Si
siguen las tendencias anunciadas hasta ahora, a partir de estas
elecciones México habrá transitado de la dictadura perfecta a la
democracia imperfecta, en la que retoma el poder el partido que gobernó
71 años sin rivales.
Las
cifras reportadas por el Programa de Resultados Electorales
Preliminares muestran 37% para el candidato del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, seguido por 31% por Andrés
Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PRD). El
Partido de Acción Nacional (PAN), que va de salida, ha sacado solamente
el 25%, con 90% de las actas reportadas.
¿Qué se puede decir de los resultados?
Aun sin saber los resultados finales, se pueden sacar algunas conclusiones de la jornada electoral del 1 de julio de 2012.
1. La jornada transcurrió sin muchos incidentes de violencia
No
se puede hablar de un saldo blanco ya que en Valle de Santiago,
Guanajuato se reportó el asesinato de un representante del PRD y en
Tabasco una persona murió atropellada en un intento de compra de votos
por parte de la candidata del PRI Ana Luisa Crideli. El IFE además
confirmó el robo de urnas por un grupo armado de la sección 1513 ubicada
en el estado de Nuevo León. También en Nuevo León se registró el
asesinato de Tomás Betancourt Gaitán, coordinador de MORENA en el
municipio de Juárez, Nuevo León. Sin embargo, el crimen organizado y los
conflictos electorales han tenido hasta el momento un perfil bajo en
estas elecciones.
2. El triunfo anunciado de Enrique Peña Nieto se dio con un margen mucho menor de lo esperado
Después
de que las encuestas anunciaron márgenes por arriba del 10% para el
candidato del PRI, la diferencia entre Peña Nieto y López Obrador
reflejada en el conteo rápido del IFE de las 11:00 mostró un margen de
alrededor de 7%, y en el PREP se registraba 6% con más de 90% de las
actas contabilizadas. De hecho toda la noche se mantuvo un margen de
sólo 3-4% de diferencia, hasta el amanecer en la que la diferencia llegó
a 7 puntos, mostrando un alza en el voto de último momento para el
puntero, algo que también pasó en 2006 cuando la tendencia del voto
entre AMLO y Felipe Calderón misteriosamente se invirtió al final. En
primer lugar, este cambio de lo previsto pone en evidencia el sesgo de
la mayoría de los encuestadores. Por otra parte, la diferencia de más de
2.5 millones de votos hará fácil el argumento de las instituciones
electorales de que las irregularidades no habrían cambiado el resultado.
3.
Se recurrió a la maquinaria electoral priista y viejas prácticas de
manipulación del voto para asegurar un triunfo para Peña Nieto
Los
vicios de esta elección se manifestaron mucho antes del día de las
votaciones. Entre estos fueron registrados por parte de grupos de la
sociedad civil y medios independientes numerosos casos de compra de voto
(la distribución de tarjetas Soriana y Monex y el pago por el voto);
coerción de voto en lugares de trabajo, sobre todo entre empleados de
gobierno; robo de urnas y de boletas; gastos excesivos y no reportados,
tratos secretos con los medios; los “carruseles” para marcar boletas
fuera de las urnas por un tercero, boletas marcadas de antemano, etc.
Ahora la sociedad civil, organizada en yosoy132, los observadores
electorales y los medios independientes han hecho grandes esfuerzos para
documentar las irregularidades electorales y están sistematizando los
resultados. Para los jóvenes opuestos al regreso del PRI, el argumento
de que son casos aislados que no afectan la victoria de Peña Nieto será
difícil de aceptar, particularmente después de lo sucedido en el 2006.
Su demanda es por una democracia en la que todos los votos cuenten y
sean libres y contados.
4. El PAN sufrió una derrota histórica.
El
PAN no sólo está quedando en un distante tercer lugar con apenas 25%
del voto presidencial, también está cediendo varias delegaciones del DF
al PRD, y el estado de Jalisco al PRI. Le ha costado la falta de unidad
alrededor de su candidata, el costo político de la guerra contra el
narco y sus 60,000 muertos, y lo que para muchos ha sido el fracaso de
la alternancia conservadora. Sus doce años fueron caracterizados por una
economía débil y la corrupción, la pobreza y el desempleo llevaron a
muchas personas a abandonar el partido.
