2016: España se vuelve ingobernable

Los resultados de las elecciones generales en el Reino de España dejan un panorama muy complicado para el régimen del 78. En un cierto sentido político se agotó el sistema bipartidista y, por ende, el motor del propio régimen. Los dos partidos en los que se sostenía, PP y PSOE, han sufrido la mayor pérdida de su historia. El régimen ha quedado tocado, sus dos patas están con graves fisuras y no encuentran recambio.

Los datos son claros: la izquierda ha remontado. La suma de votos de partidos a la izquierda del PSOE sobrepasa a éste con más de medio millón de sufragios. La suma de formaciones de izquierda (incluido el PSOE) adelanta a la derecha. Y, dentro de ese panorama, aparece en el horizonte de manera aún más clara que hace unos meses la posible ruptura de Catalunya. El viejo régimen, la monarquía cuyo rey fue puesto a dedo por Franco y luego pactado en una "transición" realizada con el ruido de sables de fondo, está irremediablemente herido.

LOS PARTIDOS

El Partido Popular ha ganado las elecciones. Pero, como en Portugal, es una victoria con sabor a derrota. Su descenso de 186 a 126 escaños es brutal. En realidad el PP queda comprometido y a la vez bloqueado. Sus promesas electorales sobre la mejora económica…"si hay estabilidad política", ahora se demuestra lo que valen: nada. Merkel y toda la Europa neoliberal asisten pasmados a tamaña derrota política después de haber dado todo el apoyo a un gobierno corrupto y maltratador a casi todos los sectores de la población y, en particular, a Catalunya.

El PSOE, por más que se ha esforzado por seguir montado en el carro del bipartidismo, es el primero que ha sufrido el empuje de las capas trabajadoras y populares y, en lugar de aprovechar el desgaste del PP, ha quedado casi en la cuneta. Pierde Catalunya y sólo mantiene la fidelidad en parte de Andalucía y Extremadura, pasando de 110 a 90 diputados/as. Su flamante y agresivo secretario general ha demostrado que no tenía nada nuevo que ofrecer, que su partido está preso de las mismas políticas que el PP, del mismo hidalguismo españolista y preso hasta de los mismos personajes corruptos e incapaces del pasado, como González y Zapatero. ¿Qué "cambio" podía vender?

La renovación de la derecha española, impulsada por la banca y algunos medios de comunicación, para tener un recambio al desgastado PP, no ha funcionado. La derecha "moderna", o mejor pija, de Ciudadanos, no ha podido sostenerse a lo largo de la campaña electoral. Como globo deshinchado, ha perdido fuelle a lo largo de la campaña mostrándose como el ala más neoliberal y anticatalana posible, lo cual ha echado para atrás a mucho votante trabajador confuso que usó esa candidatura para castigar a las izquierdas y derechas en elecciones anteriores. De un posible segundo lugar en las encuestas y tertulias, ha pasado al cuarto, muy por detrás de los tres primeros, con 40 escaños.

Pero lo más sorprendente de estas elecciones ha sido la remontada del "factor Podemos" en casi todo el territorio del actual Estado español. Una coalición de coaliciones a la izquierda de los socialistas a las que los medios y sus encuestas habían ya prácticamente desahuciado, pero que no pudo ser ocultado en el tramo final su crecimiento. ¡Hasta Merkel torció la boca cuando Rajoy le informaba una semana antes del 20D de que "podría llegar a ser la segunda fuerza"!

En realidad cuando se habla de Podemos hay que saber que se trata de una vasta coalición entre la izquierda española, movimientos sociales y otras izquierdas nacionales: la catalana, la vasca, la gallega. Es tan así que en Galicia ni siquiera figura el nombre de Podemos. Y en Catalunya, donde se realizó el pacto bajo la presión del anterior mal resultado de las autonómicas del 27 de Setiembre, donde la coalición Catalunya Sí Que Es Pot tuvo magros diputados, hubo un compromiso mutuo de que la alcadesa de Barcelona, Ada Colau, y alma mater de En Comú Podem y Pablo Iglesias. Ella haría campaña por territorio español, a la vez que Iglesias defendería en España el "derecho a decidir" de Catalunya y la realización de un referéndum vinculante en su programa. Esa combinación, esa confluencia con esas izquierdas nacionales cuya mayor exponente es Ada Colau, es la que ha creado una sinergia de remontADA con 69 escaños.

Hay que señalar también el mal resultado de Izquierda Unida-Unidad Popular. Con más de novecientos mil votos sólo obtiene dos diputados. Es un resultado triste, injusto. Pero es un resultado del tipo de políticas sectarias que las izquierdas deben superar. No poner las confluencias, lo que une, los puntos comunes y, sobre todo, la voluntad de servir como instrumento de cambio por encima de los personajes, penaliza. En Catalunya y Galicia las formaciones de EUiA catalana e IU gallega, además de las Mareas ciudadanas, se han sumado en esas confluencias, obteniendo los mejores resultados. En el resto de los territorios el resultado es que IU ha perdido. Pero Podemos también. Juntos hubieran sido probablemente el segundo partido más votado, por encima del PSOE. He ahí la diferencia.

CATALUNYA EN EL TRASFONDO

Catalunya ha estado muy presente en esta campaña. En realidad si ha estado considerada unánimemente como "la campaña más importante desde la transición" se debe también a la situación de empuje hacia la independencia en Catalunya. El PP ha sufrido un desgaste al no saber responder "el desafío catalán". Al revés, su política de negar todo derecho del pueblo catalán a expresarse y de persecución de la autonomía con el Tribunal Constitucional y con el estrangulamiento económico, ha exacerbado el independentismo convirtiéndolo en prácticamente mayoritario.

