Acosando a Cristina

La receta que no les funcionó nunca con Chávez intentan ahora aplicarla en Argentina. Apenas se anunció la intervención quirúrgica de Cristina Fernández de Kirchner en el Instituto Favaloro de Buenos Aires la derecha copiona, enajenada y globalizada proclamó el fin anticipado del mandato de la Presidente argentina, ocultando que la operación realizada por los galenos y su recuperación habían sido un éxito.

Comenzó entonces la fiesta macabra por la supuesta sucesión presidencial, suerte de espectáculo grotesco, donde la gama variopinta de las individualidades que conforman la oposición en el país del sur se disputaban el triste destino de autoproclamarse candidatos presidenciales, denostando y practicando el linchamiento moral contra el vicepresidente Boudu para crear “un vacío de poder” y autodecretar el fin del Frente por la Victoria, el peronismo de izquierda encarnado en los Kirchner. Pero como dice el poeta los sueños, sueños son, la dura realidad los puso en el lugar que les corresponde: en el ridículo.

Bastó el final de los cuarenta y cinco días de reposo médico de la mandataria para que el pueblo argentino se diese cuenta del cúmulo de torpezas en las cuales los grupos de la derecha habían incurrido. La primera revelación era sencilla y aplastante, la Presidenta se había recuperado y conservaba sus facultades. La segunda revelación golpeó con contundencia a sus adversarios. La reelecta gobernante, apoyada en su equipo de trabajo había diseñado un cambio de estrategia en las políticas tanto financieras como sociales y anunció la incorporación de nuevos y rostros y nuevas voluntades en el gabinete. Estas audaces decisiones sorprendieron a todos y desgastaron a la derecha que permaneció agazapada en la sombra mordiendo su derrota pero maquinando nuevas maniobras.

El miércoles 4 de diciembre volvieron a aparecer, esta vez en Córdoba donde el gobernador y la legislatura están en manos de la derecha. La provincia de Córdoba equivale en nosotros al Zulia. Transformaron una protesta de la policía local por aumentos salariales en un acto de provocación: Y como en todo plan orquestado cada quien juega su papel, los mandos policiales se acuartelaron, dejando las calles y la seguridad ciudadana en manos del hampa porque las autoridades locales no solucionaban las exigencias de los huelguistas; y oh! sorpresa el gobernador se encontraba ausente, dice él que se encontraba en Panamá de vacaciones y tardó casi un día en regresar mientras el hampa y grupos manipulables saqueaban modestos establecimientos comerciales, muchos de ellos en barriadas. Como en Argentina las autoridades provinciales son autónomas, el gobierno central no podía intervenir sin la previa solicitud del gobernador o de la legislatura provincial y por supuesto quedaba atado de manos. Extrañamente la solicitud de ayuda de la gendarmería nacional llegó apenas el jueves 5 a las 9 am cuando ya la calma había regresado ya. Resulta sorprendente la pasmosa rapidez con que los secretarios regionales resolvieron el reclamo policial de aumentar en cinco mil pesos el salario mínimo a ocho mil sin mediar discusión y en una breve reunión. Llama poderosamente la atención las denuncias formuladas por los comerciantes saqueados que permite establecer el perfil de quienes participaron en estos desvalijamientos. Solo robaban estimulantes sicotrópicos, artículos de lujo como joyas, anteojos, relojes y línea blanca. Otro detalle que añadir es que hacía poco el gobierno logró el reemplazo de los mandos policiales bajo severas acusaciones. Todo este inventario configura un plan preconcebido, un pulseo. No pudieron sacar a Cristina a base de falsos rumores médicos y ensayan ahora métodos violentos. Solo falta un apagón.



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Hector Agüero


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