Además,
el blanquiazul está pagando el precio de haber dejado intacta la
maquinaria política priista. La decisión de formar una alianza con el
PRI contra el PRD permitió a este último reconstruir sus fuerzas sobre
las mismas bases de clientelismo y caciquismo históricos. La impunidad
por crímenes del pasado que les regaló el PAN a algunos de sus hombres
fuertes, como Ulises Ruiz en Oaxaca y el mismo Peña Nieto, hizo que el
PRI eludiera no sólo la justicia sino el costo político de sus actos de
represión y corrupción en el pasado. Ahora el costo político es del PAN.
5.
Las elecciones de 2012 mostraron que el país que se divide
económicamente en “los dos Méxicos” del norte y del sur, también se
divide así en términos políticos.
El
mapa del PREP se divide entre el verde (Peña Nieto) en el norte y el
amarillo (López Obrador) en los estados sureños, con excepciones donde
Peña Nieto gana la mayor parte del voto en Chiapas, Campeche y Yucatán.
Desde el inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se
ha profundizado esta división entre la pobreza del sur y la riqueza mal
distribuida del norte como resultado de la integración económica
neoliberal. Estas elecciones reflejan la polarización de un país en
donde crece la desigualdad.
6. La izquierda representada por López Obrador no pudo replicar su fuerza electoral de 2006.
El
PRD con su candidato Mancera está ganando la capital con más de 60% de
los votos para jefe de gobierno —una aplastante victoria y testimonio de
la aprobación pública de los últimos quince años de gobiernos
perredistas. Su ventaja en los estados sureños pobres como Guerrero y
Oaxaca también es impresionante, con casi 10 puntos sobre el PRI. Sin
embargo y a pesar de la construcción de una fuerza amplia en MORENA, el
movimiento de 2006 a favor de AMLO no ha cuajado de la misma manera.
Esto se debe en parte a la falta de unidad en el partido, que ha visto
divisiones y fricciones mayores entre sus corrientes en los últimos
años. Además con la estrategia de guante blanco hacia sus contrincantes y
el esfuerzo de ganar a empresarios, se desdibujaron las propuestas de
redistribución a favor de los sectores más vulnerables en comparación a
la consigna de “primero los pobres” de 2006. Esto dejó más espacio para
las operaciones del PRI para ganar a estos sectores con la compra del
voto y la mercadotecnia empleada con la ayuda de los medios para vender
la imagen de su candidato.
7.
La falta de boletas en las casillas especiales fue notoria y constituye
una violación del derecho al sufragio efectivo de miles de personas a
lo largo y ancho del país.
Decir
que por ley sólo tenían 750 boletas por casilla especial no justifica
en lo más mínimo el hecho de que a miles de ciudadanos y ciudadanas les
fuera negado su derecho a votar. Si esto ha pasado en ocasiones
anteriores ¿por qué no rectificaron el error antes de estas elecciones?
¿Por qué no instalar más casillas especiales? La indignación se ha dado a
un nuevo movimiento “yo soy 751” y marchas espontáneas de rechazados en
muchas partes de la ciudad, proclamando “queremos votar”.
La democracia imperfecta
México
tendrá un nuevo presidente del viejo partido. El PRI gobernó como
partido único, a través de una simulación de elecciones presidenciales
cada seis años, orquestados con bien conocidos mecanismos de fraude y un
sistema de clientelismo que les garantizaba el voto mayoritario
–incluso por muchos años sin espacios políticos para la competencia. Es
esta situación que Mario Vargas Llosa describió con la frase célebre de
la “dictadura perfecta”.
Desde
que llegó el priista Carlos Salinas de Gortari a la presidencia en 1988
–con la famosa “caída del sistema” que suspendió por completo la
información pública en el momento que se perfilaba un triunfo de
Cuauhtémoc Cárdenas– México empezó a reformar su sistema electoral. Lo
que es hoy el Instituto Federal Electoral nació hace 22 años y ha ido
evolucionando desde entonces.
Indudablemente,
ha habido avances importantes en los marcos legales e institucionales
electorales en el país. Sin embargo, las elecciones de 2006 y la
decisión de no abrir las urnas y contar todos los votos echaron por
abajo la confianza en el nuevo sistema de un gran segmento de la
población y a pesar de los esfuerzos del IFE éste no ha logrado
restaurarla plenamente. Los jóvenes han expresado con el movimiento “yo
soy 132” sus críticas a un sistema electoral que sienten no ha logrado
garantizar el voto libre y efectivo ni la equidad en la contienda.
