La brutal agresión de Netanyahu y la situación de la revolución árabe

El agravamiento de la agresión israelita, que el pueblo palestino está respondiendo heroicamente, también nos plantea la necesidad de responder algunas preguntas más de fondo sobre lo que está ocurriendo. ¿Porque esta política de Netanyahu? ?El estado sionista puede ser democratizado? ¿ Que está pasando en el mundo árabe luego de las revoluciones democráticas y la primavera árabe?

La primera respuesta está para nosotros más clara por cuenta de los brutales hechos que comete el sionismo. La respuesta a la segunda pregunta es más problemática, y así no tengamos respuestas acabadas y precisas no podemos dejar de tocar este tema y la vinculación que tiene con la situación mundial.

El estado sionista quiere destruir Palestina
La actual agresión del estado sionista en la tierra Palestina no dejan dudas: Netanyahu quiere destruir Palestina. Una de las características del sionismo es su ilimitada capacidad de mentir. Siempre ha tenido que hacerlo para justificar su brutal política colonialista, racista, de limpieza étnica, de apartheid, de agresión militar permanente bajo el manto de su “derecho a existir”. La realidad muestra que el estado sionista no quiere coexistir con un estado palestino; quiere terminar con todo vestigio de los palestinos sobre su tierra. Salem Nascer ha publicado un artículo en la Folha del 17 de Julio (www1.folha.uol.com.br/opiniao/2014/07/1487025-) sobre este racismo que merece ser destacado. “ Trata-se de un tipo especial de rascismo, que no se basta en representar a su víctima como traicionera y naturalmente orientada para la violencia, lo que quiere es despedirlo de su derecho de definir su identidad, negarle el derecho de ser, apagarlo de su propia historia”. Dice Nasser que para eso tienen que volverlo cadáver, y como cualquier ladrón, ocultar el cadáver. Quien está llevando adelante esta sucia tarea no es solamente Netanyahu, él es el portavoz del fundamentalismo sionista que directamente se opone a este mínimo derecho de existir, de vivir del pueblo palestino.

La resistencia ante la agresión permanente (y el legítimo uso de métodos de defensa armados) puede llevar a actos desesperados como en el caso de los tres niños israelitas muertos. Pero ni este ni ningún otro hecho justifican una de las más bárbaras agresiones que tiene la historia de la humanidad y que tiene un objetivo: No es defender la existencia de Israel sino es terminar definitivamente con lo que queda de Palestina luego de años de colonización, limpieza étnica y apartheid. El informe del relator de la ONU Richard Falk aparecido en la página web de la ONU el 4 de marzo lo dice con toda clareza: Israel promueve “colonialismo”, “apartheid” y “limpieza étnica” en Palestina: tres calificativos que encierran los objetivos que tiene (y por tanto de de lo que es), el estado de Israel.

Esto es lo esencial de la situación actual, lo determinante. Esta es la línea que ha primado y se ha venido afirmando en el tiempo. Los muros que rodean Gaza y Cisjordania, (más extenso y más siniestro que el Muro de Berlín, porque es una cárcel, hablar de apartheid es poco), la sistemática política de aumentar los asentamientos, son un salto de cantidad en cualidad, un proceso irreversible, de la burguesía sionista “dueña”, no solo dominante, del estado sionista.

En el estado sionista de Israel se ha consolidado firmemente el sector más de derecha fascista, asentado en el más siniestro racismo que tiene el mundo en estos últimos 70 años. Benjamín Netanyahu debe estar siendo apoyado por los sectores más fascistas de la comunidad judía, por un aparato y una burguesía que actúa con fuerza propia (como decía Trotsky el fascismo se apoya en los sectores pequeño burgueses desesperados y luego termina siendo aceptado por el gran capital financiero). Si el sionismo ha sido siempre un aliado de USA, en la que el imperialismo yanqui era su socio mayor y en definitiva quien decidía, ahora parece que esa asociación que es y será indestructible, está más invertida.

