La "Hermana" Colombia

Difícilmente pueden encontrarse relaciones más conflictivas que las que siempre han mantenido dos naciones que se dicen hermanas, pero entre las que siempre han privado los malos entendimientos y el ventajismo con el que por lo general se mueven las acciones de la hoy Colombia hacia Venezuela. La historia se ha repetido sin cesar desde las controversiales relaciones entre Bolívar y Santander, que llevaron a este último a atentar contra la vida del primero allá por 1828. Y al parecer, la oligarquía colombiana sigue presa de su frustración de entonces, con muchísimos más medios para justificar sus acciones y buscando llevar siempre la brasa para su sardina.

La actitud asumida hoy por esa oligarquía ante el gravísimo hecho, denunciado tantas veces por Venezuela y que la llevó a tomar la decisión de cerrar la frontera como una acción casi desesperada por parar la hemorragia que la viene desangrando, cada vez con mayor rapidez, por el altísimo volumen del contrabando de gasolina y de los bienes esenciales para la vida del pueblo venezolano y de todos los radicados en el país, no hace sino llenarnos de estupor. Con una jugada maestra salida de alguno de los laboratorios de la derecha, siempre prestos a tergiversar cualquier acontecimiento para revertirlo en contra de quien legítimamente reclame un derecho, denuncie una injusticia, clame por un correctivo, exija respeto a su soberanía, o ponga el dedo en alguna de sus múltiples llagas es digna del más grande de los prestidigitadores. Y lo hace con el mayor caradurismo, con el mayor desprecio por la verdad, con el mayor de los desparpajos porque sabe que eso será de inmediato acompañado por la derecha mundial y sus medios grotescos de comunicación.

Es el caso del actual conflicto entre Venezuela y Colombia. Lo que debía haber sido un compromiso leal, solidario, fraternal ante la situación de caos económico generado por mafias colombianas de distinta índole sobre la “hermana” Venezuela, fue transformada en cuestión de horas en un caso de violación de derechos humanos por parte de Venezuela sobre indefensos colombianos. A tal proporción ha llegado la historia que la falsa versión es hoy primera plana en todos los medios del cartel derechista y con ella se ha silenciado el verdadero origen del obligado cierre de frontera, cual fue el de llevar a Colombia a sentarse a coordinar con Venezuela medidas urgentes para detener de una buena vez el criminal saqueo de alimentos hacia el vecino país, la hemorragia de gasolina que cada día se lleva millones de dólares por vía del tráfico ilegal, el robo descarado de medicamentos, de productos de limpieza y de aseo personal, y de cuanto bien se pudiera llevar a Colombia para multiplicar instantáneamente por miles las ganancias del traficante, cualquiera que sea el volumen trasegado.

El golpe de gracia de este caos económico es también una “creación” colombiana: el injustificado, premeditado y delicuencial diferencial cambiario entre bolívares y pesos colombianos, fijado a discreción por las mafias cambiarias en la frontera, sin ninguna relación con el cambio vigente en Bogotá y que además permite que otra mafia, esta vez mayamera, fije a partir de allí el valor del dólar paralelo que ya ha traspasado todo límite de la imaginación. Lo peor es que todo esto se considera legal en Colombia, pues existen decretos que podríamos llamar más bien patentes de corso, que al igual que hace 300 años permitían a los corsarios destruir cualquier país siempre y cuando no olvidara retribuir al Rey o a la Reina por el favor concedido.

Vale entonces preguntarse, ¿quién se está beneficiando en las altas esferas de Colombia de esta campaña de destrucción de la economía venezolana? Tantos millones de dólares diarios que se esfuman de Venezuela no pueden ser sólo para el exclusivo beneficio de los actuales corsarios. ¿A quién no le interesa que se ponga coto a todas esas vías de expoliación? ¿Quién está moviendo los hilos de la desinformación y ha creado un nuevo foco de atención que ponga a Venezuela a la defensiva respecto a esa supuesta violación de los derechos humanos? Y además se les ha hecho fácil hacerlo, porque ese ha sido el nuevo punto de ataque a la Revolución Bolivariana; y en esa trampa han caído una tras otra las diversas personalidades cuyas opiniones pudieran mediar en el conflicto.

Tendrá que armarse Venezuela de mucha paciencia y de mucha constancia para que la estrategia que ha puesto en práctica el gobierno colombiano no le haga bajar la guardia sobre lo que verdaderamente es el centro de todo este conflicto. Tenemos como probar que a nadie se le han violado sus derechos humanos, pero hay que hacer un titánico esfuerzo de divulgación de esa verdad y, entretanto, hay que mantener la presión para que el gobierno de Colombia se siente no sólo a conversar, sino a corregir esas medidas aberrantes que permiten que todas las mafias colombianas concentradas en la frontera sigan con sus planes criminales de saqueo de la economía venezolana; planes que no sólo tributan al plan mayor de la derecha internacional de acabar con los gobiernos progresistas en Nuestra América, en particular el de Venezuela, sino que atentan, ellos sí, contra los derechos humanos de los venezolanos y venezolanas, así como de los 5 millones 800 mil colombianos y los de muchas otras nacionalidades que habitan en este país y que hoy han visto completamente alterada su propia vida cotidiana, por la inducida escasez de productos que el monstruoso flagelo del bachaquerismo ha introducido en la sana paz de nuestro país.


Tomado de
http://www.sietealacarga.com.ve/?p=2655



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