¿Por qué Arabia Saudita se opone a los recortes de producción de la OPEP? (Parte 3)

Si realmente el negocio del “fracking” es un fracaso como aseguran algunos expertos, entonces ¿Cuál es el interés del gobierno estadounidense para manipular con esto? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con el “fracking”?

Esto del “fracking” (fracturación hidráulica de las rocas de lutitas) no es más que una efectiva manipulación publicitaria hecha para influir en los mercados petroleros y promover una estrategia claramente política.

La perforación de los pozos de gas y petróleo atrapados en las rocas de lutitas, implica costos económicos y ambientales que no se comparan con el valor comercial de esos hidrocarburos. En realidad, se trata de una farsa de los bancos de inversión en Wall Street que hacen que las compañías petroleras ligadas a éstos desarrollen actividades cuya “rentabilidad” solo sirve para maquillar un mal negocio y para que los banqueros e inversionistas de las bolsas cobren sus jugosas comisiones.  

Para nadie es un secreto que la banca de inversión gana mucho dinero inflando burbujas y luego liquidando los activos. Así, cuando estalle esta nueva burbuja del “fracking” sucederá lo mismo que cuando estallaron otras burbujas: no serán precisamente los bancos ni mucho menos Wall Street los que quienes paguen ese desastre sino el pueblo estadounidense.

Siendo así, ¿Podría la corona saudita atentar contra los intereses de las compañías petroleras estadounidense y contra las políticas de seguridad energética del gobierno estadounidense, y luego salir ilesa del intento? ¿Son tan libres e independientes los sauditas como para anteponer sus propios  intereses a los de EE.UU. y así jurarle una “guerra de precios contra el “fracking”?

Para nadie es un secreto que la monarquía saudita es completamente dependiente de EE.UU., puesto que sus intereses económicos y políticos se complementan con las necesidades políticas y económicas de EE.UU. Veamos por qué.

Según datos publicados y reconocidos hasta por la AIE, EE.UU. no cuenta con suficientes reservas de hidrocarburos como para cubrir sus necesidades energéticas en el futuro cercano. Y más aún, si las tuviese, ese país seguirá importando petróleo y gas de sus colonias árabes y del resto del mundo porque está obligada en hacerlo.

Para que el modelo económico mundial pactado tras los acuerdos de Bretton Woods en 1945 siga funcionando, y EE.UU. mantenga la hegemonía del sistema, obligatoriamente necesita que los petrodólares estadounidenses sigan inundando los mercados y sirviendo como moneda de transacción y reserva en todo el mundo. Solo de esta manera, las petro-monarquías árabes y otros regímenes pueden seguir financiando la economía del quebrado imperio adquiriendo a la vez bonos del tesoro y depositando las reservas en divisas adquiridas en los propios bancos estadounidenses.

En realidad, EE.UU. se paga y se da el vuelto con los sauditas, ya que financia el derroche de los monarcas árabes y entrega una parte de la renta petrolera que sirven como dádivas para aquellos pueblos oprimidos.

Arabia Saudita es el mayor productor de petróleo del Medio Oriente, el segundo mayor productor del mundo después de Rusia y es el país donde reina una de las monarquías más ricas del mundo, pero, también es el lugar donde reinan la pobreza y la corrupción.

La monarquía saudita es de tipo medieval. Allí no existen libertad de prensa, ni sindicatos, ni libertades políticas, ni derechos para las minorías, ni para las mujeres, ni mucho menos un sistema judicial independiente. Todo el poder del país se encuentra en manos de la casta familiar de los Saud.

Se conoce que la familia real saudita cuenta con más de 8 mil príncipes (la mayoría de ellos no trabaja), que obtienen importantísimos sueldos, lo suficientemente altos como para mantener sus palacios en la Costa Azul, yates en Marbella, y apartamentos de lujo en Nueva York. La Casa Real percibe el 0,3 % del presupuesto nacional, cuyos ingresos por la exportación de petróleo reportan US$ 20.000 millones al año. La revista Forbes reseñó en 2008 que el rey Abdallah ocupa el tercer puesto en la lista de las personas más ricas del mundo, con un patrimonio de US$ 21 mil millones [5]. Una familia tan grande, corrompida y con muchas ambiciones de poder es también sinónimo de muchos problemas.

Son muchos los aspirantes a reemplazar al viejo y enfermo rey Abdallah. Aunque los medios oficiales se encargan de difundir imágenes de unidad familiar, las tensiones y pugnas internas entre los principales aspirantes a convertirse en el próximo monarca son cada vez más rudas. Esta situación ha permitido a los lobbys petroleros estadounidenses y al Departamento de Estado jugar abiertamente el papel de árbitros mediadores para la transición. Como nunca antes en la historia de la familia, esta ha sido tan dependiente del extranjero para decidir un asunto doméstico. El próximo monarca saudita será decidido por EE.UU: el más servil cipayo y agradecido con occidente.

Por otra parte, en los últimos 20 años la población de Arabia Saudita ha crecido de forma exponencial, superando hoy la cifra de 29 millones (uno de los crecimientos poblacionales más altos del mundo), cuya tasa de crecimiento poblacional está calculada en 3.5% (una de las más altas del mundo). A pesar de sus riquezas petroleras, los niveles de pobreza, miseria, desempleo y corrupción son de los más altos del mundo. En las calles de Riad y de otras ciudades abundan los mendigos tanto hombres, como mujeres y niños. Cada vez más, la opulenta realeza saudí es duramente criticada por el pueblo. Ésta casta podrida, dividida y enfrentada por la transición parece no percatarse que se encuentra en medio de una bomba de tiempo a punto de estallar. 

La dinastía saudita, que es también garante de los lugares más importantes de la comunidad musulmana como la Meca y Medina, es la primera responsable de la difusión de las interpretaciones más literales y reaccionarias del Corán.

