El Rey ha muerto: ¡Que muera el Rey!

Ya la elección del Parlamento Europeo dejo el estado español con olor a azufre, como diría Chávez. La izquierda emergió por fin, como ha emergido en nuestra América.

El Rey se levantó con fiaca y decidió abdicar este domingo, anunció al mundo su cansancio de ser Rey sin reino, rey de su espejo lleno de batracios, de una casta gobernante que desmorona los estados españoles y cuya plebe, hoy emergida en pueblo soberano, no ha cesado de llenar las plazas y las calles con su protesta incansable.

Será la monarquía su último elefante asesinado, será la soledad de los patriarcas su sepultura.

Se ha levantado el pueblo español esta mañana, cargado de futuro y de furia libertaria, no solo caerá el último Rey sino que el pueblo se hará cargo de impedir la sucesión. Cae la monarquía con traje descocido de democracia que dejara Franco, cae la Europa servil a los imperialistas del norte, retumban los tambores de un nuevo amanecer.

¡Que viva España! la de todos los pueblos, ¡que viva la república! La de la democracia participativa y protagónica.Como bien lo dijeran los vencedores: ¡Que huele a flores del sur en nuestro huerto!

Que se haga el referendum mortuorio a los Borbones, que nazca la patria de los humildes, de los sin casa, de los sin empleo, de los que exigen patria para vivir.

Un abrazo chavista a todas y todos los que hoy toman la calle para luego tomar el poder, un abrazo españoles y españolas, desde el corazón de Venezuela y de toda nuestra América, nuestra lucha es la misma, la revolución mundial nos llama, renacen los cantos de los caídos, regresa Miguel Hernández, regresa Antonio Machado y bajo un diluvio de hombres extinguidos, España se defiende

El incendio

Miguel Hernández

Europa se ha prendido, se ha incendiado: de Rusia a España va, de extremo a extremo, el incendio que lleva enarbolado, con un furor, un ímpetu supremo.

Cabalgan sus hogueras, trota su lumbre arrolladoramente, arroja sus flotantes y cálidas banderas, sus victoriosas llamas sobre el triste occidente.

Purifica, penetra en las ciudades, alumbra, sopla, da en los rascacielos, empuja las estatuas, muerde, aventa: arden inmensidades de edificios podridos como leves pañuelos, cesa la noche, el día se acrecienta.

Cruza un gran tormenta de aeroplanos y anhelos. Se propaga la sombra de Lenin, se propaga, avanza enrojecida por los hielos, inunda estepas, salta serranías, recoge, cierra, besa toda llaga, aplasta las miserias y las melancolías.

Es como un sol que eclipsa las tinieblas lunares, es como un corazón que se extiende y absorbe, que se despliega igual que el coral de los mares en bandadas de sangre a todo el orbe.

Es un olor que alegra los olfatos y una canción que halla sus ecos en las minas.

España suena llena de retratos de Lenin entre hogueras matutinas.

Bajo un diluvio de hombres extinguidos, España se defiende con un soldado ardiendo de toda podredumbre. Y por los Pirineos ofendidos alza sus llamas, sus hogueras tiende para estrechar con Rusia los cercos de la lumbre.

¡Chávez somos todos y todas, Venceremos!



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Raúl Bracho


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