La alianza Imperial- Burguesa-Feudal contra el pueblo libio

La Santa Alianza del Imperialismo Usamericano, el Capital Financiero Global y las autocracias feudales y corruptas del norte de Africa y el Medio Oriente, parecieran haber alcanzado un acuerdo para unir fuerzas políticas, económicas y militares, dirigidas al derrocamiento del gobierno de Libia y la imposición de uno que garantice los intereses de las grandes empresas petroleras del mundo y destruya todos los avances políticos y sociales que, durante los últimos 41 años ha alcanzado el pueblo de Libia bajo el liderazgo del Muhamar Al Gadaffi y el gobierno del Consejo Supremo de la Revolución Libia.

La decisión de los gobiernos feudales, autócratas y corruptos que integran la Liga Arba, bajo la presión del gobierno imperialista de los Estados Unidos de América y de la Unión Europea y, atendiendo sus propios interés de eliminar un enemigo estratégico y un “mal ejemplo” revolucionario en la región, decidieron solicitarle al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se autorice una “Zona de Exclusión Aérea”, con el mentiroso propósito de evitar que las fuerzas del gobierno legítimo de Libia ataquen a la población civil de las zonas rebeldes.

No se requiere ser experto militar y menos de la aviación, para entender que una medida de esta naturaleza solo puede tener como objetivos el de darle un “techo” de protección a las operaciones militares de los grupos sublevados en el este de Libia y ayudar a su debilitada posición en el terreno, mediante la destrucción de las unidades aéreas, centros de comando, sistemas de defensa aérea y aeropuertos civiles y militares, con el fin de facilitar, no el triunfo del puñado de civiles en rebelión y los pequeños grupos de militares desertores envalentonados por la cobertura mediática y el apoyo político de la Otan y los Estados Unidos, sino la posterior invasión de tales fuerzas imperialistas, con el acompañamiento legitimador de los ejércitos de los mismos Estados árabes que apoyaron la guerra imperialista en contra de la República de Irak.

Tal decisión no debe sorprender si se toma en cuenta que en los inicios de la Revolución de los Coroneles Libios, en 1.969, salvo algunas excepciones, como las del presidente Nasser , de Egipto, Bumedienne, de Argelia y Al Assaf, de Siria, (con quienes Al Gadaffi llegó a promover la creación de la República Arabe Unida como proyecto de integración y unidad de los pueblos árabes); los gobernantes y las elites árabes de los otros países se sintieron permanentemente amenazados por las posiciones radicales y la solidaridad con los movimientos de liberación en el Tercer Mundo, promovidas por la revolución Libia y su líder Mohamar Al Gadaffi.

Para los actuales gobernantes de Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Oman Barehim, Egipto, Yemen, Túnez, Sudan y Mauritania, entre otros, su incorporación a la alianza que se construye desde el gobierno imperialista usamericano y la OTAN, para derrocar la revolución libia, expresa inequívocamente su decisión de subordinarse a la estrategia de los enemigos internos y externos de la revolución libia, como un medio efectivo de proteger su propia estabilidad y seguridad ante las revueltas populares que pretenden su derrocamiento y la democratización de esos países y el bienestar de sus pueblos; las cuales, de triunfar, podrían tener, como en el pasado, un aliado en la revolución libia, como ya lo había manifestado al inicio de las protestas de Egipto y Tunes, el propio dirigente libio Gadaffi.

Pueden existir razones importantes para criticar la actual conducción del Estado Libio y considerar que sus instituciones y políticas pudieron haber sido desviadas del propósito original definido en la Constitución de 1.977 pero, apoyar el derrocamiento de la revolución Libia y a su líder Muhamar Al Gadaffi, es ponerse al lado de una “revuelta popular” que carece de legitimidad al subordinarse a la alianza imperialista-otanista-suionista representativa del Gran Capital Financiero Internacional y las corporaciones petroleras globales, es reivindicar los símbolos del Poder feudal del derrocado Rey Ydris y provocar y apoyar una guerra fraticida que está a punto de servir de justificación para la invasión del sagrado territorio libio, cincuenta años después que este valeroso pueblo proclamara su Independencia e iniciara el proceso de descolonización del continente africano.

La única posición revolucionaria que favorece al pueblo libio es y seguirá siendo la del comandante Ernesto Che Guevara: “Al imperialismo, ni un tantico así”.

yoelpmarcano@yahoo.com




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Yoel Pérez Marcano


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