La primavera árabe obligó a Obama a tener una política más “independiente” de Netanyahu Esta política se tenía que concretar en una negociación y un consenso mundial de dos estados sobre la base ciertas bases mínimas que le permitan a la burguesía palestina sobrevivir y en ese sentido también a los palestinos que habitan Gaza y Cisjordania . (Una negociación incluso que no era sobre la base de la resolución de la ONU de 1968 por la cual Israel debía devolver los territorios). Como todo indicaba, Hamas también hubiera aceptado esta política, y según parece esa era la explicación para el acuerdo Hamas-Al Fatah. Pero esta salida negociada del imperialismo de dos estados, con la que sectores de izquierda han conciliado, se ha trasformado en una farsa.

La política de destrucción de Palestina encierra una gran contradicción: Por un lado, se afirma como política estratégica, casi como principio para las fuerzas consecuentemente democráticas y anticapitalistas que no hay otra forma de paz y de autodeterminación del pueblo palestino si no es con la destrucción de este estado. (luego tocaremos el tema de estado como conjunto de instituciones y estado como país). Pero por otra parte, como táctica y como política concreta, consecuencia de lo avanzado de la política sionista y la actual correlación de fuerzas, la consigna presente y concreta es el reconocimiento del estado palestino ya, el retiro de los asentamientos y la apertura de las fronteras derribando el muro. Este es la única forma que las masas palestinas pueden respirar y se puede ganar la primera batalla contra el sionismo. Esta es la consigna por la que ahora puede luchar el pueblo palestino que comienza con el retiro de las tropas sionistas, el cese de la agresión, los bombardeos y matanzas. A nivel internacional tenemos que exigir la ruptura de todo tipo de relaciones con el estado sionista. La movilización unitaria internacional tiene que hacer estas exigencias a los gobiernos, en Brasil el PSOL lo están haciendo con toda energía en Brasil.

Las contradicciones de la situación mundial
Tenemos que incrustar lo que pasa en Palestina en el marco de una situación mundial se va volviendo más incierta y caótica. Solo basta mirar lo que pasa en Ucrania para verificar esta afirmación.

Este caos e incertezas se explican en última instancia por la desigualdad muy grande que hay entre lo objetivo y lo subjetivo. De un lado, la crisis de dominación del imperialismo se acentúa. Se muestra más que nada en la fragilidad de Obama, empantanado en Afganistán, paralizado en Irak, donde el enfrentamiento entre sunitas y chitas ha vuelto la situación caótica. También en la creciente desestabilización que provoca en Ucrania el fortalecimiento del neo imperialismo ruso.

La aparición en estos lugares y en otras muchas partes del mundo de sectores exacerbados derechistas, que salen por fuera del control normal del imperialismo y sus planes (que cada vez parecen más precarios) muestran esta cara de la realidad. El estado de crisis de la dominación hegemónica hace que prevalezcan las fuerzas centrífugas a las centrípetas.

El imperialismo americano (primer ejército del mundo) sigue siendo la principal herramienta para sostener la dominación del capitalismo-imperialista. Pero lo que ha pasado es que por la crisis económica mundial y sus propios desastres políticos militares en Irak y Afganistán su control general se ha vuelto más precario. Al mismo tiempo, la exacerbación de la situación ha provocado la crisis de los regímenes políticos de dominación democráticos burgueses y el surgimiento de fuerzas más de derechas, por fuera de los regímenes como es el caso del neofascismo en Europa, Tea Party en USA, las derechas fascistas pro rusos y pro occidentales en Ucrania. Y ha dado lugar también a que aparezca el neo imperialismo ruso (segundo ejército del mundo) que en medio de esta crisis toma fuerza sobre todo para recuperar su área de influencia.

Y por otro lado, la otra característica de la realidad mundial es la desigualdad con el factor subjetivo. El mundo está recorrido por innumerables luchas que muestran que el estado de ánimo de las masas no decae, las movilizaciones se extienden pero, al mismo tiempo, existe la ausencia de una alternativa de dirección, de clase, o dicho de otra manera de una alternativa democrática, antiimperialista y anticapitalista que sea consecuente y capaz de unir al conjunto de las masas contra el imperialismo y sus agentes. Así ha pasado en dos puntos revolucionarios álgidos. En Egipto luego de dos grandes movilizaciones revolucionarias por esa ausencia terminaron tomando el poder los militares. Y en Ucrania luego del gran levantamiento de Maidan terminó imponiéndose un gobierno pro occidental de derecha en el Este y un separatismo manipulado por el neoimperialismo ruso en el Oeste.