El
presidente ya no se elige por “dedazo” y no se puede decir después de
los esfuerzos de reformar el sistema que las elecciones son meras
simulaciones de democracia. Sin embargo, la democracia imperfecta de
México que se vio en estas elecciones tiene problemas estructurales que
vienen y perduran de la época del partido único del PRI. Estos incluyen
el uso de las prácticas tradicionales de manipulación del voto, en
formas más sofisticadas a veces y con nuevas variaciones.
Un
componente central de las nuevas estrategias es el relativamente nuevo
poder de los medios masivos, sobre todo de las dos empresas televisoras.
Televisa, en particular, ha sido el blanco de los estudiantes por su
evidente favoritismo hacia el candidato del PRI. Examinar el rol que
jugaron los medios y las violaciones de la ley denunciadas es una tarea
pendiente fundamental para la construcción de mayor equidad.
Entre
las denuncias registradas con las autoridades y recogidas por la
sociedad civil, la compra del voto seguramente es lo más común. Allí
convergen dos problemas fundamentales. El primero es que los partidos lo
hacen, a pesar de su ilegalidad. Las evidencias apuntan a una operación
masiva de compra del voto por parte del PRI.
El
segundo es que los ciudadanos lo aceptan. Esto resulta de dos tipos de
carencias: la carencia de una cultura electoral que enseña el valor del
voto libre como pilar de la democracia y segundo la carencia de dinero,
es decir, la pobreza que existe en el país. Ante la disyuntiva de
ejercer su sufragio o comer no es de sorprenderse que tanta gente elige
lo segundo, y menos en una sociedad en donde el voto históricamente ha
sido una farsa. Muchas personas entrevistadas por los medios admitieron
abiertamente la venta de su voto, considerando que esta práctica es
“normal” en las elecciones. Elegir un partido o candidato basado en qué
ofrece —no en propuestas para el país, sino en despensas, materiales de
construcción o dinero— es una costumbre arraigada en la cultura
electoral mexicana.
La
otra denuncia registrada formalmente y entre la población es la
evidente violación de topes de campaña, otra vez notoriamente por parte
del PRI. Si se toma en cuenta que no se puede saber el origen de fondos
gastados y no reportados, esta violación claramente constituye un
obstáculo mayor en el camino hacia elecciones justas.
Las respuestas
Muy
temprano Josefina Vázquez Mota reconoció públicamente su derrota.
Después, en una conferencia de prensa, Pedro Joaquín Coldwell (quien,
por cierto, fue ampliamente abucheado y enfrentado con gritos de
“corrupto” cuando se metió en la fila de su casilla para votar) anunció
la ventaja de su candidato y proclamó que “El proceso ha transcurrido en
un marco de absoluta legalidad”. El presidente Felipe Calderón salió a
felicitar a Peña Nieto, coronándolo Presidente de México “una vez que el
Tribunal valide la elección”. Enseguida salió Peña Nieto a proclamar su
triunfo, diciendo “Asumo con emoción, gran compromiso y plena
responsabilidad el mandato que los mexicanos me han otorgado este día”.
Por
su parte, López Obrador anunció que esperará la revisión de las actas.
“Hay un procedimiento legal establecido que consiste en llevar a cabo un
escrutinio por distrito, el miércoles próximo se tienen que revisar
todas las actas y se tienen que conocer los resultados. Vamos a esperar
ese resultado para fijar en definitiva una postura”. El candidato espera
los resultados oficiales y los resultados de su propio análisis de la
jornada electoral para definir su respuesta a las elecciones y a las
múltiples irregularidades que ha podido registrar.
Finalmente,
el movimiento de jóvenes representado por el yosoy132 ha anunciado
movilizaciones en estas fechas y sería sin duda un factor clave en el
desenlace pos-electoral. Su oposición a Peña Nieto y al papel de las
empresas televisoras en las elecciones, y su demanda por una democracia
en que se respeta el voto libre hará difícil que acepte los resultados.
El movimiento desde antes del 1 de julio ha fijado un programa de acción
que incluye grandes cambios no solo en el terreno electoral, sino en la
economía, la estrategia de guerra contra las drogas y en las políticas
sociales. Estos jóvenes perciben que son estas elecciones con el retorno
del PRI las que constituyen un momento en el que se define su futuro,
que se ve seriamente amenazado por un gobierno de Enrique Peña Nieto.
*) Laura Carlsen es directora del Programa de las Américas,www.cipamericas.org/es. Contacto: info@cipamericas.org
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