Brasil: Por un Frente Popular

América Latina / Bloque7AL1 / Brasil, publicado el 20 de mayo, 2015.

Traducido del portugués al español por Rafael Enciso.

Nuestra crisis exige de las izquierdas brasileras el patrocinio y liderazgo de un inmenso movimiento de masas con el objetivo de enfrentar la ascensión  conservadora.

"Trabajadores"

Como si  hubiésemos descubierto la pólvora, políticos, analistas, y academia – en las calles – descubren la existencia, entre nosotros, de una articulación conservadora de nítida atracción por el pensamiento y por la acción de la derecha, en términos que están siendo ignorados, ignorados desde los tristes años de 1963/64. Ese fenómeno no es obra ni de Dios ni del diablo.

El avance, igualmente orgánico e ideológico, de la derecha, procede, fundamentalmente, de la crisis del pensamiento y de la acción de la izquierda. Fenómeno común a Europa occidental, llega hasta nosotros con años de atraso, desmintiendo la ilusión de que América Latina sería eternamente una isla progresista (desde el punto de vista político), contrastando con el avance de las fuerzas conservadores en el viejo mundo. Allá, la crisis de la política en general trajo consigo la crisis de la socialdemocracia (que transitó a la derecha) exacta y extrañamente en el momento en que el fracaso del neoliberalismo impone una recesión económica y su hijo directo, el desempleo.

Ya antes, todavía afectados por los restos del Muro de Berlín (peso de la carga simbólica) el desmoronamiento de los partidos comunistas, comenzando por el gran partido de masas que era el PCI de Gramsci y Togliatti. El fracaso de los  comunistas y socialdemócratas abrió espacio para la emergencia y avance de figuras que transitan de burlesco a trágico, como simbolizan Berlusconi, Sarkozy y Marie Le Pen, al lado del conservatismo de Cameron y Ángela Merkel, cuyos  liderazgos fueron recientemente confirmados en las urnas. Aquí el cuadro es similar, con el Partido Comunista Brasileiro transformándose en su contrario, el PPS, y el PSDB renunciando a la socialdemocracia para transformarse en aquello que el DEM no conseguirá: ser el primer gran partido de la derecha brasilera. Las elecciones de 2014 ya se realizaron sobre ese signo.

La crisis de la izquierda brasilera, así, no es nueva, ni nació con la crisis del PT de hoy, que apenas se ha agudizado. Después de 40 años de ascenso continuado y conquistas electorales (entre las cuales por cuatro veces seguidas conquistando la Presidencia de la República) el campo de la izquierda (donde, evidentemente, no todo el mundo es de izquierda) se ve amenazado de ceder posiciones. Después de 1974, con la victoria electoral de MDB que comenzó a desestabilizar la dictadura, a la cual seguirían la lucha por la amnistía, la campaña: Elecciones Directas Yá, es la culminación de la derrota de la dictadura en el colegio electoral. En esos momentos, fuerzas progresistas, liderando sectores liberales avanzados, empujaron a la derecha hacia atrás. Cuando se inicia el cuarto período de gobierno de centro-izquierda, la reversión de ese proceso es inquietante.

Antes, las izquierdas brasileras, así mismo en plural, necesitadas del deber de reflexionar, habían seguido acríticamente el liderazgo del PT, un partido hegemónico en su campo, que, a partir de 2002, optara por el pragmatismo electoral que llevaría a todos a la victoria electoral. En el gobierno, sin embargo, esas fuerzas, sin preparación desde el punto de vista ideológico, cobrarían  la  abdicación de ciertos principios programáticos, y las fuerzas destinadas históricamente a la renovación terminaron por adoptar como suyas, las prácticas conservadoras, antes siempre rechazadas por la izquierda. La crisis de valores fue fatal y sus consecuencias son de dominio público.

Una reflexión sin práctica es inocua, dicen los activistas (en vacaciones), olvidándose de que una práctica sin reflexión lleva, ora a la “enfermedad infantil del izquierdismo”, ora al voluntarismo, ora, como ahora a la anomia. Las izquierdas también se equivocaron cuando no se prepararon para ejercer un gobierno de centro izquierda en un país capitalista, de formación autoritaria, conocidamente conservador. Por haber perdido el hábito de la reflexión, no comprendieron la realidad en la cual fueron llamadas a actuar en el poder con una base parlamentaria conservadora. Y, desconociendo la realidad, quedaron sin condiciones de establecer su propia estrategia. Condenándose a sí mismos, a ser gobernados por el adversario.

