Cleopatra y César, Mubarak y Obama, poderes imperiales

Revisar la historia de Egipto es un referente indispensable ante los sucesos que hoy ocupan la mass media. Tierra de magia y de reinos, de luchas y venenos, de traiciones y dominios. Al parecer Egipto, el legendario, no duerme atrapado en las pirámides.

Hoy me deleitaba con la corta historia de Cleopatra, de quien siempre recuerdo que mi profesora de historia me decía que se bañaba en una tina de leche. Siempre imagine a la mujer mas hermosa de la historia cuando escuchaba o leía sobre ella. Quizá muchas cosas no se escribieron en los textos escolares, puesto que allí se ensalzan con demasía a los caballeros y hasta hoy he encontrado tan inesperadas nociones de la vida de esta heredera del poder, imperialista de cuna, astuta, impía y bella mujer. Apenas vivió 31 años sobre este mundo aquella hija de Tolomeo XII, heredera por designio de su padre del poder de Egipto a los 18 años bajo el mandato de desposarse con su hermano Tolomeo XIII que tan solo contaba con doce años.

Releer lo que hoy la red nos permite saber de su existencia y como sucedían las cosas en aquella ciudad creada por Alejandro Magno, como se perdía y se ganaba un reinado, como esta damisela aprendió entre tantas virtudes, no solo hablar egipcio, (que no lo hablaban los mandantes) sino igualmente hebreo, sirio, griego y arameo, a saber de ciencias importantes como astronomía, matemáticas, ciencias políticas, literatura y sobre todo como se gobierna y desgobierna. A su breve existencia esta dama escribió muchas páginas de la historia en aquel imperio romano. Esta hermosa dama ante una situación en la que su hermano la despojara del poder, terminó enamorando a Julio Cesar y con él retomó su poder perdido e hizo de Egipto la continuidad de Roma aun encendida en guerras. Al caer César es Marco Antonio flechado por sus ojos, como le leí escribo el momento de ese encuentro:

“Aunque Egipto estaba al borde del colapso económico, Cleopatra navegó con los remos de plata, las velas púrpuras y todo el lujo al que estaba habituada, hasta se vistió como Afrodita, la diosa del amor. El encuentro duró cuatro días. El resultado de este viaje fue que ambos personajes se enamoraron, que Cleopatra convino en prestarle la ayuda económica que le pedía a cambio de que Antonio ejecutase a su hermana Arsinoe IV a quien consideraba una continua amenaza, como así se hizo, y que Marco Antonio decidió quedarse en Egipto al lado de Cleopatra.”

Lastimosamente quienes escriben los libros de texto hablan tan solo de los héroes y bien poco del pueblo. No puedo menos que imaginar aquella gente de Roma que detestaba la presencia de Cleopatra, a la de Egipto odiando al emperador romano. Poco, se escribe poco del pueblo, pero no debe ser difícil imaginar algo similar al Egipto que hoy vemos en cualquier foto. No puede ser menos que este cuento de sucesos de palacios, de una bella mujer envenenando a su hermano que ya contaba 15 años y que era su marido por parecerle peligroso, lo mismo que el imperio del poder sigue escribiendo en la historia de hoy, cada día que amanece y leo que Mubarak no se entrega, que Obama le pide que respete al pueblo, no puedo menos que ver los mismos entretelones de estas lecturas que hoy hice sobre esa esbelta y reaccionaria mujer que fue Cleopatra. Que falta haría que Julián Asance nos contara los chismes de palacio, que se filtrara algo más allá de los esbirros pagados por Mubarak y el imperio asesinando pueblo en las plazas, que falta que hubiesen filtraciones de lo que habla Obama con el imperio de los sionistas, que falta de saber lo que se está tejiendo en estos días en que un esbirro vendido por siempre a los yanquis, al imperio y al sionismo, podrido en una fortuna de más de 70.000 millones de dólares, negocia, entre tanto, desde palacio, el destino de un imperio antes que la historia de un pueblo.

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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