¡Contamos con la rebelión del pueblo sirio y no con la intervención exterior!

Más de 150.000 muertos, centenares de miles de heridos y de inválidos y millones de personas desplazadas en el interior y hacia el exterior de Siria, ciudades, pueblos y barrios arrasados o casi totalmente destruidos con la ayuda de diferentes armas, entre ellas aviones de combate y misiles Scud, depósitos de explosivos, tanques, y demás materiales pagados con el precio de la sangre y el sudor del pueblo sirio con el pretexto de defender la patria y asegurar un equilibrio militar con Israel (al que, en realidad, el régimen sirio protege mientras ocupa su territorio, guardándose incluso de responder a sus repetidos asaltos).

Sin embargo, a pesar de las enormes pérdidas mencionadas, sufridas por los sirios y las sirias, y a pesar de las catástrofes que han caído sobre ellos, nadie de las instituciones internacionales o de los grandes países u otras entidades menos importantes ha sentido la necesidad de solidarizarse con ellos y apoyarles en la búsqueda de sus derechos más elementales de libertad, dignidad humana y justicia social. Excepto ciertos países del Golfo, como Qatar y Arabia Saudita, sin embargo con el objetivo de orientar la naturaleza de la lucha en Siria hacia el fanatismo, y denigrar la revolución siria y abortarla. Lo que denota el temor profundo a una propagación de la chispa revolucionaria a esos estados, de ahí su apoyo a fuerzas obscurantistas takfiries venidas, en lo esencial, de todo el mundo y que intentan imponer su concepción abominable del poder sobre la base de la charia islámica, cometiendo de forma repetida masacres horribles contra ciudadanos sirios que se han opuesto a sus actuaciones represivas y sus agresiones en las zonas que controlan o en las que atacan de vez en cuando, a imagen de lo que ha ocurrido recientemente en ciertos pueblos de Lattaquié.

Por otra parte, una multitud de fuerzas hostiles, en todo el mundo, traman complots contra la revolución del pueblo sirio que se produce en el contexto de varios levantamientos que afectan a una parte importante de la región árabe y del Gran Magreb donde, desde hace cerca de tres años, las poblaciones hacen valer su voluntad de poner fin a una historia constituida de opresión, injusticias y explotación. Poblaciones que quieren arrancar sus derechos a la libertad, a la dignidad y a la justicia social, levantando por ello, contra ellas, no solo a las dictaduras tiránicas locales, sino también a la mayor parte de las potencias imperialistas, que intentan perpetuar el pillaje de las riquezas de nuestros pueblos, así como las diferentes clases y fuerzas reaccionarias, a lo largo de toda la región y los países vecinos.

En cuanto a Siria, la coalición que lucha contra el pueblo que se ha rebelado, engloba una multitud de fuerzas sectarias reaccionarias, con el estado iraní y las milicias sectarias irakíes a su cabeza, pero también, muy desgraciadamente, la fuerza de choque de Hezbolá, que se ahoga hoy en el pantano de la defensa de un régimen dictatorial completamente corrupto y profundamente criminal.

Desgraciadamente también una parte importante de la izquierda árabe, tradicional, de raíces estalinistas, ya sea en la propia Siria, en Líbano o en Egipto y en el resto de la región árabe -e incluso a escala mundial- ha tomado, de forma clara y vergonzosa, el partido de esta coalición miserable, aferrada al régimen de los Al Assad, bajo el pretexto, en algunos casos, de que “no ha sucumbido” e incluso es un ¡“resistente”! Esto a pesar de su larga historia de guardián de la ocupación sionista del Golán sirio, y la represión sangrienta, en numerosas ocasiones desde que está en el poder, de numerosos grupos palestinos y libaneses (y sirios también) que resisten contra Israel, y que permaneció indiferente y servil desde la guerra de octubre de 1973 respecto a los ataques israelíes contra los territorios sirios. Esa opción puede tener consecuencias graves en lo que se refiere a la posición del pueblo sirio respecto a la izquierda en su conjunto.

Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas, en general, y el Consejo de Seguridad en particular, han sido incapaces de condenar los crímenes de ese régimen que el pueblo sirio rechazaba pacíficamente durante más de siete meses, mientras los manifestantes sucumbían cada día bajo las balas de los francotiradores y de los shabbiha y los activistas más eficaces eran detenidos y sometidos a las peores formas de tortura y de liquidación en los calabozos y centros de detención. Durante todo ese tiempo, el mundo permaneció silencioso adoptando una actitud negativa.

Esta situación ha persistido con la escalada de los crímenes cometidos por el régimen después de que el pueblo se hubiera obligado a tomar las armas -a través de la emergencia de lo que se ha hecho conocido como el Ejército Sirio Libre (ESL) una parte importante de cuyo mando y elementos son disidentes del ejército regular.

