El bloqueo: ¿Escudo para quién?

El heroico pueblo cubano ha escrito páginas de sacrificio en su lucha revolucionaria para liquidar el capitalismo en su suelo patrio e inflamar la acción inclaudicable para que esa lucha antiimperialista se extienda hacia América Latina y el Caribe.

El heroísmo en Cuba, a partir de su guerra de independencia en 1868 ha sido una constante admirable a cuya cabeza siempre han estado y estarán para siempre, José Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, Máximo Gómez: la más alta expresión de un designio invencible frente al imperialismo y de cara a la libertad social de los pueblos que luchan por su liberación.

Martínez Villena, Mella y Guiteras descendientes de aquellos héroes mayores de la historia cubana son los enlaces predilectos, entre millones hoy, de aquel heroísmo invicto que transita más de 50 años de Revolución socialista, a cuya cabeza, además de Fidel, Raúl, Che Guevara, Abel Santamaría, Frank País, Camilo, los mártires del Moncada, de la Sierra Maestra, de Girón, de la guerra de Angola y de la lucha en África, está el país entero.

El Bloqueo, una intensificación de la política imperialista de agresión a Cuba, intentaba "ahogar en su cuna" a la recién nacida Revolución cubana. Creía el enemigo imperialista que esa medida extrema revertiría un proceso que ya estaba siendo respaldado por las mayorías del Pueblo, y se equivocó. (Churchill, 1970).

Después de equivocarse en Girón, el imperialismo Yankee siguió equivocándose con el Bloqueo; el Bloqueo se convirtió entonces en uno de los principales escudos de la Revolución cubana, después del heroísmo de su pueblo, su internacionalismo proletario, su trabajo y su constancia. El Bloqueo limitó en gran medida el desarrollo de la economía cubana; pero al mismo tiempo fue el principal estímulo para construir un desarrollo autonómico apoyado por la URSS; el Bloqueo impide que el imperialismo, entre a Cuba con su Amarican West of Life, y todo el arsenal de su perniciosa ideología capitalista.

El Bloqueo impidió que el imperialismo pudiese lanzar una guerra fría contra Cuba, como lo hizo en contra de la URSS, de donde salió victorioso. Una guerra fría no puede ser librada solamente por una emisora disidente, por una campaña de saboteos y de atentados; una guerra fría es una ocupación del consciente y del inconsciente nacional, que como el soviético no pudo despertar sino después de ver cómo masacraban a los diputados del proletariado, cómo tiraban al piso las estatuas de Lenin y de los mártires de la Revolución de Octubre. Una guerra fría realiza un abordaje total de una ideología, en el caso soviético, la capitalista.

Los grandes íconos de la ideología capitalista marcharon al frente de la guerra fría contra la URSS: la cultura Pop, McDonald, la Coca Cola, y la religión, como concreción de la filosofía idealista, llegaron para enseñarle a la juventud soviética, el proyecto aquel "Por la libertad de la Cultura".

La guerra fría enseñó a la juventud soviética aquel principio pernicioso del idealismo burgués, de que la libertad, es la libertad del individuo, y no la libertad de toda una clase social oprimida, en este caso el proletariado, que ha de sacudirse el yugo de la opresión.

Una vez levantado el Bloqueo, la Revolución cubana se tiene que enfrentar a los rigores de una guerra fría, sin duda el más grande enemigo que hasta ahora le haya tocado enfrentar a lo largo de su heroica hazaña.

Cuba jamás será vencida por el capitalismo disfrazado de "Libertad", y de "confort" made in USA.



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Eduardo Mármol


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