La resistencia árabe contra la violenta recolonización occidental encuentra sus raíces en la teocracia ultra reaccionaria

El Estado Islámico: Una distorsión ideológica de la justa rebelión de los pueblos árabes

Durante el Medievo, muchas reivindicaciones sociales se encubrieron en influyentes corrientes religiosas, que lograron la movilización de importantes sectores populares. En no pocas ocasiones, estos movimientos fueron auspiciados por los intereses de determinados príncipes y aristócratas que, hábilmente, intentaban imponer sus aspiraciones materiales o territoriales apoyándose en el descontento popular.


En las rebeliones campesinas de la época medieval, la religión desempeñó un papel decisivo en la organización de los oprimidos. No se trataba, en la mayoría de los casos, de tendencias de carácter "progresista", en el sentido que hoy podríamos entenderlas. Frecuentemente los vértices ideológicos que servían como detonante movilizador de las masas tenían un sesgo profundamente reaccionario. Pero el descontento popular llegaba a tales límites que los grupos sociales rebeldes terminaban convirtiendo las motivaciones religiosas en símbolos de sus furibundas asonadas campesinas.


Después de la Segunda Guerra Mundial, en la inmensa mayoría de los casos, los movimientos de liberación colonial tuvieron un carácter netamente progresista. Los hombres que encarnaron la rebelión de los pueblos durante las décadas de los 40, 50 y 60 del pasado siglo - Nasser, Nkruma, Lumumba... - optaron desde el primer momento no sólo por liberar a sus países de la colonización europea, sino también por hacer avanzar a sus respectivos pueblos por la senda de la liberación social y económica. No parece ser esa hoy la dirección que ha tomado la resistencia árabe contra la violenta recolonización occidental.

A partir de la catastrófica implosión de la Unión Soviética en la última década del siglo XX, los regímenes políticos resultantes de la lucha descolonizadora de los años precedentes fueron sometidos a los efectos de conspiraciones, complots e injerencias de todo tipo, no sólo por parte de los Estados Unidos, que no ya no tenía enfrente ninguna potencia militar que pudiera neutralizar sus irresistibles tendencias expansionistas, sino también por el antiguo imperialismo europeo, que deseaba resarcirse de las derrotas del pasado, recuperando su histórica influencia sobre las antiguas colonias, a las que hoy intenta de nuevo someter a un proceso de recolonización.


EL ESTADO ISLÁMICO, LA EXPRESIÓN DISTORSIONADA DE LA REBELIÓN DE LOS PUEBLOS ÁRABES


Hace tan sólo un año, se anunciaba la constitución del llamado Estado islámico. Según sus portavoces, el ISIS aspira a convertirse en un Califato que extienda sus dominios hasta el norte de África.

Parece preciso recordar que esta organización armada no apareció como resultado de un mágico ensalmo nacido de la nada. Su embrión se nutrió de los efectos de la brutal ocupación de Irak por parte de los Estados Unidos y sus aliados, cuyo resultado final fue de más de un millón de muertos. Durante casi tres lustros, el poderoso aparato militar estadounidense ha estado machacando sistemáticamente a ese país con el claro objetivo de proceder a su fragmentación. Otros Estados del área han sufrido intervenciones similares. Tales son los casos de Afganistán, Yemen, Pakistán y Siria. En todos, el objetivo final de la Alianza Atlántica ha sido el mismo.


La OTAN ha intervenido en Oriente Medio utilizando las técnicas más sofisticadas de la tecnología militar, que les ha permitido atacar letalmente a esos territorios, sin que sus ejércitos experimenten apenas bajas humanas. Desde la confortable seguridad de sus bases militares ubicadas en los propios Estados Unidos, se procede a la liquidación calculada de poblaciones enteras situadas en los países considerados como "enemigos". Se trata de una novísima modalidad bélica, en la que el Ejército atacante ni siquiera hace acto de presencia en el escenario de guerra. ¿Cómo puede, entonces, extrañar que las réplicas de los atacados tomen forma drones humanos, desplazados para ocasionar daños similares en los lugares donde se originan los ataques?

Pero en su finalidad disgregadora de los Estados todavía realmente existentes en Oriente Medio, los EEUU y sus aliados europeos no sólo han utilizado su poderosa infraestructura militar para lograr desaparecerlos del mapa. Han patrocinado, además, a grupos religiosos ultrareaccionarios para lograr un efecto multiplicador en su tarea desarticuladora de todo lo que en esa área del mundo signifique la existencia de un Estado organizado y soberano. Ese es otro de los factores que explican el rápido desarrollo y fortalecimiento que ha logrado el ISIS en apenas un lustro.

El Estado Islámico se alimenta del sentimiento pavoroso de derrota que sufren los pueblos de cultura islámica. Pero su carácter profundamente reaccionario, que paradójicamente busca sus fuentes ideológicas en las Monarquías feudales, teocráticas y pro occidentales del Golfo Pérsico, lo atrapan en una contradicción fatal que terminará provocando su merecida derrota. Y con ella, desgraciadamente, también la de los sufridos pueblos árabes.

redaccion@canarias-semanal.org



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1759 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Por los Derechos Humanos contra la Impunidad



Revise artículos similares en la sección:
Internacionales