Estonia y los Neonazis

 Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

http://www.strategic-culture.org

Strategic Culture Foundation

El septuagésimo aniversario de la invasión alemana a la Unión Soviética, se convirtió en Estonia en un evento muy notorio sobretodo debido a los nacionalistas de línea dura y a los neonazis, quienes tan pronto llegó el 22 de junio empezaron a celebrar el aniversario de la invasión de las tropas hitlerianas a diferentes pueblos de Estonia

La primera celebración se llevó a cabo en el pueblo de Viljandi al sur de Estonia. Los organizadores de la comunidad local de militares estonianos de Sakala, continúan repitiendo que la invasión alemana de Estonia fue “la liberación del país del régimen soviético.”

La antigua ciudad universitaria de Tartu fue la siguiente parada en la lista. La ceremonia marcó los 70 años de la toma del edificio cuartel general de la Kaitseliit (nombre de la organización militar nacionalista) por parte de “patriotas” locales. Esa toma marcó el inicio de la liquidación del régimen soviético y la preparación de la ciudad para la entrada de las tropas de Hitler. La ceremonia contó con la presencia del Ministro de la Defensa de Estonia, Mart Laar, quien junto con el capellán, ampulosamente develó una placa recordatoria en el edificio.

Dimitri Klenski, político y activista de derechos humanos bien conocido en Estonia, sostiene que las celebraciones del comienzo de la ocupación nazi alemana pronto llegarán hasta Talin, la capital, rodando tan rápido como el avance de las tropas de Hitler hace 70 años.

El Museo Histórico de Estonia ha estado ofreciendo a sus visitantes una exposición dedicada a Alfred Rosenberg, residente de Talin y Jefe del Ministerio de Reich para los Territorios Orientales Ocupados, cuyo nombre aparece junto a los principales criminales de guerra en el Tribunal de Nuremberg. En respuesta a la crítica de la Comunidad Judía de Estonia, la cual opina que la exposición glorifica los crímenes del nazismo, la administración del museo sostiene que Rosenberg honra la exposición como un residente famoso de Talin.

Un hecho adicional: recientemente, durante la reunión anual de los ex soldados de la 20ª División de Granaderos Waffen de las SS se realizó en la localidad de Sinimäe situada al noreste del país. ¿Qué celebran los veteranos de la Unión de Luchadores por la Liberación de Estonia y los de la Sociedad de Amigos de la Legión de Estonia? Ellos recuerdan cómo detuvieron el avance del Ejército Rojo sobre Sinimäe como también divulgan el ideario nazi.

¿Cómo es posible que esto ocurra en un país europeo, miembro de la ONU, el cual oficialmente reconoce las normas legales internacionales que condenan toda forma de nazismo y xenofobia y que apoya el juicio a los criminales de guerra? El gobierno estoniano sostiene que se trata de una iniciativa de las autoridades locales y de diferentes organizaciones informales. El Primer Ministro Andrus Ansip, considera que las habituales reuniones internacionales de los veteranos de la 20ª División de los Granaderos de las Waffen SS “son eventos civiles para conmemorar a las víctimas de la II Guerra Mundial similares a aquellos que se celebran en toda Europa.” Además, recalca que “los funcionarios de gobierno no participan en tales reuniones.”

Semejantes excusas suenan a burla. ¿No fue el ministro de la defensa e ideólogo del nacionalismo duro, Mart Laar quien develó la placa recordatoria que honra aquellas manos manchadas con la sangre de miles de rusos y de estonianos?

¿Acaso él no prometió el reconocimiento a los veteranos de la 20ª División de la Waffen SS como “luchadores por la libertad”? Trivimi Velliste, diputado al parlamento por el partido Patria y República, colega de Laar, se refirió al evento con gran satisfacción durante la reunión en Sinimäe.

Por orden del ministro del interior de Estonia, el activista de Derechos Humanos finlandés, Johan Backman, presidente el Comité Anti-Fascista de Finlandia, la policía le negó el ingreso al país para participar en la concentración anti-nazi. Se suponía que asistiría a un acto público para conmemorar a las víctimas del nazismo y a los soldados del Ejército Rojo que murieron por la liberación de Estonia, evento que se realizó simultáneamente en Sinimäe no lejos de la reunión de los veteranos de las SS. Sin embargo, las puertas para los veteranos de las SS y sus seguidores estuvieron abiertas de par en par.

Pero, suponiendo que todas esas reuniones y ceremonias con motivo de las victorias del ejército alemán se realizaron por iniciativa de autoridades locales y organizaciones públicas, ¿justificaría eso la falta de reacción de parte del gobierno?

El presidente del Centro Simon Wiesenthal, que investiga los crímenes del nazismo, Efraím Zuroff, dijo “me gustaría señalar que el problema de Estonia con los criminales del nazismo se debe a la falta de decisión política necesaria para llevar a esos criminales a la justicia.” Zuroff sostiene que Estonia es un refugio para los más temibles seguidores de Hitler.

En el país, la protesta fue mencionada solo por organizaciones públicas como la Comunidad Judía de Estonia, el Movimiento por una Estonia sin Nazismo (la cual –dicho sea de paso—es oficialmente considerada como una organización extremista) y la Lista Klensky, fundación sin fines de lucro. Esta organización hizo una declaración pública llamando la atención de las autoridades y pueblo de Estonia como también a Rusia y la Unión Europea acerca de esta real amenaza contra toda la población de Estonia. “Se trata del fortalecimiento del ideario ultra nacionalista y neonazista en el país y la radicalización de una elite política con orientación extremista.” Klensky y sus seguidores denuncian que el consentimiento tácito significa la aprobación tácita para las cámaras de gas del siglo XXI.

Todos sabemos que durante los años 1930 el mundo occidental prefirió ignorar el auge del revanchismo nazi en Alemania, lo cual condujo a la más terrible de las guerras en la historia de la raza humana.

Hoy en día existe el peligro real que lo anterior se repita. Una actitud de lealtad en Occidente y a veces hasta un interés evidente de parte de ciertos círculos por este ideario, le permiten a los neonazis fortalecer sus posiciones en países que están orgullosos de sus valores democráticos y liberales.

La Unión Europea guarda silencio. No se escuchan las voces del Parlamento Europeo tan aficionado a pretender dictar lecciones de democracia a Rusia. Los estados de la antigua coalición anti-Hitler (Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos que combatieron a Hitler y se situaron como garantes en la ONU para luchar contra la resurrección del nazismo) también se mantienen indiferentes a todos estos problemas.

Pareciera que la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia condenando los últimos actos de glorificación del nazismo, conlleva la esperanza que la criminal actitud de lealtad de parte del gobierno de Estonia con la organización de tales eventos, no pasará inadvertida por parte de los socios de Estonia en la Unión Europea y la OTAN que tocarán a su puerta.

Los funcionarios oficiales de la Unión Europea y de la OTAN no se fijan mucho en los medios para hacer presión sobre los regímenes no democráticos de Siria y Libia, pero no quieren ver la resurrección del nazismo en el “campo de las nuevas democracias”, tales como Estonia y otros países.

Debieran más bien tener presente que apostar al neonazismo y a la rusofobia, inevitablemente dará lugar a la aparición de nuevos “Anders Breiviks” locales y quizás de monstruos más peligrosos aun.


Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en

editorial@strategic-culture.org














Esta nota ha sido leída aproximadamente 2664 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter