Cuba: las exigencias de la nueva fase revolucionaria

En sus 60 años de revolución, Cuba experimentó inicialmente con una revolución
democrático burguesa, nacionalista, patriótica, popular, antiimperialista y de
Justicia social, que supuso expulsar de la dirección del Estado y de la
sociedad una fracción oligárquico- burguesa parasitaria de latifundistas,
comerciantes y gerentes de las grandes empresas norteamericanas quienes, en
alianza con el clan militar de Fulgencio Baptista, habían convertido a esa
tierra mambisa en un lupanar de mafiosos y traficantes; realidad sacudida por el
levantamiento armado de Fidel Castro el 26 de julio de 1.956 y enterrado,
definitivamente, con la victoria militar del Ejercito Rebelde el 1º. de enero
de 1959 sobre las tropas entrenadas y apertrechadas por los Estados Unidos.

Esa etapa fue prematuramente interrumpida por la decisión del gobierno
imperialista de los Estados Unidos de apoyar política, militar y mediáticamente,
los esfuerzos de la contrarrevolución armada interna por derrocar el gobierno
del Movimiento 26J y de sus aliados, lo cual se manifestó en el reclutamiento,
entrenamiento, dirección y dotación, de un ejército de contrarrevolucionarios
que, con el apoyo del dictador guatemalteco Castillo Armas – el mismo que
derrocó con el apoyo de la CIA al presidente Jacobo Arbenz de Guatemala - y los
auxilios políticos y logísticos de muchos gobernantes latinoamericanos entre
ellos edl sátrapa Romulo Betancourt - fueron lanzados a la aventura de Abril de
1961 en las playas de Bahía de Cochinos, o Playa Girón, en donde fueron
derrotados por las el naciente ejército cubano y un pueblo armado bajo la
conducción del comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Cuba, declaró el carácter socialista de su revolución expropiando muchas
empresas norteamericanas y de la burguesía terrateniente cubana, asumiendo el
Estado el control de la vida económica del país y, amenazada por los Estados
Unidos, se vio obligada a suscribir acuerdos secretos de defensa mutua con la
URSS, las cuales condujeron a la crisis de octubre de 1962, que se saldó con el
retiro de los misiles portadores de misiles atómicos instalados por los
soviéticos en territorio cubano y el compromiso – no escrito - de los Estados
Unidos, de no invadir el territorio cubano, a lo cual siguió el inicio bloqueo
económico norteamericano, las acciones de los grupos armados por la CIA en el
Escambray para, luego abrirse un largo proceso de construcción de un modelo de
Estado y sociedad que, basado en las mejores tradiciones populares y patrióticas
cubanas, estuvo condicionado por su incorporación al Mercado Común de los Países
Socialistas (CAME) y a su relación estratégica con la extinta URSS, pero que le
permitieron garantizar a su pueblo, bajo la dirección del Partido Comunista de
Cuba, altos niveles de seguridad social, desarrollar con las armas y con las
ciencias el internacionalismo proletario – especialmente en relación con África
y America Latina -, resistir los efectos del derrumbe del campo socialista
durante el largo “Período Especial” y neutralizar – con muchas penas y glorias
– el criminal bloqueo que durante casi 50 años le ha impuesto los Estados
Unidos, a pesar del actual rechazo, casi unánime, de la comunidad internacional.

En estos 60 años de revolución, la geografía política del planeta ha cambiado
radicalmente, a tal punto que hay tres veces más Estados independientes que los
existentes para el inicio de la revolución cubana. Los históricos avances del
Socialismo fueron demolidos por la desaparición de la URSS y sus aliados
europeos. China y Vietnam reconvierten su modelo económico socialista, mientras
el imperialista norteamericano y sus viejas potencias aliadas del otanismo
europeo, aún mantienen su hegemonía y furia explotadora, guerrerista y
depredadora en contra de la Humanidad y el planeta Tierra pero, en medio de una
profunda crisis al pretender globalizar el mercado mundial concentrando las
ganancias en el capital financiero internacional y el complejo
militar-industrial, mientras que sus pueblos, aleccionados por los efectos de la
crisis del Capital, comienzan a salir de su viejo letargo y parecieran comenzar
a construir nuevos protagonismos en su lucha por protegerse de los efectos
devastadores de la crisis del Capital sobre su Seguridad Social y Bienestar.