Esto porque el aliado más importante del régimen baasista de Damasco, en este caso el imperialismo ruso que le proporciona todo tipo de apoyo, ha permanecido al acecho en el Consejo de Seguridad para bloquear cualquier esfuerzo que tuviera por objetivo condenar esos crímenes.

Los Estados Unidos, en cambio, no ven un verdadero problema en el mantenimiento del statu quo, con todas las consecuencias de la destrucción del país, a pesar de las amenazas y las intimidaciones a las que recurre el presidente americano cada vez que una voz de la oposición siria se eleva a propósito de la utilización de las armas químicas por el régimen, hasta la última escalada cuando ha estimado que ¡la “línea roja” había sido franqueada!

Está claro que Obama, que da la impresión de que irá adelante en la ejecución de sus amenazas, se habría encontrado en una situación complicada si se hubiera abstenido y que esta abstención no habría tenido solo un impacto negativo sobre él sino también sobre la imagen del arrogante poderoso estado que dirige, y no solo por parte de los países árabes serviles, sino también a escala mundial.

Los ataques -en sustancia americanos pero con el acuerdo y la cooperación de sus aliados imperialistas- son inminentes contra las fuerzas armadas sirias. Decididos sin la cobertura farsa de la “legitimidad internacional” (es decir decisiones de una institución mundial, la ONU, que ha reflejado siempre, y continúa haciéndolo, los intereses de las grandes potencias, en conflicto o en acuerdo según las circunstancias), y las correlaciones de fuerzas entre esas potencias. En otros términos, esos ataques no van a esperar al consentimiento del Consejo de Seguridad, debido a un previsible veto ruso-chino.

Desgraciadamente, varios grupos de la oposición siria apuestan por esos ataques y la posición americana en general, lo que podría, en su opinión, crear una oportunidad para apoderarse del poder, más tarde, ignorando por tanto el movimiento de masas y sus decisiones. Y, por supuesto, ¡no es ya sorprendente entonces que representantes de la oposición y el Ejército Libre no hayan tenido ningún problema en decir que estos últimos proporcionarán a los americanos información sobre los objetivos militares a atacar!

En cualquier caso, estamos de acuerdo en lo que sigue:

La alianza imperialista occidental va a atacar varios lugares, e incluso partes importantes de la infraestructura militar y civil en Siria (con numerosas víctimas entre los civiles, como de costumbre), pero, como ha sido anunciado, los ataques no están destinados a derrocar el régimen. Están sencillamente destinados a castigar, según las palabras de Obama, al poder sirio, y a la vez salvar la cara de la administración americana tras todas las amenazas sobre las armas químicas;

Las intenciones del presidente americano de sancionar al poder sirio no reflejan una solidaridad de Washington con el dolor de los niños que han caído en las masacres de los dos Guta, sino su compromiso hacia lo que Barack Obama llama los “intereses vitales de América y su seguridad nacional”, así como los intereses de Israel y su seguridad;

El régimen sirio y sus aliados regionales, con el régimen iraní a su cabeza, no tendrán sin duda suficiente valentía para ejecutar lo que parecían ser amenazas de sus máximos responsables de que todo ataque occidental contra Siria va a incendiar toda la región, y si esa opción extrema sigue siendo probable, podría tener consecuencias catastróficas;

El inminente ataque imperialista occidental no tiene por objetivo en absoluto apoyar a la revolución siria, sino llevar a Damasco a implicarse en mercadeos que permitan la retirada de Bachar Al-Assad del régimen sirio, pero mantengan el régimen, a la vez que mejoran considerablemente las condiciones capaces de reforzar la posición del imperialismo americano en la Siria del futuro, en detrimento del imperialismo ruso;

El que las personas más conscientes, más honestas y más entregadas al porvenir de Siria y de su pueblo, las más comprometidas en que el movimiento popular continúe, puedan tomar conciencia de estos hechos, sus consecuencias y sus resultados, y actuar sobre la base de su comprensión, contribuirá a ayudar al pueblo sirio a hacer emerger una dirección revolucionaria verdadera, que elabore -en el contexto de la lucha sobre la base de los intereses inmediatos y futuros del pueblo- un programa radical conforme a sus intereses. La lucha por su aplicación y su concreción permitirá avanzar en el camino de la victoria.

No a todas las formas de intervención imperialista, sea americana o rusa
No a la intervención sectaria reaccionaria, sea de Irán o de las monarquías del Golfo
No a la intervención de Hezbolá, que merece la peor de las condenas
¡Abajo todas las ilusiones en cuanto a los próximos ataques militares americanos!
¡Que los depósitos de armas se abran al pueblo sirio que lucha por la libertad, la dignidad y la justicia social!
¡Victoria para una Siria libre, democrática y abajo la dictadura de Al-Assad y todas las dictaduras!
¡Viva la revolución del pueblo sirio!



Organizaciones firmantes: Socialistas Revolucionarios (Egipto) -Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (Siria) – Unión de los comunistas en Irak -Corriente Al Mounadil-a (Marruecos) – Foro Socialista (Líbano).


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