Por esta ausencia se reavivan luchas étnicas, aparecen nacionalismos xenófobos y por eso ocurren impasses en procesos revolucionarios e incluso avances de la contrarrevolución. Por esta misma razón toman fuerza métodos de lucha no clasistas como el terrorismo de Al Queda.

Somos de la idea que esta contradicción se irá resolviendo. La crisis del capitalismo imperialista no solo sigue sino que parece que es cada vez mayor sobre todo en el terreno político. Hay mas desestabilización de sus regímenes, mas crisis y por eso la lucha de clases entre cada vez más en todos los rincones del mundo. No podemos ver el mundo si no es en su totalidad y en los centros de poder más importantes. Tenemos que mirar mucho a los EEUU donde todo apunta a que la lucha de clases se está fortaleciendo y que lo mismo va a terminar pasando en China. Y tenemos que pensar que estos procesos son y van a ser fundamentales para la construcción de alternativas anticapitalistas y la superación de la crisis de dirección.

La encrucijada de la revolución árabe y la lucha palestina
Desde que se inició de la movilización en el final del 2010 en Túnez, dijimos en documentos del MES y de nuestra corriente, que había comenzado un proceso de revolución en el mundo árabe de la cual la caída de Ben Alí y Mubarak eran los puntos más altos. Sostuvimos (y seguimos sosteniendo) que la derribada de estos regímenes fueron provocadas por revoluciones democráticas. Esa movilización revolucionaria se extendió con desigualdades por todo el mundo árabe, llegó hasta Arabia Saudita, Bahréin, tiró al dictador Kadafi y desató la grande y heroica movilización de masas contra Base Al Asad en Siria.

Desde el final del 2010 hasta los finales del 2012 fueron de ascenso revolucionario. Primó en el movimiento de masas la lucha popular democrática, laica, revolucionaria contra las dictaduras de la región. (Alí, Mubarak, Kadafi, Azar). A finales del 2012 comenzó el impasse de la situación en Siria, y un peligro que había sido apuntado por Gilbert Achcar y otros militantes de la IV Internacional, entre ellos los compañeros tunecinos, comenzó a tomar fuerza: el fortalecimiento del fundamentalismo religioso del islamismo con el consiguiente peligro disolver el carácter democrático revolucionario hacia un enfrentamiento religioso e interétnico.

En Siria la movilización revolucionaria hizo posible la formación de un ejército de liberación formado a partir de la deserción de soldados y oficiales, los comités revolucionarios y la milicia popular. En medio de la represión brutal del régimen surgió la guerrilla islámica del ISS vinculada Al Queda como una tercera fuerza que terminó enfrentando tanto a los rebeldes como al régimen. Esta guerrilla sunita avanzó sobre Irak donde ahora ocupa una parte considerable del territorio y en especial la zona petrolera. El imperialismo asiste con las manos atadas a este enfrentamiento interétnico que divide ahora Irak. (Los métodos de barbarismo del ISIS, parecen ser tan crueles, que Al Queda ha roto relaciones oficialmente según informa un artículo The Washington Post. (“Al Qaeda disavows any ties with radical Islamism ISIS group in Syria, Iraq”).

En Egipto gano las elecciones el partido los hermanos musulmanes y subió al poder Morsi que, en medio de la crisis económica sin resolver en años, pretendió fortalecerse a través de medidas que iban en el sentido de crear un estado bajo normas islámicas. En el 2013 el pueblo egipcio dio una prueba de sus fuerzas y su ánimo revolucionario; millones salieron a las calles en todo el país para terminar con su gobierno. En ese proceso, las fuerzas preponderantes en el mismo no construyeron una alternativa de poder democrática revolucionaria. Los principales líderes, entre ellos El Baradei, cometieron un error histórico al dejar que en medio de la crisis tomara el poder el ejército. Y este utilizó el legítimo descontento del pueblo con el gobierno de los Hermanos Musulmanes para iniciar la represión contra ese partido y su base islamista provocando grandes matanzas y sin dudas la confusión y división del movimiento popular. En nuevas elecciones que tuvieron muy poca participación se legitimó en el gobierno el caudillo del ejercito Sissi instalándose un régimen de características bonapartistas. Nos parece que sería un error decir ya que una contrarrevolución triunfó en toda la línea. No parece que Sissi sea igual al régimen de Mubarak ya que mientras aquél surgió de un proceso degenerativo largo del nasserismo, ahora el ejército tiene que gobernar sobre recientes movilizaciones revolucionarias. Pero al imperialismo no le vino mal la retomada del ejército porque el gobierno musulmán de Morsi por su base musulmana, era menos afín con EEUU en la cuestión Palestina.

