: The pitfalls of external dependance : Greece, 1829-2015, p. 24. El hecho de vender los títulos por debajo de su valor nominal durante la emisión de partida con el fin de atraer los compradores sigue siendo una práctica corriente en la actualidad, incluso si el descuento aprobado es netamente inferior al que era en el siglo XIX

|4| Ernest Mandel propone la siguientes datación para las ondas largas desde fines del siglo XVIII hasta comienzos del siglo XX: 1793-1825 (periodo de fuerte crecimiento que acabó por la gran crisis que estalló en 1825), seguido de un periodo de crecimiento lento de 1826 a 1847 ( con una fuerte crisis en 1846-47), periodo de crecimiento fuerte de 1848 a 1873, con una crisis fuerte en 1873; crecimiento lento de 1874 a 1893 con crisis bancaria fuerte en 1890-1893; crecimiento fuerte de 1894 a 1913… Véase E. Mandel Le Troisième âge du Capitalisme, 1972. Las fases de expansión fuerte como las fases de expansión lenta estaban asimismo divididas en ciclos más cortos, que varían entre 7 y 10 años y que también terminaron en crisis.

|5| Para las complejas y tensas relaciones entre el Reino Unido y Rusia, véase el recuadro «algunas claves para comprender el contexto histórico del nacimiento de un Estado independiente griego en el siglo XIX.» Véase también Olivier Delorme, La Grèce et les Balkans, du Vè siècle à nos jours, Gallimard, París, 2013.

|6| Aproximadamente, es lo que se produjo en 2010-2012 cuando 13 países de la zona euro aportaron su garantía al proyecto elaborado por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. En caso de cesación de pagos decretada por Grecia, esos países se comprometían a garantizar el reembolso de los títulos en posesión de los banqueros privados. Véase Comité para la verdad sobre la deuda griega, Informe preliminar del Comité para la verdad sobre la deuda externa griega. Atenas, 2015 http://cadtm.org/Informe-preliminar-del-Comite-de

|7| Mientras se esperaba que Otto cumpliese 20 años, en 1835, se instauró un Consejo de Regencia, compuesto por dos aristócratas y un general bávaros. A su llegada Otto se instaló en Nauplia, una ciudad de 6.000 habitantes, antes de decidir, de acuerdo con el Consejo de Regencia, que Atenas, en ese entonces con 5.000 habitantes, sería la capital de Grecia. https://es.wikipedia.org/wiki/Ot%C3...

|8| Véase Nikos Beloyannis, Foreign Capital in Greece. (El capital extranjero en Grecia) http://iskra.gr/index.php?option=co... :-1833-&catid=55:an-oikonomia&Itemid=283

|9| Con fecha del 31 de diciembre de 1843, Grecia ya había cancelado el pago de 33 millones de dracmas por los intereses y el capital. Pero quedaba por pagar a las tres potencias de la Troika, garantes del préstamo de 1833, la suma de 66 millones de dracmas, o sea, mucho más que lo que Grecia efectivamente había recibido en 1833. Informaciones suministradas por Dimitra Tsami.

|10| La plaza Sintagma, frente al Parlamento debe su nombre a este episodio, ya que sintagma quiere decir constitución.

|11| Según Takis Katsimardos «El antiguo memorando en la Grecia de 1843» publicado el 18/9/2010, en el diario financiero Imerissia, que dejó de existir. Se puede consultar en: http://www.neapnyka.gr/archives/%CF...

|12| Véase Carmen M. Reinhart y Christoph Trebesch: The pitfalls of external dependance: Greece, 1829-2015, p. 24.

|13| Ibid. Página 23. Apéndice B.

|14| Durante los siglos xix y xx, en varias ocasiones, las deudas consideradas odiosas fueron anuladas. El jurista Alexander Sack, que fue una autoridad en lo que concierne a la doctrina de la deuda odiosa resumió una serie de casos precisos en una recopilación publicada en París en 1927. Véase: Sack, Alexander Nahum, Les Effets des Transformations des États sur leurs Dettes Publiques et Autres Obligations financières, Recueil Sirey, París, 1927. http://www.worldcat.org/title/effet...

|15| Todos los extractos citados corresponden al capítulo 1 del libro de Constantin Tsoucalas, La Grèce de l’indépendance aux colonels, Editions F. Maspéro, París, 1970. Original inglés The Greek Tragedy, Penguin , Londres, 1969.

|16| Estratocracia: término poco usado. Gobierno militar, es decir cuyos jefes son guerreros de profesión.

|17| Véase la biografía de Ioannis Kapodistrias: https://es.wikipedia.org/wiki/Ioann...

 

 



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Eric Toussaint


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