El enigma del EIIL

Un nuevo protagonista ha surgido en el Medio Oriente: el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL en español, ISIS en inglés, Dahesh en árabe). Un protagonista que tiene de cabeza a la mayor parte de los gobiernos del mundo, sobre todo aquellos que pretenden ser los conductores de la geopolítica mundial.

Si uno se guía por lo que dicen los medios privados corporativos y varios de los gobiernos de esas naciones, en Irak y Siria apareció (como surgido de la chistera de un mago) un nuevo grupo “terrorista” que asola estas regiones y se comporta con un inusitado nivel de salvajismo, asesinando personas, abusando de las mujeres e intentando imponer una forma de vida y unas costumbres (las del Islam tradicional) absolutamente retrógradas y bárbaras.

El deber entonces del mundo civilizado es combatirlos (destruirlos ha dicho la Casa Blanca). Es sorprendente la unanimidad de opinión que su presencia y acción despiertan. Naciones enfrentadas como Irán o Rusia y China con los Estados Unidos y la UE, coinciden absolutamente en que el EIIL y el Califato Islámico que ha instituido en los territorios que viene ocupando son un peligro para el mundo. Treinta naciones reunidas en Europa han decidido que es necesario tomar acciones para detenerlo. Aparentemente nos encontramos frente a un peligroso virus social que amenaza a la humanidad entera.

Sin embargo, si lo vemos con seriedad, sería necesario saber algo más de todo el asunto que lo que nos dicen los medios o declaran los gobiernos. Si el EIIL es realmente un enemigo de la humanidad, es necesario saber a que nos estamos enfrentando.

Võ Nguyên Giáp, el legendario general vietnamita explicó en una entrevista que le realizara la TV francesa hace unos 25 años, que los norteamericanos habían perdido la guerra de Vietnam porque “Nunca habían leído el Sun Tzu”. El legendario “Arte de la Guerra” chino dice que para pelear es necesario conocer y entender al enemigo. Giáp expresaba: “Nosotros estudiamos y conocimos a los estadounidenses, ellos no lo hicieron con nosotros y nunca nos entendieron.” Sería entonces de sentido común tratar de saber qué es lo que está sucediendo realmente en el Medio Oriente y sobre todo de que se trata el proceso social y político que crea la existencia y genera el protagonismo del EIIL. Quién y qué es realmente el Estado Islámico de Irak y el Levante.

Precisiones y preguntas

En primer término, resulta que el EIIL tiene raíces antiguas. Desde 1991 Estados Unidos viene promoviendo, financiando y ayudando a grupos integristas islámicos[1], primero para controlar Afganistán, luego para atacar en Irak a Saddam Hussein, cuando dejó de ser un aliado para convertirse en un enemigo. Es allí que nace el EIIL, ayudado por EEUU. O sea que su aparición no es producto de la generación espontánea actual, sino que tiene toda una historia detrás.

La otra precisión es su relación con Al-Qaeda. La organización fundamentalista que fuera alentada y financiada en su momento por los EEUU, que se convirtió en un monstruo en la medida que elaboró su propia agenda y comenzó a enfrentar a sus creadores (con Osama Bin Laden a la cabeza). Su imagen es usada en todo Occidente como un paradigma del mal, y por lo tanto la lógica mediática dice que si el EIIL es su aliado, también es parte del mal. La realidad es que hace ya mucho tiempo que las relaciones que en algún momento tuvieron ambas organizaciones se disolvieron y que hoy el EIIL y Al-Qaeda no tienen ni agendas ni lazos comunes.

El otro asunto delicado es la calificación unánime del EIIL como un grupo terrorista. La verdad es que sería un grupo terrorista bastante sui generis. En primer término, los grupos terroristas son organizaciones clandestinas que como máximo combaten al estilo guerrilla y que se caracterizan por generar atentados puntuales donde normalmente mueren civiles y cuyo objetivo es la siembra del temor en la población.

Pero resulta que este grupo se comporta como un ejército tradicional, que ataca y conquista militarmente objetivos específicos, y que consolida el  territorio que va ocupando, en una clásica maniobra de expansión geográfica. No se ha destacado (con toda intención) a nivel mediático que el propio Pentágono y el Departamento de Estado han reconocido ya que se trata de algo más que un grupo terrorista, que son en realidad un verdadero ejército regular (que hace un uso “muy creativo” de los blindados, han afirmado ambas fuentes).

Sus éxitos militares en corto tiempo han sido poco menos que notables, en una especie de blitzkrieg han sido capaces de infligir derrotas al ejército sirio que durante tres años ha sido victorioso ante todos los intentos de Occidente de tumbar el gobierno de Damasco con la acción de mercenarios, y ha derrotado también a las milicias kurdas iraquíes, que fueron capaces de contener a Saddam Hussein en el apogeo de su poder.

Todo esto no se explica simplemente diciendo que son un grupo terrorista.

Hay otro aspecto y es el de la demonización. Los medios corporativos se han cuidado mucho de difundir (con muy escaso material de respaldo) que las acciones del EIIL son bárbaras, que asesinan gente, que raptan mujeres, y sobre todo que imponen la ley islámica a las poblaciones que conquistan. Siendo sinceros, si bien todo esto puede ser muestra de terror y barbarie, no se trata de actos mucho peores que las acciones de los “civilizados” israelíes en Gaza, o los “civilizados” ataques con drones que ordena sistemáticamente el presidente de los EEUU sobre Pakistán, que dejan un trágico saldo de civiles muertos (niños, mujeres y ancianos sin distinción) y que constituyen un mero “daño colateral” inevitable para “mantener la civilización”.