Estamos escribiendo desde muy lejos y entonces la posibilidad de equivocarse es mucho mayor. A pesar de ello es importante arriesgar ciertas caracterizaciones hasta que una buena discusión en la izquierda marxista especialmente la que milita en la región o esté más próxima a ella ayude a clarificar la situación mejor.

En documentos del MES de 2013 escribimos que la revolución árabe vivía una situación de impasse. Ahora bien, ese impasse se está prolongando. Siria primero y luego Egipto han sido dos golpes a la primavera árabe. Así en lo profundo del movimiento de masas no se haya perdido el proceso de la revolución, la situación objetivamente cambió y la razón principal es la debilidad de una alternativa democrática revolucionaria en los países de la región. Y por esa ausencia se han afirmado dos procesos contra la revolución en estos países. Si este curso continúa, y no se dan nuevos procesos revolucionarios en otros países del conflictivo mundo árabe, tendríamos que decir que la situación deja de ser de impasse, y adoptar otra caracterización; decir que la revolución árabe fue degenerada, deformada, que triunfo el termidor como ya ocurrió en Argelia, Egipto y Siria en los 70 y los 80.

Palestina también sufre este proceso de impasse (para no utilizar todavía otra caracterización) de la primavera árabe. En 2011 la primavera llegó hasta Israel donde hubo una manifestación de cien mil contra los aparatos del estado sionista. Y se dio también entre los jóvenes palestinos que exigieron la unificación de Hamas y Al Fatah. Se liberaron y legalizaron los túneles y hasta se liberó la frontera de Gaza con Egipto. La primavera tuvo o como telón de fondo la causa palestina que era agitada en todas las movilizaciones. Las posibilidades de repercusión de la revolución democrática eran inmensas en la zona, podían conmover el estado sionista y superar las direcciones palestinas: al viejo aparato burocrático y corrupto que domina Al Fatah de un lado, y del otro la dirección islámica de Hamas que hace paternalismo sobre los sufridos palestinos de Gaza. Fue en este contexto que una gran cantidad de países, entre ellos Brasil, reconocieron el estado palestino.

Pero parece que este proceso se paró. Los túneles se cerraron, el acuerdo de Hamas con Al Fatah es progresivo pero superestructural, no ha sido un proceso que ha entusiasmado y unificado al movimiento de masas palestino.

Se agudizan las disputas en la región
Pero las luchas del pueblo palestino, del mundo árabe, el kurdo. Irak, Irán y Afganistán no están absolutamente definidas, hay también una situación más caótica en esta región del mundo, siempre atravesado por la intervención y los intereses del imperialismo.

En la actualidad están dominando los intereses geopolíticos de las burguesías y los imperialismos (sin claras líneas divisorias) a los de las masas. Pero estas mismas disputas, que son parte de la crisis y decadencia del sistema, se dan bajo el telón de fondo de la lucha de clases y pueden reavivarla; las contradicciones siguen, como seguirá por largo tiempo la lucha palestina.

La deformación en curso de procesos revolucionarios en luchas raciales interétnicas (especialmente sunitas y chitas), se dan en medio de una agudizada disputa entre las potencias: entre EEUU, Europa (especialmente Alemania que tiene sus objetivos) y el neoimperialismo ruso. Sus objetivos geopolíticos están sujetos y se tienen que acomodar también a los vaivenes de las burguesías petroleras regionales que son quienes actúan en las luchas raciales.

