Sobre Cuba: Trumph, Bush, Hillary Clinton. Diferentes pero iguales

No cabe duda. La apertura cubana a la injerencia sionista estadounidense ha suscitado encuentros y desencuentros. Los primeros insisten en que el mundo debe ordenarse en torno a la democracia del orden capitalista y agradecen a Obama por permitirle a Cuba el retorno al redil. Son los que cuando se creían revolucionarios decían "Cuba sí, yanquis no" y hoy han "innovado" a "Cuba sí yanquis también", como Silvio Rodríguez.

Entre los segundos, están quienes rechazamos la sola idea del retorno. Muchos no somos cubanos de nacimiento, pero nos une, a los que lo son, y están en contra del retorno, la misma lealtad al pensamiento revolucionario que nutrió la resistencia al bloqueo, al terrorismo, a la sedición. Somos de los que amanecimos al grito de "yanquis go home" y nos negamos a anochecer delirando "yanquis come home".

La mano que Cuba debe evitar

Cuba es la lealtad a "Patria o Muerte" que está hoy en cada rincón de Palestina, de Siria, de Irak, de Yemen, de Irán, de Libia, de Afganistán, de Serbia, del Sahara, del Congo, de Mali, de Nigeria, de Ecuador, de Bolivia, de Nicaragua, de Venezuela, de Argentina, de Brasil. Son estos pueblos, y muchos más, los que hoy enfrentan a la alianza sionista que destruye los cimientos de la civilización para construir "el pueblo de Dios". Que no es, sólo, una cuestión religiosa.

Esta construcción pasa por una serie de "Estados fallidos" sujetos a "Guerras híbridas" donde la "ayuda" de las instituciones financieras de la ONU y del Departamento de Estado estadounidense, junto a sus socios de las transnacionales, se dan la mano con los "filántropos" de la especulación y de la estafa financiera para negociar con el vicio, la corrupción, el crimen organizado, la violencia sistemática, el sicariato, los mercenarios, bajo la protección militar de los Comandos Unificados Combatientes de EEUU, la OTAN, el "Estado Islámico".

Cuba no necesita de la mano que está detrás de este horror. De esa mano que ha puesto a cientos de miles de desplazados en los territorios de Europa meridional y central y que advierte un terrible drama humano. Mirar esto de lado, sabiendo que EEUU está detrás, es una irresponsabilidad histórica. No hay pragmatismo, ni realismo válidos. Tampoco, pseudo-argumentaciones, ni sesgos mediáticos y, mucho menos, "ego" que valga.

A despecho de todo el terror sionista, la Geopolítica ha dado un vuelco radical en los últimos 15 años. Otro mundo es posible y esto exige aunar fuerzas en lugar de debilitarlas. Cuba no puede sumarse al retorno del "Destino Manifiesto" para hacer de América latina, otra vez, el "patio trasero" de Estados Unidos. La integración del ALBA, que labraron Chávez y Fidel, debe fortalecerse y articularse con los procesos de integración del Asia para evitar el retorno de la unipolaridad y de la decadente hegemonía de Estados Unidos.

Un "duende" que se equivoca entre republicanos y demócratas

Por esto, y porque creo en la certeza del Che de que "a los yanquis no se les puede creer ni un tantico", quiero referirme a una nota publicada por el señor Max Lesnik, "el duende", con relación a lo dicho por el pre-candidato republicano Donald Trumph al "Dailly Caller", el diario de los sionistas "libertarios" ultraconservadoras de Estados Unidos.

Lesnik, autodefinido como "el hombre de las dos Habanas" (la de la Isla y la de Miami), es hijo de judío con cubana y vive en Miami desde 1961 en que salió de Cuba por discrepar con la orientación socialista asumida por la Revolución. En Miami fundó la revista "Réplica" para responder a los ataques que los "batistianos" le hacían a Fidel y a la Revolución en su revista "Patria". Actualmente tiene un programa diario en Radio-Miami dedicado a la "historia extraoficial de Cuba" con el seudónimo de "el duende". Comparte con Raúl Castro su fe en "la voluntad de Obama". Cree en "el estilo Clinton" y dice que "lo que hay que hacer es convencer al pueblo norteamericano de que la política hacia Cuba está equivocada aunque no se traduzca en un cambio en la política americana". (¡!)

Refiriéndose a Trumph, dice que un periodista del "Daily Caller" le pidió al candidato ultraconservador y libertario de los republicanos su posición respeto a "la nueva política del Presidente Barack Obama" sobre "mejores relaciones diplomáticas con Cuba". Trumph espetó: "I Think it´s. ("Pienso que está bien").