En definitiva, todo el Medio Oriente es una zona donde no existen por ninguna parte los famosos Derechos Humanos (tampoco existen demasiado en el resto del mundo) y adjudicar la barbarie exclusivamente a una facción es como mínimo una manipulación intencionada.

Y tampoco se explica con esta imagen que muestran los medios como un grupo como éste (según la propia CIA) ha logrado en tres o cuatro meses multiplicar sus efectivos de combate por lo menos en un 300%, llegando a tener un contingente que oscila entre los 30.000 y 50.000 soldados. Que desde todas partes (y sobre todo desde los países centrales) continúen llegando contingentes de jóvenes “civilizados” que se unen el EIIL. ¿Cuál es el factor social, cultural o político que explica este violento crecimiento? Nadie habla de ello, más aún, nadie parece interesado en analizar estas cuestiones.

Finalmente, nadie parece tampoco muy interesado en estudiar las comunicaciones que genera el EIIL. Las tres “decapitaciones” de periodistas que han difundido son por lo menos unos claros videos montados, en los que se ha utilizado una escenografía diseñada (las dunas y el cielo del fondo), unos personajes definidos (el condenado vestido de naranja y el verdugo de acento británico encapuchado y de negro), dónde se ha desarrollado un guión (es notable la recurrencia de los diálogos) y donde se han utilizado los más sofisticados recursos de post producción. No se trata de meras miradas descriptivas e informativas de los hechos, estos videos son verdaderas “representaciones” teatralizadas. Su intención parece ser rescatar una vieja forma de la guerra psicológica (que Occidente tiene medio abandonada desde los horrores de la Primera Guerra Mundial) para provocar terror en el enemigo.

Recuérdese por ejemplo las ejecuciones de los españoles en la América colonial con desmembramientos y cabezas fritas en aceite y atravesadas en picas, o al ejército otomano (en pleno siglo XX) con los empalamientos o las pirámides de calaveras.  Estos videos no aparentan ser así un mero síntoma de barbarie, sino que traslucen una intención detallada y programada. Las propias agencias de inteligencia occidentales han expresado sus dudas sobre la realidad de estos videos, considerando las razones que hemos expuesto.

Y su última producción que es por lo menos desconcertante, un video de un minuto y veinticuatro segundos de duración, que se titula –en inglés– “Flames of War” (Llamas de la Guerra) donde aparecen secuencias de imágenes de alta calidad, de Obama, de la Casa Blanca y de acciones de guerra en el desierto, con una edición de primera línea, con el uso de disolvencias y cámara lenta al mejor estilo Hollywood, y en el que se incluye la frase (también en inglés) “Fighting has just begun” (La lucha acaba de comenzar) y que culmina –al mejor estilo de un tráiler de película– con la frase “Coming Soon” (muy pronto) también en árabe. ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Será que el EIIL sí ha estudiado bien al enemigo?

Algunas apreciaciones

Esto hechos nos muestran primero, que nos encontramos ante un proceso social y político producto de condiciones culturales e históricas diferentes a las de Occidente, y que se caracteriza por un crecimiento viral. No hay dudas que puede convertirse en un problema grave para nuestro globalizado planeta, al constituir un nuevo factor político que no responde a las lógicas geopolíticas establecidas y por lo tanto se vuelve no solo impredecible sino también un peligro potencial. Quizás esto explique la unanimidad de su condena.

También muestra que su propuesta (sea esta la que sea realmente) produce un efecto de “encantamiento” que moviliza grupos humanos hacia él. Quizás se trate de que es una propuesta trascendente (aunque sea errada) que aparece en un mundo que hace ya mucho tiempo que no las tiene y que promete llenar el vacío producido por el pragmatismo universal reinante. Si esto es así, habrá que ajustarse los cinturones para poder ofrecer (sobre todo a los jóvenes hastiados del capitalismo de consumo) una alternativa diferente a la propuesta integrista islámica.

Cada vez que intentamos mostrar estos escenarios aparece una reacción que nos califica como “defensores” del EIIL. No es ésta en absoluto la intención, pero parece claro que para tener no solo una postura sino también una respuesta realista frente a él, es necesario que entendamos realmente a qué nos estamos enfrentando y no nos conformemos con la imagen de matrices propagandísticas mediáticas.

Recuérdese además que hasta ahora (y es posible que en adelante a pesar de las últimas declaraciones de Obama) los bombardeos realizados al EIIL por los Estados Unidos han sido puntuales, y “casualmente” se han concentrado en la defensa de las instalaciones petroleras que el avance del EIIL pone en peligro y que están (después de habérselas arrebatado a Saddam Hussein) en manos de la Chevron y la Exxon. Hasta la famosa presa de Mosul, “Con cuyo control el EIIL tiene la posibilidad de inundar un 80% del territorio de Irak” según los medios, en realidad sólo tiene importancia estratégica para EEUU porque a su costado está una de las más grandes instalaciones de petróleo que manejan esas corporaciones. Y si bien 30 naciones declararon la importancia de tomar medidas contra el EIIL, fueron claras de que ninguna intervendría militarmente en Irak, dejándole el trabajo sucio sobre todo a las milicias kurdas, a las cuales varios países europeos (entre ellos Alemania e Italia) ya están entregándoles armas.

En definitiva, es hora de que aclaremos el enigma del EIIL, que desentrañemos su existencia y sus acciones a la luz de un análisis real, y que no nos guiemos únicamente por unas torpes matrices mediáticas cuya única intención es despertar el rechazo y el odio hacia lo que sucede en Irak en las poblaciones de las clases medias de los países centrales y en las oligarquías de los dependientes. Sólo así podremos tener una visión clara de los complejos sucesos del Medio Oriente que pueden ser determinantes para el futuro de todos.

 



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Miguel Ángel Guaglianone Rodríguez


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