En nuestra América, muy lejos de las viejas dictaduras oligárquicas y los
gobiernos serviles al imperialismo existentes para el momento del triunfo de los
míticos “barbudos de la Sierra Maestra”, se viene abriendo paso una corriente
renovadora del pensamiento y la acción política en la que confluyen corrientes
del nacionalismo democrático y popular latinoamericano, con las viejas y nuevas
corrientes del socialismo, la teología de la liberación, el ecologismo y el
indigenismo, quienes, con propuestas políticas diversas, concuerdan en la
defensa antiimperialista de la soberanía, la independencia, la democracia, la
paz, la Justicia social y el desarrollo sostenible; visión en la que abre
espacio para que se haya reinsertado Cuba en el ámbito de los países de America
Latina y el Caribe.

En este marco histórico y en medio de una profunda crisis del Capitalismo y una
revisión del modelo civilizatorio legado por la sociedad de los Propietarios
(en muchos casos reproducido por las experiencias socialistas, incluso la
cubana), los y las comunistas cubanas y el conjunto del pueblo de José Martí,
han sido convocados por el Partido Comunista para Abril 2011, a debatir sobre
los cambios que habrán de realizarse para adecuar el desarrollo de la
Revolución Cubana a los cambios que se vienen operando en el planeta, a los
efectos devastadores que el bloqueo imperialista le ha impuesto a este valeroso
pueblo y a las profundas deficiencias de sus sistema económico, organización
social y desarrollo político, con vistas, no a apartarse del camino histórico de
la Humanidad: El Socialismo, sino para reafirmar la necesidad histórica de
seguir el camino trazado por Marx, Engel, Lenin y Fidel, pero en las
circunstancias que los nuevos momentos históricos vienen indicando y,
deslastrándose de las deficiencias y perversiones que la construcción del
socialismo cubano han generado.

Asumir esta nueva etapa histórica de la Revolución exigirá, seguramente, de los
revolucionarios cubanos y las revolucionarias cubanas y de su valeroso pueblo,
no solo de medidas justas, adecuadas y oportunas en el plano económico y social
sino, inevitablemente y aún en contra de la voluntad de quienes se opongan, de
profundos cambios en la organización y la dirección el Partido, el gobierno y
la sociedad, que le permita a la cubanía actual entrar en una nueva fase,
reconociendo los aportes fundamentales de los y las héroes del Moncada y el
Céspedes, del Gramma y la Sierra Maestra, pero con la presencia de dos
generaciones de militantes revolucionarios fogueados en la resistencia contra el
bloqueo, en el desarrollo científico-técnico, en las batallas internacionalistas
y, en la solidaridad y la cooperación internacional, con cuyas ideas y
experiencias, el pueblo cubano necesita contar para seguir avanzando hacia el
sistema de gobierno más perfecto definido por nuestro Libertador Simon Bolívar,
que: “… es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de
seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.

Como en Las Villas, Playa Girón y en Cuito Cuanavale, no deben existir dudas de
que los revolucionarios y las revolucionarias de Cuba saldrán triunfante de
este momento histórico de su revolución y que los cuadros de las nuevas
generaciones tendrán que ser convocadas para asumir la parte fundamental de
las responsabilidades que les corresponden en la dirección del Estado, el
Partido Comunista y las sociedad cubana; que ellos sabrán estar a la altura de
sus responsabilidades históricas y, que serán, “… como el Che…”, tal como lo
ha deseado su Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.

yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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