Un polo de este proceso es la autocracia sunita de Arabia Saudita, aliada histórica de los EEUU; el otro es el régimen chiita de Irán, que está enfrentado desde 1979 con los EEUU. (la república islámica de Irán es también una teocracia que surgió de la deformación de la revolución iraní de 1979 que tuvo un claro carácter democrático y antiimperialista en el que los trabajadores petroleros jugaron un papel fundamental).

El régimen de los ayatola de Irán apoya a la dictadura Siria y también a las organizaciones de base chiita de Hezbolah de Líbano y Hamas en Palestina que sostienen la lucha contra el estado sionista de Israel. La contradicción es que Irán (sostén de Siria) también juega ahora un papel clave en el sostén del gobierno de Irak (de base chiita), nacido de la intervención imperialista de los EEUU.

Irak está destrozado como consecuencia del papel nefasto de la intervención imperialista (que se apoyó en la mayoría chiita) para derrocar la dictadura de Saddam Hussein. Pero ahora se agregó una nueva guerra en la cual la milicia sunita radical alentada por Arabia Saudita, está controlando la zona petrolera y puede partir al país.

No por casualidad EEUU posterga las sanciones a Irán, porque este pasa a tener un papel clave en Irak y también Afganistán donde el régimen pro imperialista se enfrenta al talibán ligado a los sunitas. (el imperialismo yanki ya mostró capacidad de negociación cuando estaba en plena bancarrota en Vietnam y en forma secreta ya había emprendido negociaciones con China muy bien detalladas en el libro de Kissinger sobre China).

Esta situación muestra el debilitamiento y no la fuerza de los EEUU, aunque esto no cambia su carácter agresor. La actual acción sangrienta de Netanyahu muy bien puede deberse a que fue contrariado por los EEUU cuando tenía la política de atacar a Irán.

Medio Oriente y toda la región que lo rodea históricamente nunca tuvieron estabilidad. Prueba de ello es que cuando ocurrió la degeneración de los procesos en Argelia, Siria y Egipto (en la década del 70) luego vino la revolución iraní, y la región nunca se estabilizó. Esto puede pasar nuevamente; no hay que perder este marco ni tampoco el de la situación mundial.

¿Puede existir un estado de Israel democrático?
El estado sionista siempre será una fuente de desestabilización. Tenemos que profundizar la cuestión del estado sionista y la diferencia entre estado como país y el estado como el conjunto de instituciones por las cuales una clase, o un sector de clase, dominan al país, así como problematizar (en este caso) la diferencia entre régimen y estado. Los estados burgueses como países o como naciones se formaron en un proceso revolucionario que arrasó con los feudos, formo un mercado nacional y alrededor de ello una superestructura de organización del país (de dominio burgués obviamente), vinculada a relaciones de clase entre los hombres que se construyó bajo el impulso del capitalismo en su fase progresiva, cuando jugaba un rol revolucionario.

En el caso de Israel no fue así. Como país es un engendro imperialista contrarrevolucionario que se construyó sobre la base de una ideología super reaccionaria que es el sionismo y sobre la base de la expropiación y expulsión de los palestinos que formaban el 93% de la población. Se hizo en la fase imperialista, de rapiña del mundo por el capital financiero como definió Lenin. Este estado, fundado sobre la base de la comunidad de la fe es también un retroceso en relación al proyecto moderno de "estado fundado en la comunidad nacional".
Siguiendo la sistematización de Moreno decimos que el estado (como tal) es una superestructura formada por el conjunto de instituciones a través de las cuales una clase (o sector de clase) domina. Y qué régimen es la forma de como se organizan, se relacionan o estructuran, las diferentes instituciones en determinada situación, o sea cual es la que domina. (Ejército en el bonapartismo, parlamento electivo en la democracia burguesa etc. etc.)