Esa política represiva ha tenido en realidad un "frente nacional español" del que han formado parte PP-PSOE-Ciudadanos. La única diferencia es que el PSOE aún trata de aparecer diferente proponiendo una "reforma constitucional". Pero, eso sí, sobre la base de que Catalunya no puede decidir por ella misma. El más duro contra ese derecho ha sido precisamente el más derrotado: Ciudadanos; ni siquiera en su original feudo, Catalunya, se ha podido mantener.

En el frente interno, en Catalunya, la situación también está estancada tras el 27S. Las elecciones autonómicas dieron mayoría absoluta de diputados independentistas. Pero sólo dieron el 48% de los votos. Y el empeño de la burguesía catalana de imponer su candidato, Artur Mas, el mismo que ha estado al frente de la aplicación de los recortes salariales, sociales, privatizaciones y del partido que más corruptos tiene en Catalunya, bloquea cada paso adelante que da el pueblo en las enormes movilizaciones del 11 de Setiembre o en las elecciones.

La situación en Catalunya ahora es tan inestable o más que en el resto de España. Pero aquí como allí, una cosa sí está clara: a cada elección la burguesía pierde prendas, va camino hacia la derrota. En las elecciones del 20D En Comú Podem ha sido la primera fuerza catalana. Por primera vez en unas elecciones generales una confluencia de izquierdas, a la izquierda de los socialistas, sustituyen a éstos. La segunda fuerza ha sido Esquerra Republicana de Catalunya –ERC- una fuerza de centroizquierda, que también sobrepasa por primera vez a socialistas y a la burguesía catalana. Y el partido "refundado" de Artur Mas, baja de 16 a 8 diputados y a la cuarta posición. Esa es la situación en el territorio donde se apunta la ruptura con España.

ALGUNAS CONSECUENCIAS DEL TERREMOTO ELECTORAL

Los resultados electorales han trastocado todo el viejo orden. El PP no puede formar gobierno si no cuenta con el apoyo del PSOE. El de Ciudadanos ya lo tiene. Pero dentro del PSOE hay una dura lucha entre quienes defienden la "estabilidad", o también llamado "bien común de todos los españoles", y los que quieren un cambio en clave derechas/izquierdas. En cualquiera de las dos opciones el PSOE sufrirá mucho sus contradicciones. Los poderes fácticos presionan para lograr un gobierno apoyado por los tres.

Para acabar de rematar las contradicciones, si Podemos se mantiene en su promesa de condicionar cualquier investidura al derecho de los catalanes a celebrar un referéndum sobre su independencia, eso será motivo de otro terremoto. No sólo para el PSOE, sino para todas las izquierdas. Pero ahí está quizás la clave para romper la monarquía española y la supremacía de sus partidos: un acuerdo entre todas las izquierdas que planteara un programa de choque económico social y el derecho a la autodeterminación, las repúblicas.

Los resultados del 20D han tenido su influencia dentro del proceso catalán, ya que se ha visto claro el reforzamiento de las izquierdas. En ese contexto la CUP acaba de celebrar su asamblea donde debía decidir si aceptaba un acuerdo con Junts pel Sí, la coalición que lidera Artur Mas. Después de 9 horas de asamblea y de tres votaciones…¡ha salido un empate de 1015 votos a favor de investirlo y los mismos de rechazarlo! Un resultado que ha sido vilipendiado, denostado, tratado de ridiculizar…por todos los medios de comunicación.

No sé si la CUP podrá mantener la enorme presión que recibe para investir a Mas, pero su resistencia por más de tres meses y exigencia de condiciones de plan de choque social pone encima del tapete la influencia y poder que tiene un sector de la izquierda radical, revolucionaria, independentista, en el proceso catalán. Una República Catalana es la opción más madura de todo el territorio del Estado español. En su proceso constituyente pueden ponerse de acuerdo el conjunto de las izquierdas que hasta ahora no han sabido hacerlo. Por ello ese proceso es temido tanto por los oligarcas catalanes como españoles: abriría el camino a las demás repúblicas ibéricas y reforzaría radicalmente las opciones de izquierda y, con ello, los casi seguros acuerdos y relaciones en una federación o confederación.

Aunque no sea aún general, los pueblos de varias naciones claves del Reino de España han dejado ese Estado en una situación ingobernable…para los poderes económicos oligárquicos y la casta política que dominó la escena durante cuatro décadas. Primero fueron las elecciones municipales donde cayeron ya las más importantes ciudades en manos de las izquierdas confluyentes. Luego fueron las elecciones catalanas, donde triunfó el independentismo. Y ahora el 20D ha confirmado esta tendencia. Es una situación inestable, de tránsito hacia una nueva etapa y un nuevo régimen que surja de una serie de procesos. Entre las izquierdas se habla y se quiere empezar procesos constituyentes. Entre el PP, PSOE y Ciudadanos quieren parchear el maltrecho edificio de la monarquía Juancarlista.

Quizás me equivoque mucho en mi pronóstico, espero que no tanto, pero diría que en este 2016 podríamos estar a las puertas de una revolución democrática en el Sur de Europa. Todo depende de un factor esencial, imprescindible: de si el movimiento obrero, los sindicatos, tan quietos en los últimos años, vean que esta es su oportunidad y se decidan a entrar en acción y a exigir un cambio radical de políticas económicas a favor de la clase que en teoría representan y que más ha sufrido en todos los embates de la crisis. O hay revolución democrática y social o todas y todos lo pagaremos muy caro.

Alfons Bech

28 de Diciembre 2015



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Alfons Bech

Militante obrero, y revolucionario marxista. Miembro de de la CCOO, la federación sindical más grande de España. Activista político de L?Aurora y EUiA.

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