Pepe Mujica: "El imperialismo nunca va a cambiar. Los que debemos cambiar somos nosotros"

“Si ustedes no cuidan los partidos y sacan pa’ fuera a la nomenclatura, a la gente que le gusta mucho la plata, estamos fritos”.

“Si ustedes no cuidan los partidos y sacan pa’ fuera a la nomenclatura, a la gente que le gusta mucho la plata, estamos fritos”.

Credito: Archivo

Octubre 16 de 2016 (SinEmbargo).– José Mujica, ex Presidente de Uruguay, rechazó hoy responder preguntas sobre el desempeño del Presidente mexicano Enrique Peña Nieto al asegurar que nada de lo que el pudiera decir beneficiaría al pueblo de México y sí, en cambio, podría afectar a su país.

"Soy un político, pido que me entiendan, debo ver lo mejor para mi país", dijo.

Sin embargo, el ex mandatario sí se pronunció sobre la corrupción y el daño que ésta hace a la sociedad. "Si ustedes no cuidan los partidos y sacan pa’ fuera a la nomenclatura, a la gente que le gusta mucho la plata, estamos fritos".

Mujica, quien perteneció en su juventud a la organización guerrillera Montoneros, dijo que el error de su generación fue no entender a tiempo que si uno no cambia la cultura y la mentalidad de un pueblo, no cambia nada.

"El cambio real es el cambio cultural, ese es el verdadero cambio, y el más difícil, no el cambio material", afirmó.

A Mujica le preguntaron qué pensaba del populismo. "Ese es un término que es como el cuartito que muchas casas tienen en el fondo y a donde las familias van metiendo todo lo que ya no les sirve", expuso.

Dijo que Uruguay es el país más igualitario de América latina, con sólo 5 por ciento de gente en pobreza o en la indigencia. Él, añadió, siempre quiso garantizar con la política un reparto más equitativo de la riqueza y favorecer siempre a quien menos tenía. "Si eso me hace un populista, entonces soy populista".

"Si repartir la riqueza en muchas manos es populismo, entonces soy un populista", dice José Mujica.

La enfermedad que hizo posible a Trump
Pepe Mujica dijo que lo que realmente le preocupa es la gente que sigue al magnate neoyorquino. Aunque Trump no gane –como el mismo Mujica anticipó–, la enfermedad que lo hizo posible y que lo llevó hasta el punto que alcanzó seguirá existiendo y eso es preocupante.

Mujica dijo que siempre se tomó demasiado en serio aquello de que "nadie es más que nadie" y que quizás eso lo ha llenado de reconocimiento.

Cuestionado sobre los avances de la derecha en América Latina y por el resurgimiento de los afanes imperialistas en el mundo, Mujica dijo que la izquierda en América Latina nunca triunfó definitivamente, porque en política los triunfos nunca son definitivos.

"La historia se mueve siempre en un sentido y en otro", dijo el ex Presidente, intentando explicar que los vaivenes entre un extremo y otro de la geografía política son consustanciales al juego democrático- Mujica dijo que América Latina no debe esperar que nadie, especialmente no el imperio, le resuelva sus problemas.

"El imperialismo siempre va a ser imperialismo, nunca va a cambiar. Los que debemos cambiar somos nosotros… No tenemos que esperar que nos regalen la prosperidad".

Pepe Mujica inició la presentación de su libro en el Auditorio de la Biblioteca Vasconcelos con la sentencia: "Hay una enfermedad generalizada de falta de credibilidad en los líderes de la política".

Y señaló que el creciente número de suicidios es síntoma de que "aunque tenemos progreso económico el ser humano vive con angustia y en profunda soledad, porque no hay comunidad. Séneca decía que pobres son los que precisan mucho".

José Mujica, nacido en Montevideo el 20 de mayo de 1935, fue Presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, y se convirtió en uno de los personajes políticos más queridos y respetados en el mundo por su honestidad, su austeridad y su desapego por las mieles del poder que enloquecen a la mayoría de los gobernantes de prácticamente todas las latitudes.

El libro Una oveja negra al poder. Pepe Mujica, la política de la gente, de los escritores Andrés Daza y Ernesto Tulbovitz, relata su llega al poder, presenta incluso un capítulo completo de reflexiones del ex mandatario uruguayo sobre la muerte y su relación algunos de los políticos más importantes de América Latina y el resto del mundo.

La obra es producto de más de 100 horas de conversaciones entre los autores y Mujica, que ocurrieron en la oficina que el ex mandatario en el ocupó como Presidente. Mujica entregó el poder el año pasado a Tabaré Vázquez con una aprobación del 70 por ciento.

Pepe Mujica entró al Olimpo de la política planetaria cuando se conoció que donaba el 90 por ciento de su sueldo a la caridad."Gano más de lo que necesito, para mí esto no es un deber", dijo en diversas ocasiones. Incluso antes de dejar el palacio de Estévez, sede del ejecutivo charrúa, Mujica fue calificado por varias publicaciones internacionales como el Presidente más pobre del mundo. En una entrevista con la BBC, Mujica respondió al calificativo: "No me siento pobre. La gente pobre es esa que trabaja sólo para intentar tener un estilo de vida más caro, y siempre quieren más y más".

Algunas de sus más polémicas políticas fueron la legalización del consumo de marihuana en el país, el impulso al matrimonio igualitario y la legalización del aborto. Aunque la legalización de la canabis ha encontrado trabas para su aplicación, Uruguay se colocó con esa iniciativa a la vanguardia en América Latina del movimiento mundial anti-prohibicionista.

Gracias a sus políticas sociales, cuando Mujica dejó el poder Uruguay era el segundo país con menos pobreza en el continente de acuerdo con la Cepal y el que tenía las tasas de indigencia más bajas.
Mujica fue guerrillero, uno de los más activos del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro. Tiene seis balas en el cuerpo y estuvo preso más de 13 años.

Actualmente vive con su esposa Lucía Topolansky en una modesta casa en la localidad de Rincón del Cerro, y aun conduce su viejo Volkswagen sedán modelo 1987.



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