La hipocresía árabe

"El mejor de los hombres es aquel que hace más bien a sus semejantes."

Mahoma, El Profeta.

Sigue siendo dramática la situación de los emigrantes en Europa – y vergonzosa, agregaríamos – por el costo en vidas humanas y por las deplorables condiciones en las que arriban al Viejo Continente los que sobreviven. De que esa situación no es sino la consecuencia de las inmorales guerras de Irak, Siria y Libia, deliberadamente alentadas por los EEUU y sus socios europeos de la OTAN, tampoco hay dudas. Y en ese sentido nos parece invalorable el aporte que nuestro país y nuestro gobierno, hacen en aras de ayudar en la solución del problema, anunciando la disposición de acoger en Venezuela a por lo menos 20.000 sirios, al fin y al cabo, se trata de seres humanos a quien no sólo podemos ayudar, sino que debemos ayudar y ayudar ya. Pero no deja de indignarnos, que mientras nosotros hacemos ese esfuerzo y los países europeos hacen otro tanto, así sea a regañadientes, a propósito de que ya es un problema de ellos porque lo tienen en sus avenidas y vecindarios tocándoles la puerta, frente a esta tragedia humanitaria sean precisamente los países árabes los que estén mirando a otro lado. Ellos que se la pasan invocando a Alá todos los días, todo el día, que son capaces de asesinar a quien a su juicio, blasfeme contra el Corán, que viven criticando el egoísmo, la codicia y la inmoralidad de Occidente y lo imperfecto de sus democracias, son quienes ahora quedan ante el mundo como unos hipócritas, indiferentes al sufrimiento de sus propios hermanos árabes y musulmanes.

No hemos leído, oído ni visto aún ninguna manifestación de voluntad de las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), de acoger en su territorio a ningún sirio, a ningún kurdo o algún libio, a pesar de ser la 30ª economía del mundo, por volumen de PIB y ocupar el puesto 38 de entre de 178 países en 2013, en cuanto al índice de desarrollo humano elaborado por Naciones Unidas. El problema es de Europa, de América Latina, del Occidente infiel y hereje. Pero qué bueno sería que estos autócratas, hicieran en Palestina, en Siria o en Libia, lo que hicieron tras un devastador tornado en la ciudad de Joplin, en el estado de Misuri, donde el gobierno de EAU donó US$5 millones para la construcción de una unidad de cuidados intensivos neonatales y entregó US$1 millón para comprar 2.000 computadores para estudiantes de colegio, como lo reseñó el diario The Washington Post.

Sería muy inspirador, que en las calles de Kobani, Gaza, Alepo o Trípoli, estos dictadores, a quienes por cierto ni EEUU, ni la Unión Europea incluyen en sus farsantes listas de países y regímenes, violadores de DDHH, hicieran algo parecido a lo hecho por funcionarios del emirato de Abu Dhabi, quienes entregaron hace unos años US$150 millones al Centro Médico Nacional Infantil, en Washington. Quisiéramos verlos aliándose con los jóvenes sirios – y musulmanes – que se matan para abordar un tren en Hungría para llegar a Alemania, como efectivamente se aliaron los representantes del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, con el equipo de fútbol inglés Manchester City - que pertenece a la familia real de Abu Dhabi - para construir canchas en zonas poco favorecidas de Los Ángeles, Miami y Chicago, además de un campo cubierto en el este de Harlem, en Nueva York.

Así, mientras sus paisanos mueren ahogados en el Mediterráneo o de hambre y de frío en las calles de Grecia, de Austria, de España o de Italia, estos cínicos, mucho más cínicos que cualquier Occidental al que quieran asesinar por hacer una caricatura de Mahoma, por ejemplo, desde Qatar, con su discutida adjudicación del Mundial del 2022, con la reciente adquisición del equipo de futbol francés, París Saint-Germain y el rol protagónico que viene teniendo Qatar Airways como principal auspiciador del FC Barcelona, han atraído bastante atención no sobre los refugiados, sino en el ámbito mundial del fútbol. Asimismo, otro país importante en la región como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha cobrado mayor relevancia mundial desde que se estableció no como cooperante de la Cruz Roja Internacional o de la Media Luna Roja – su equivalente árabe - sino como financiador de grandes equipos de Europa como AC Milán, Arsenal o Real Madrid, de proyectos en Australia, a través del Melbourne City FC; en Estados Unidos, a través del New York City FC; y Japón, a través del Yokohama Marinos, así como la adquisición por parte de la empresa catarí Aspire Zone, del KAS Eupen, un equipo de la segunda división de la liga de futbol belga, con el objetivo de plasmarlo como una ventana para mostrar jugadores talentosos que hayan sido reclutados a través del Aspire Academy, una institución del mismo grupo económico presente con escuelas de fútbol a lo largo del mundo. En esa misma línea, capitales de Kuwait han adquirido el Nottingham Forest, otrora gran club de la Premier League, hoy relegado a la Football League Championship (segunda división). Igualmente, el Sheffield United ha sido adquirido por inversionistas saudíes, el Getafe de España, pertenece a inversionistas de Dubai, mientras que el Málaga CF pertenece a capitales cataríes. ¿De verdad no piensan hacer nada por sus hermanos palestinos, sirios, libios, kurdos y otros miles de africanos musulmanes que deambulan por las calles europeas en búsqueda de pan y abrigo? ¿Piensan dejarle todo ese problema al Profeta sólo porque Allāhu akbar? Practiquen lo que profesan y dejen la hipocresía.



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Rubén Villafañe


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