La guerra perfecta

La guerra, en toda la historia de la humanidad, es un conflicto de intereses cuyo desarrollo violento es la consecuencia de los desacuerdos entre las partes o, la simple y firme decisión de una de las partes de imponerle a la otra su propio interés, sin admitir concesiones.

Salvo casos excepcionales que confirman la regla general, todo conflicto bélico es planteado y desatado por una fuerza superior a la otra, contra la cual pretende combatir, y está generalmente pensada para un período relativamente corto de tiempo, en el que la fuerza superior derrotará militarmente a su contraria o, ante la manifiesta superioridad del agresor en la fase inicial del conflicto y los irreparables daños en el agredido, las acciones bélicas terminan con la rendición de la fuerza inferior y la imposición de condiciones de paz manifiestamente gravosas o vergonzosas.

En cuanto a los costos de la guerra, sus promotores y planificadores de los consejos ministeriales y los comandos militares tienen sus estimaciones un cantidades de recursos financieros necesarios para armar una fuerza militar y sostenerla en batalla durante el tiempo previsible que estiman duraran las hostilidades y, con base a ese criterio, deciden el inicio de las operaciones, convencidos de que el erario público podrá soportar el esfuerzo de guerra y las siempre previstas ganancias económicas derivadas de las victorias, recuperarán y superarán el monto delos recursos dispuestos para el conflicto militar.

En cuanto a los costos humanos, los estrategas militares también hacen frías estimaciones de las cifras de muertos, heridos, discapacitados, capturados, desaparecidos y desertores que podrían producirse durante la contienda militar, por lo que, con el mismo impulso de las fases iniciales de las operaciones militares, desarrollan los programas de reclutamiento, selección, formación y disposición de soldados, clases y oficiales que, progresivamente, se irán incorporando a las hostilidades, sean en la primeras líneas de combate o, en tareas de logística, sanidad, policía militar y control socio-político de la población ubicada dentro del territorio conquistado; asumiendo, en contrario al general Pirro, que sus bajas letales o parciales serán muy inferiores a las que se le cause al enemigo, de tal manera que el resultado final tenga el sentido numérico, económico, político y moral de la victoria y no de un desastroso e indigno éxito.

Para ello, la respuesta de los laboratorios de guerra de los Estados del Capital, encabezados por los Estados Unidos de América y los otros Estados integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, el desarrollo de nuevos sistemas de armas, la utilización intensiva y extensiva del medio aéreo, el desarrollo de la potencia, recorrido, precisión y trayectoria de misiles, el perfeccionamiento de medios militares de control remoto y la incorporación de los satelitales a las bases de comando y control de la guerra, son parte del esfuerzo de las fuerzas imperialistas - junto con el redespliegue planetario de sus fuerzas fijas y móviles – dirigidas a producir supremacía militar indisputable por otras fuerzas real o potencialmente enemigas, que reducirían al mínimo los daños humanos y materiales propios, mientras que se provocan insoportables e irrecuperables daños al enemigo, obligándolos a ceder posiciones o capitular.

En ese marco experimental de las llamadas ‘’Guerra de Cuarta Generación’’ - son diversas y distintas según el escenario y la fuerza que se enfrentan – puede explicarse la intervención del gobierno imperialista de los Estados Unidos y sus aliados subalternos de la OTAN y el sionismo israelí en contra de la República Jamahiriya Arabe y Democrática de Libia, en la que, sin que ningún soldado imperialista pisara - formalmente – el suelo libio, desarrollo una precisa y destructiva campaña militar que ha permitido que, una desordenada e ineficiente fuerza militar subalterna, identificada con el autodenominado ‘’Consejo Nacional de Transición’’, hubiese podido entrar a Trípoli y hacerse con el control del corredor costero de Misrata, Brega, Lanuff, sin que hasta el momento, después de seis (6) meses!! de operaciones aéreas, hayan tenido daños apreciables en sus recursos humanos, aviones y naves de superficie y submarinos, participantes en esta operación.

Se trata de una ‘’Guerra Perfecta’’ porque, con un mínimo de fuerzas militares operando fuera del terreno en disputa, se ha alcanzado importantes resultados políticos, militares y económicos, sin que se hayan producido daños humanos y materiales apreciables en sus sistemas de armas participantes en las operaciones; con el agregado de que el esfuerzo financiero es mínimo y redituable por las conquistas económicas y, siendo los daños humanos inexistentes, no afectan la situación política y moral interna de las elites burguesas gobernantes frente a sus ciudadanos, quienes no salen a las calles a aclamar sus ‘’victoriosas’’ tropas, pero tampoco inundan sus ciudades y las entradas de los centros militares, con sus protestas contra la guerra.

Sin embargo, nada es perfecto y mucho menos La Guerra, como medio de conquista de los pueblos. La debilidad de tal estrategia no esta en su operatividad y capacidad de destrucción, sino en su retaguardia, de donde emanan sus tropas y se elaboran sus terroristas medios de guerra contra los pueblos, donde están sus millones de trabajadores y trabajadoras sin empleo y sin seguridad social y donde existen, aún, sociedades que, desde su aparente conformidad, miran con desprecio las aventuras guerreristas y terroristas de sus gobernantes y jefes militares y sienten que alguna vez, tales escenarios de muerte y destrucción podrán llegar a sus propios lugares. Y en ese momento, ‘La Guerra Perfecta’ dejará de ser otra amenaza más para la Humanidad.


yoelpmarcano@yahoo.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2056 veces.



Yoel Pérez Marcano


Visite el perfil de Yoel Pérez Marcano para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Yoel Pérez Marcano

Yoel Pérez Marcano

Más artículos de este autor