La pregunta es: en el estado sionista (racista) de Israel, ¿es posible separar las instituciones del estado, o sea ellas tienen posibilidad de alternarse u organizarse de diferentes formas de poder estatal? Me parece que es un estado irreversiblemente contrarrevolucionario. a) Se funda sobre un país artificial, engendrado por intereses imperialistas. b) Necesita de una ideología reaccionaria que no se puede cambiar que es el sionismo (no puede ser laico por ejemplo), sin sionismo no hay estado. c) tiene que mantener un ejército en agresión permanente, no puede jugar otro papel dentro del estado.(hay un estado de guerra). En un estado burgués más normal hay instituciones más independientes como los sindicatos y los partidos políticos. Estos existen en Israel, pero parece que son marionetas, cada vez más meros instrumentos absorbidos por el estado sionista. El argumento que en el interior de Israel hay “democracia” porque los palestinos que habitan tienen su representación parlamentaria es una falacia. Es una minoría reprimida que nunca puede salir de este estado.

Derribar este estado está muy lejos de querer decir que hay que terminar con todos los habitantes judíos. (Como quiere hacer Netanyahu con los palestinos). Por el contrario es la única forma de lograr el cese definitivo de la violencia y lograr la forma de convivencia entre judíos y palestinos.

Sionismo e islamismo
También hay que distinguir entre la ideología sionista y la islámica. La primera es la base del racismo opresor, base de sustentación para ocupar los territorios y avanzar en la exterminación del pueblo palestino. Para mostrar una cara más de lo que es este racismo basta recordar la posición sostenida por una parlamentaria israelita que dijo que “había que matar todas las mujeres palestinas para que no haya más terroristas”. (El sionismo tomó fuerzas sobre la base de otro racismo, el antisemitismo desarrollado hasta sus últimas consecuencias por el estado nazi felizmente derrotado con la segunda guerra mundial)

El islamismo es también una ideología reaccionaria, retrógrada, que quiere involucionar conquistas de la humanidad en particular con los derechos de la mujer y que deforma la lucha contra el imperialismo bajo la falsa oposición cultural entre Oriente y Occidente. Dio origen a diferentes movimientos políticos que a partir de ese punto en común abarcan desde la reaccionaria y autócrata burguesía saudí hasta Hamas y Hezbolah. Se hizo fuerte por la traición o adaptación de los movimientos pan árabes nacionalistas radicales de la décadas del 50 al 70 como el nasserismo, o directamente revolucionarios y marxistas como fue el Frente de Liberación Nacional en Argelia y Al Fatah en Palestina.

Las ideologías son superadas o entran en retroceso según el estado de movilización. Cuando la movilización avanza se abre el camino para una conciencia de clase e internacionalista. En ese proceso la conciencia democrática revolucionaria es un paso en esa dirección. Así pasó en el mundo árabe; se avanzó y se retrocedió pero nada indica que la movilización no la vuelva hacer avanzar.

Palestina va a triunfar
El pueblo palestino está más sujeto y más dependiente de la lucha de clases en el mundo. La brutal agresión y terrible sufrimiento trasforman a Palestina no solo en una lucha del pueblo árabe sino también en una causa mundial. La contradicción formulada por Rosa Luxemburgo es actual y hay que repetirla. Socialismo o barbarie dejó de ser un pronóstico para el futuro para volverse presente; el estado de Israel es la barbarie para los palestinos y para el futuro de la humanidad y no puede pasar.

La decadencia del capitalismo imperialista ha colocado las tareas democráticas en la orden del día y ha mostrado también la incapacidad de la burguesía de resolverlas. Si hacemos un balance de las últimas décadas ha habido más avances que retrocesos de las causas democráticas y ellos han sido arrancados por luchas, movilizaciones y revoluciones. Fue la movilización del pueblo ruso quien en última instancia derrotó al fascismo. Así cayeron las dictaduras en Latinoamérica, así se terminó el apartheid en Sud África y así también cayeron las dictaduras del estalinismo.

Es verdad que la conciencia socialista que es la que supera los nacionalismos entre los pueblos y con la cual se puede empezar a conquistar toda la libertad, tuvo un retroceso porque las masas conocieron como socialismo la degeneración de la burocracia estalinista. Felizmente terminó, y su fin fue provocado por la movilización popular y es una conquista democrática.

Creemos que la resistencia palestina no va a bajar los brazos y cada vez mas va a impactar sobre la conciencia del mundo. Somos todos palestinos y su causa va a triunfar.

*Coordinador de Asuntos Internacionales del MES /PSOL


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