Charlie Hebdo: Yo no soy Celac

Algunas creaciones de la Revolución Bolivariana, valga decir, invenciones del Comandante Supremo, Hugo Chávez, resultan más que incomodas, altamente peligrosas, no solo para el orden capitalista mundial, sino para el mismísimo imperio. De allí la última guerra del petróleo, la fractura hidráulica (fracking y su producto "esquisto") en contra de Petrocaribe.

La estrategia del derrumbe de los precios del petróleo persigue muchos objetivos alineados a tiro, entre los más importantes en las áreas de economía y política están: debilitar a la nueva PDVSA hasta ponerla de rodillas. Descarrilar la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez, caotizandola y creando allí un cordón de marginalidad propio de la periferia. Y quizá el más importante: quebrar la alianza energética caribeña (Petrocaribe); la ecuación solidaria cuya incógnita es el tan temido "coco" del socialismo. El que le proporciona a la República Bolivariana de Venezuela un área de influencia ética más poderosa que la casualmente reactivada después de su creación, Cuarta Flota. Es decir, mientras La Revolución Bolivariana y la integración regional del sur, estructuran mecanismos de justicia, paz y desarrollo para los pueblos del Caribe, el hegemon homicida, incapaz de crear y adaptarse a los nuevos tiempos, vuelve por sus fueros, echando a la mar sus oxidadas armas.

Claro, es harto difícil determinar cuál de estas herramientas nacidas al fragor de la construcción del chavismo internacional, es más efectiva en la lucha contra la inequidad, pero sin duda la Celac adquiere una connotación relevante en cuanto proporciona una piedra angular en la elaboración de ese avizorado mundo multipolar, el que definitivamente desplazará al único centro de poder actual, no solo porque comporta un paso gigante en esa dirección, sino porque inequívocamente es el signo que con mayor fuerza, nos habla del camino hacia una nueva época, en donde el Socialismo del siglo 21 es su portal y el humanismo, su senda postrera.

Tanto es así, que esa expresión metabólica de la transición, con mucho más poder emergente que las potencias existentes, pero sin pretensiones imperiales que es China, con su milenario olfato político, ya en enero 2014, en la reunión de la Habana, donde se declaró al sur del Abyala como zona de paz, había aprobado con el bloque multilateral, el foro China-Celac. El dialogo político, económico, comercial y cultural más importante que se haya dado en este naciente siglo.

Pero visto desde la perspectiva estrictamente política, el foro entre el gigante asiático y la Comunidad de Estados del Abya Yala y el Caribe, es el movimiento geopolítico más audaz desde el final de la guerra fría. Las razones para calificarla de esta forma son más que evidentes y concretas, entre otras de menor rango, es que le disputa uno de los dos océanos del planeta al Complejo Industrial Militar Imperial. Pero más allá de las connotaciones necesariamente bélicas, nos interesa valorar lo trascendente e intangible aun, el nacimiento de un mundo nuevo: el reino de la paz, la justicia y el establecimiento de la mayor suma de felicidad posible en esta tierra.

Por supuesto, el avance en este sentido, no es ni será fácil. Cuando el Presidente Obrero, Nicolás Maduro parte el domingo 4 de enero hacia China, lleva bajo el brazo una agenda que dispara las sensibles alarmas del aparato vigilante del imperio. Entre otros puntos a tratar (la visita a Rusia en muestra de la solidaridad de la República Bolivariana de Venezuela hacia las políticas asumidas por Putin, que fue en realidad su primer destino, y en donde fue recibido por el vicecanciller de la Federación Rusa, Sergey Alexeevich Ryabkov. El periplo por los países miembros de la OPEP en donde abordaría el tema para la recuperación de los precios del petróleo, ambos enlazados entre si y de poca preocupación para el imperio, pues la guerra del petróleo es insostenible y tiene sus días contados como lo vaticinó el estratega ruso, entre otras cosas, porque Venezuela posee la mayor reserva de petróleo del mundo, condición única en el juego de poderes), resalta como es natural, lo neurálgico, la asistencia al foro China-Celac.

Así el panorama, Maduro llega a China el lunes 5 de enero a cumplir con una jornada de trabajo que incluyó reuniones con representantes empresariales del Banco de China, el Banco Popular Chino, Banco de Desarrollo de China, Corporación Nacional de Petróleo de China, la Corporación estatal de la Red Eléctrica de China, y una serie de empresas del ramo de la construcción y la tecnología para afianzar lazos en materia de cooperación económica y financiera. Posteriormente el día 8, asistió al primer foro ministerial China-Comunidad de Estados del Abyala y Caribeños (Celac).

En contra partida, el terrorismo imperial generó una macabra noticia que ahogó mediáticamente el brillante movimiento alterno. Justo un día antes, el miércoles 7, sucede el ataque a la sede de la revista Charlie Hebdo con el trágico saldo de doce personas asesinadas. Dos días después el viernes 9, fecha de clausura del foro en el que se aprobó el plan integral entre naciones miembros 2015-2019, fueron abatidos los supuestos terroristas, tras el reality show montado previo al fin de semana, la que culminó el domingo 11 con una multitudinaria marcha convocada en Paris, cuya consigna era "Je suis Charlie" en contra del terrorismo y los terroristas a la que paradójicamente, asistieron encabezándola, medio centenar de ellos, y en la que el presidente francés, François Hollande no pudo dejar de decir: "Hoy París es la capital del mundo".



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Milton Gómez Burgos

Artista Plástico, Promotor Cultural.

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