Cuba sigue siendo el Faro

La visita del presidente de EEUU a Cuba significa una gran victoria para la Revolución Cubana. El discurso del Presidente Raúl Castro en rueda de prensa conjunta con Barack Obama, ha sido una nueva demostración de coraje y valentía que dignifica a su pueblo y reivindica la revolución y el socialismo. Sus palabras, desligadas de retóricas pero llenas de verdades y hechos irrefutables, también demuestran la fortaleza y capacidad intelectual, profesional y técnica de los líderes y funcionarios del Estado cubano y del partido de la Revolución, quienes han desarrollado, implementado y gestionado un arduo trabajo metodológico bajo los más altos estándares de calidad y disciplina que les ha asegurado esta victoria.

Y es que a base de dignidad, resistencia y lucha revolucionaria, aun en las más difíciles circunstancias y con el imperio más poderoso del planeta a tan solo 145 kilómetros de sus costas, la isla del prócer José Martí ha sabido trazarse un camino certero para resguardar su libertad y soberanía, y los derechos humanos indispensables para el desarrollo integral de su pueblo.

Hace 60 años, un puñado de valiosos hombres desembarcó en Los Cayuelos con el ideal revolucionario de tener una patria libre y soberana. Tras dos años de campaña heroica en la Sierra Maestra, las gloriosas fuerzas revolucionarias bajo el insigne comando de Fidel, tomaron el poder para cambiar la historia de Cuba y América Latina, y el mundo. EEUU no toleró tamaña osadía, y el pueblo cubano debió resistir con hidalguía invasiones y atentados magnicidas, incluso la eventualidad que en su suelo estallase una bomba nuclear más potente que las lanzadas en Hiroshima y Nagasaki.

La disolución de la Unión Soviética le aseguró al imperialismo una derrota fulminante para la Revolución Cubana, pero el llamado "fin de la historia" no tuvo eco en la sociedad del nuevo hombre latinoamericano. Con grandes sacrificios, el pueblo cubano y su dirigencia transitaron y vencieron las adversidades del período especial, y han enfrentado con estoicismo el bloqueo criminal que le impuso el imperio por 50 años y que hoy debe admitir como un fracaso, después de Vietnam, el mayor revés de las políticas guerreristas de EEUU.

En todos estos años, a la Revolución Cubana no le ha temblado el pulso para señalar a los forajidos que la amenazan dentro y fuera de ella, no ha sido nunca dócil con la corrupción, se sacrifica y resiste a los embates que recibe a diario, y actúa de manera digna y soberana, con plena conciencia revolucionaria. Precisamente, la plena coherencia entre su praxis y discurso, evita las contradicciones que puedan terminar amenazando su fortaleza y solidez, y le han hecho ganar el respeto de todo el mundo, propios y extraños.

La Revolución Cubana jamás se ha desconectado de su pueblo, pues ella es fiel reflejo de sus demandas y porvenir.

Hoy, cuando los procesos emancipadores de América Latina están siendo amenazados por la ofensiva hegemónica del imperialismo norteamericano y sus aliados transnacionales, el ejemplo de Cuba cobra nuevamente relevancia histórica. Cuando los regímenes autoritarios, apoyados por el mismo poder imperial, oprimían a sus pueblos con hambre y violencia, Cuba era el ejemplo a seguir.

Es hora de volver la mirada sobre la isla que nos enseñó el camino.

Cuba es el faro.



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Antonio García Danglades


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