Lesnik se felicita de este hecho porque considera que "Trump no está muy desafinado cuando suena su trompeta con respecto al caso cubano porque, aun cuando no se sabe si llegará a ser el candidato republicano a la presidencia estadounidense, su posición con respecto a Cuba le acaba de dar un buen puñetazo en la cara a Jeb Bush, el joven heredero del clan de los Bush".

Agrega: "Puso a los republicanos a correr y marcó su diferencia con Jeb Bush, Marco Rubio y Ted Cruz en cuanto a la política de Washington hacia La Habana, puesto que estos tres candidatos a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, han dicho que de ser electo cualquiera de ellos, rompería de nuevo las relaciones diplomáticas con la isla, recrudecerían el Bloqueo y aplicarían nuevamente las restricciones de viajes de cubanos en ambas direcciones, dividiendo de nuevo a la familia cubana como en tiempos del Presidente Republicano George Bush".

Y termina diciendo que "Trumph coincide con la candidata demócrata a la presidencia Hillary Clinton de que hay que levantar el Bloqueo a Cuba". Cosa que Trumph no dijo. Lo que sí dijo, aunque no en esta oportunidad, sino en 1999, en un editorial del Miami Herald, es que el embargo a Cuba era costoso y que antes de hacer negocios con Cuba con socios europeos y ganar millones de dólares, prefería perder esos millones que perder el respeto a sí mismo. Ese mismo año, refiriéndose a Fidel Castro en "La Pequeña Habana", en Miami, dijo: "El ha sido un asesino, él es un criminal y no creo que se deba premiar a la gente que ha hecho las cosas que él ha hecho".

Antes de seguir, diré algo sobre la "doctrina libertaria" que identifica tanto a los republicanos como a los demócratas estadounidenses. Proclama la defensa y hegemonía de la propiedad privada y del libre mercado capitalista. Y que yo sepa, ni Bush, ni Rubio, ni Cruz, o Hillary Clinton discrepan, en este sentido, del propio Trumph.

Por eso creo que lo de "duende" ya no le cabe al señor Lesnik. Por lo menos no el sentido que "duende" tiene, como "espíritu que produce estruendo". Algo que habría ocurrido, entre la gusanera cubana llegada a Miami, allá por los años 60’, cuando Lesnik escribía en "Réplica". Ahora se parece más a un "cardo seco y espinoso" que trepa sobre los hombros de los Gorvachov de la Isla para "impedir el escalo" de la Revolución que Fidel, el Che y Camilo Cienfuegos legaron al pueblo cubano y que éste ha sabido mantener, hasta hoy, guerreando contra el imperio yanqui.

Felicitarse porque el sionista Donald Trump dice que "apoya la política de Obama" hacia la Isla, coincidiendo así con la judía por matrimonio, Hillary Clinton, es simplemente haber perdido todo sentido de la prudencia que exige el buen conocimiento de la historia y de la estrategia imperial estadounidense para Centro América, América del Sur y el Caribe en el momento actual. Esta pasa por destruir el Alba, Unasur, la Celac, PetroCaribe. Para eso están en plena ejecución la "Alianza para la Prosperidad en el Triángulo Norte" (para anexarse Guatemala, Honduras, El Salvador); la "Alianza del Pacífico" en América del Sur; las viejas y nuevas Bases Militares en todo el sub-continente bajo el mando y control del Comando Sur y la IV Flota; la nueva alianza energética Caricom-EEUU. Todo dentro del marco geopolítico, económico y militar de la Grandísima Trinidad (TPP, TTIP, TiSA), con financiamiento del Grupo del BID, de sus socios inversionistas transnacionales y de las mafias bancarizadoras y especulativas.

Creer que exista alguna diferencia, más allá del oportunismo electoral, entre Trump, Bush, Clinton y los demás canallas de la política estadounidense, o entre republicanos y demócratas, significa que Lesnik se perdió en la oscuridad que les sirve a los duendes para travesear. Quizás por esto mismo cree que Obama dicta la política de EEUU. Seguramente los Bush y el propio Trump, tengan algo que ver con las élites que lo hacen. Obama, es apenas un fantoche.



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Rubén Ramos Alizorojo

Sociólogo y educador peruano, postdoctorado en Filosofía, Política e Historia de las Ideas en América latina por la universidad del Zulia-Venezuela

 ruby_7872@yahoo.es

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