La crisis económica y financiera
de Estados Unidos y Europa comienza a generar importantes cambios
en el sistema internacional. Pareciera que el más importante de ellos
es el desplazamiento del eje de la geopolítica desde Occidente hacia
Oriente.
Diversas acciones que
se perciben al respecto, manifiestan esta contradictoria situación
como preocupante para unos y resplandeciente para otros. El probable
regreso a la presidencia de Vladimir Putin en Rusia va a marcar un giro
en la política exterior de esa potencia que pondrá el énfasis en
la recuperación de la zona de influencia que tuvo mientras existió
la Unión Soviética, ahora potenciada con la perspectiva de establecer
una alianza estratégica con China en contraposición a Medvedev que
privilegió el acercamiento a Estados Unidos y a la OTAN. Todo esto
ha ocurrido incluso antes de la decisión estadounidense de ubicar su
escudo antimisiles en el este de Europa, lo cual ha significado un fracaso
de Medvedev que suponía que Estados Unidos le consultaría acerca de
tal decisión.
A mediados de octubre
Putin hizo un viaje a China. Con ello quiso señalar hacia donde se
orientaría su política exterior. Aprovechó para fortalecer la
cooperación entre ambas potencias en materia energética y fijaron
las pautas comunes de su futuro quehacer conjunto. La visita produjo
sendas declaraciones que dejaron claramente establecidos los objetivos
de la misma. El presidente chino, Hu Jintao, dijo que se iniciaba una
era de “relación estratégica integral”. Putin, por su parte, fue
mucho más allá “La relación entre los dos países no encontrará
problemas en ninguna esfera. (…) Hay que terminar con la parasitaria
dominación del dólar”
Así mismo, este
viaje le dio a Putin la posibilidad de mostrar a China su objetivo de
crear la Unión Euroasiática, de la que ya forman parte Belarús, Kazajstán
y Rusia y que pretende convertirse en una bisagra entre Europa y Asia.
Rusia, además invitó a China a fortalecer la Organización para la
Cooperación de Shanghai, de la cual forman parte ambos países y varios
de los integrantes de la ex Unión Soviética.
Una primera señal en ese sentido es el acercamiento de las posiciones sino-rusas respecto a las agresivas acciones occidentales contra Irán y Siria incluso, buques de guerra rusos arribaron a este último en días recientes llevando asesores de ese país que ayudarán a los sirios a establecer un dispositivo de misiles S-300 que Damasco recibió hace pocas semanas.
Esta medida ha sido simultánea con el anuncio del gobierno ruso de abandonar el tratado START de desarme nuclear, en caso de que Estados Unidos no revierta la instalación de componentes de su sistema de defensa contra misiles en Europa, que Rusia califica de amenaza para su seguridad De la misma manera, hizo pública su decisión de desplegar en el occidente y sur del país – en las regiones de Kaliningrado y posiblemente en Krasnodar, en el corazón de Europa–, un sistema de misiles tácticos.
Es evidente que el eje geopolítico mundial se comienza a desplazar y que las potencias se han comenzado a activar para colocarse en una u otra posición del mismo.