Faltando occidente al día de la victoria en Moscú, a su pesar, unió aun más a Rusia y China (II)

Según archivos japoneses, la fuerte resistencia presentada por China, hizo que Tokio revisara sus planes para ocupar Australia y la India como también unirse a las fuerzas alemanas en el Golfo Pérsico, haciendo que Gran Bretaña y Estados Unidos asumieran las consecuencias. China pagó caro por la victoria. Según los resultados de una meticulosa investigación, el pueblo chino perdió 35 millones de sus compatriotas durante la II Guerra Mundial. El costo de la guerra excedió los 560 mil millones de dólares. Las fuerzas militares de Japón en China fueron con frecuencia tan brutales como las alemanas en Europa. La Masacre de Nanking o Nanjing, también conocida como la Violación de Nanking, fue un episodio de asesinatos masivos y violaciones masivas por parte de las tropas japonesas contra los residentes de Nanking (nombre anterior) capital de la República de China. Los soldados del ejército imperial asesinaron a más de 200 mil civiles y combatientes desarmados y perpetraron violaciones y saqueos en gran escala.

El General Kenji Doihara, alto oficial de inteligencia, estuvo detrás de los planes para la desestabilización del país y la desintegración de la estructura tradicional de la sociedad china con el objeto de disminuir la reacción contra los planes japoneses utilizando métodos altamente no convencionales. El Gral. Kenji Doihara se convirtió en el cerebro del narcotráfico en la Manchuria. El general quería convertir a China en el mayor productor y consumidor de opio con el objeto de privar a la población de su voluntad de resistir. Esto trae a la mente el recuerdo de los eventos del siglo XIX –el monopolio anglo-francés del opio en China. Luego del final de la II Guerra Mundial, Doihara fue procesado por crímenes de guerra en el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente (los Juicios de Tokio o el Tribunal de Crímenes de Guerra de Tokio se constituyó el año 1949 para procesar a los líderes del Imperio de Japón por sus crímenes de guerra). Las guaridas o fumaderos de opio aparecieron por doquier. Tenían afiches que informaban a la población que ellos estaban bajo el control japonés. Los productores de opio tenían bonificaciones. No tenían que pagar impuestos por la tierra ni prestar servicio militar. Normalmente les otorgaban certificados de reconocimiento y eran nombrados jefes civiles de las aldeas.

Según informaciones oficiales uno cada tres ciudadanos del Manchukuo era un opiómano. Los ingresos del narcotráfico eran utilizados para financiar el esfuerzo bélico. Es así como Japón planificó encontrar "la solución final" al problema chino. Hoy en día nos recuerda la situación de Afganistán, país que ha sido convertido en la principal fuente del narcotráfico que amenaza a Rusia y China.

Rusia y China tienen una gran experiencia siendo camaradas en armas. Juntas derramaron su sangre en la lucha contra el Ejército de Kwantung compuesto de un millón de hombres, el más capaz y mejor armado contingente japonés desplegado en la parte norte de China colindando con la frontera soviética. Sucedió que el lugar del despliegue resultó ser una trampa estratégica. Por una parte, el Ejército de Kwantung no podía lanzar una ofensiva contra la Unión Soviética por el riesgo de ser atacado por las fuerzas chinas en la retaguardia. Por otra parte, no podía avanzar hacia el interior del territorio chino dejando atrás al poderoso Ejército Rojo desplegado en el Lejano Oriente. Esta experiencia histórica no debe ser olvidada. Hay una lección que aprender. Como lo dice un viejo refrán chino: "¡Haz amigos para evitar la guerra y mantén al enemigo en la duda!"

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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