Sin preparación estratégica, PT y sus aliados gobernaron según el modelo tradicional conservador. Frente a la emergencia reaccionaria, los partidos  están hoy atónitos, sin respuesta política, sin formulación, sin acción. No hablan y no hacen, por no saber ni que decir, ni qué hacer, después de haber renunciado colectivamente a la confrontación ideológica.

Cabe al PT, después de la autocrítica -que hasta ahora no hace-, no solo proceder a una auto revisión (política, ideológica y orgánica), mas fundamentalmente y  de forma urgente, construir una estrategia de acción, y construir un programa que hable al Brasil de hoy. Pero ese ‘programa’ no puede ser un mero discurso: la sociedad espera actos y hechos. Se trata de una refundación, en lo que esta expresión encierra de más radical. En el caso de las izquierdas, lo imperativo es una revisión de nuestros paradigmas, revisarse política e ideológicamente, revisarse desde el punto de vista orgánico, revisar la praxis. Volver a pensar y formular. Necesitamos volver a hablar con el pueblo, los trabajadores y los estudiantes. Tener discurso y actos audibles y visibles, no solamente por nuestros militantes. Es preciso romper el capullo en el cual estamos metidos.

El análisis de la crisis solo se consolida si muestra una alternativa

Las fuerzas populares en Brasil y en el mundo,  tienen la tradición de los movimientos de Frentes Políticos, con fines electorales o no. Fue un Frente Popular, integrado por trabajadores, estudiantes, intelectuales y militares, el que realizó en Brasil la victoriosa lucha por “El petróleo es nuestro”.   Fue un Frente Democrático, uniendo izquierda y liberales, que derribó al ‘Estado Novo’. Fue un frente político de todos los adversarios de la dictadura el que nos permitió alcanzar la redemocratización.

Nuestra crisis  – de la democracia representativa, del presidencialismo como tal y  del presidencialismo de coalisión de forma específica, crisis de la democracia amenazada, crisis de la institucionalidad de cara a las continuas amenazas y al pronunciamiento de la soberanía popular en 2014 – exige de las izquierdas brasileras el patrocinio y liderazgo de un inmenso movimiento de masas con el objetivo de enfrentar el ascenso conservador y promover reformas políticas profundas, que nuestros gobiernos no tuvieron fuerzas para siquiera intentar hacer, y por eso mismo el Estado de hoy, es el mismo de 2002, y la correlación de fuerzas permanece adversa.

Esa gran movilización exige la formación de un Frente, no solo de partidos, sino, de fuerzas que nucleadas o no por partidos, sea fundamentalmente un frente popular, nacido de las organizaciones de masas de la sociedad civil y nacional, porque una vez más se coloca como prioridad la defensa del país. Precisamos de un frente nacional popular, en el cual los partidos del campo de la izquierda sean acogidos, pero de manera general, junto con las organizaciones del movimiento social, los sindicatos,  trabajadores y asalariados, del movimiento estudiantil, de políticos con o sin vinculación partidaria, de intelectuales y pensadores, de liberales y demócratas progresistas, de todos aquellos que, en fin, entiendan que ha llegado la hora de luchar:

1) Por la democracia en su significado más amplio,  entendida como elemento destacado de la democracia en los medios de comunicación;

2) Por la defensa de la soberanía nacional como pilar de cualquier programa político;

3)  Por el fin de todas las desigualdades y discriminaciones;

4) Por la defensa y profundización de los derechos de los trabajadores y asalariados de un modo general; y corolario, 

5) Luchar por retomar el desarrollo con distribución justa de la renta.

Nos queda la esperanza de que se establezcan relaciones, con las organizaciones Podemos de España, y la victoriosa Syriza de Grecia, pero se impone luchar firmemente para que sus influencias lleguen hasta nosotros.

* Roberto Amaral. Escritor, científico político, ex-ministro de Ciencia e Tecnología.

Fotoarte: Tarsila do Amaral- “Operários ”



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