Desde que en 1745 el emir MuhamadIbnSaud, fundador de la dinastía saudita, asumiera confesionalmente la doctrina del reformador religioso MuhamadIbnAbd al Wahhab (1703-1792), el wahabismo- salafismo, ésta pasó a ser parte de la ideología de todo el reino.

Los petrodólares sauditas benefician al Complejo Militar Industrial estadounidense (CMI), cuando el reino saudí adquiere nuevos armamentos o paga los gastos de las tropas y las bases militares de EE.UU. en ese país [6]; y también sirven para financiar el yihadismo-terrorista con la anuencia de la Central de Inteligencia Americana (CIA).

En muchas mezquitas construidas y financiadas por el reino saudita se enseña un Islam falsificado. Estos lugares funcionan como auténticos centros para el lavado de cerebro y reclutamiento de futuros yihadistas.

Es tanto el descaro saudita que AlwaleedbinTalal, un empresario multimillonario y miembro de la casa real de Arabia Saudita, admitió públicamente que ese país financió al Estado Islámico (EI) para ayudar a combatir y derrocar al Gobierno de Siria. Esa revelación tuvo lugar durante una entrevista concedida el pasado martes a la cadena CNN, en la cual el magnate dijo que Arabia Saudita otorgó apoyo financiero a los extremistas del EI. "Desafortunadamente, algunos en Arabia Saudita financiaron a combatientes extremistas en Siria" [7].

Entonces, ¿A quién beneficia la caída de los precios del petróleo? ¿Cuándo volverá el rebote de los precios petroleros?

Es importante destacar que la caída de los precios del petróleo no conviene a los países productores, claro está, pero tampoco le conviene a las trasnacionales petroleras de servicios encargadas de la explotación de las piedras de lutitas (“fracking”) en EE.UU., puesto que la tecnología requerida para estos trabajos es muy costosa (todos los expertos coinciden que requiere de un piso de más de 60 dólares para no producir a perdidas) un barril de crudo a 60 dólares sería una quiebra segura.

Una de las respuestas lógicas de ésta locura la dio el mismísimo Fondo Monetario Internacional  (FMI) cuando manifestó que la caída del precio del petróleo podría dar un impulso a la economía mundial (occidente) y sostener su recuperación, aún demasiado “desigual”, y al mismo tiempo, golpear las economías de los países productores  [8]. Christine Lagarde, jefa de ese organismo, reconoció que los precios bajos del petróleo es una “buena noticia” para las economías centrales (consumidores). Dijo “Habrá ganadores y perdedores pero, en definitiva es una buena noticia para la economía mundial  (…) Cuando hay una caída de 30% (…) debería traducirse en un excedente de 0.8% para las mayorías de las economías desarrolladas que son todas importadoras de petróleo” [9].

Es evidente que EE.UU. y sus aliados de Europa se plantean promover la recuperación de sus quebradas economías (la revalorización del Dólar y el Euro) por medio del petróleo barato. Lo que se traduce en un ahorro significativo en Divisas estadounidense por cada barril de crudo consumido, y al mismo tiempo, asestar un duro golpe a las economías de países productores como “enemigos de la OTAN” [10] como Rusia, Venezuela e Irán.

En conclusión podemos decir que:

1.- El negocio del “fracking” no es más que otro fraude económico y publicitario de EE.UU. que persigue enriquecer a los inversionistas de Wall Street e incidir en recuperación económica de los quebrados “países desarrollados” *.

2.- Por las razones que hemos expuestos más arriba, Arabia Saudita no puede siquiera imaginar plantear una guerra de precios contra los intereses de las compañías petroleras estadounidenses y su gobierno. Sus anuncios representan un verdadero show mediático que contribuye a la estrategia de EE.UU.

3.- La OPEP se encuentra atadas de manos debido a la posición dominante de las corruptas colonias-monarquías árabes mantenidas por EE.UU.

4.- Países como Venezuela, Argelia e Irán que hicieron un esfuerzo de convocatoria importante para la pasada reunión de trabajo ministerial de la OPEP, deberían replantearse una nueva estrategia para el rescate de ese organismo. La más significativa pasa por promover la incorporación de nuevos países productores como miembros plenos de la OPEP, convocando a los nuevos países productores de África y, especialmente a la Federación Rusa.

Ahora la pregunta que resta por responder es ¿Hasta cuándo podrá EE.UU. mantener su incidencia sobre los mercados petroleros?

Somos de la opinión que el juego estadounidense no durará mucho tiempo.

 

Fuentes:

[5] crisis en el reino saudita

http://www.perfil.com/contenidos/2011/03/21/noticia_0009.html

[6] EE.UU. vende armas a Arabia Saudí

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=177690

[7] reino saudita financia el EI

 http://actualidad.rt.com/actualidad/view/144482-rey-saudita-financiar-estado-islamico

[8] FMI caída de los precios del petróleo

http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/11/13/caida-de-precio-del-petroleo-puede-impulsar-economia-fmi/#.VHvAYdKG91Y

[9] FMI dice que precios bajos del petróleo es buena noticia.  Por. AFP

[10] OTAN: 65 años inventando enemigos.

3http://www.rebelion.org/noticia.php?id=189278parte

 

* Es importante destacar que las economías más desarrolladas no es sinónimos de países desarrollados, porque países más pequeños como Suecia, Cuba entre otros presentan índices de desarrollo humano mucho más elevados que varias potencias mal llamadas del primer mundo.



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Basem Tajeldine

Marxista. Investigador de temas geopolíticos internacionales en el Centro de Saberes Africanos. Moderador del programa VOCES CONTRA EL IMPERIO, RadiodelSur y RNV.

 basemtch@gmail.com      @BasemTajeldine

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