Calvino: ¿Vigencia o decadencia de su pensamiento Teológico- Ideológico- Político en una Latinoamérica Revolucionaria?

Los Retos de la Venezuela moderna a los sectores religiosos de nuestro país, son los retos que nos plantean todos aquellos principios ideológicos que necesitan ser considerados desde una perspectiva teológica y específicamente desde una visión teológica latinoamericana, que se distancie de todas aquellas mediaciones teológicas noratlanticas traídas desde Europa, los Estados Unidos y Canadá. Especialmente la teología protestante latinoamericana debe deslindarse urgentemente de la más reciente mediación histórica del protestantismo hispanoamericano, la estadounidense, que nos trajo a través de las trasnacionales de la misión una teología- ideología de derecha, profundamente conservadora y aliada al imperialismo norteamericano que fue construida bajo la influencia de los postulados de la guerra fría en contra de todo aquello que fuera Socialismo, izquierdismo y comunismo.

¿Qué retos tiene la revolución Bolivariana a nuestra concepción calvinista del mundo y de la realidad?

¿Podemos hablar de la pertinencia de la teología calvinista en particular y protestante en general en estos tiempos de transformación de nuestro continente?

Debemos entender que la transformación política que se dio en nuestros países latinoamericanos, hace 50 años aproximadamente, en la segunda mitad del siglo XX, ha venido desde el sector político de derecha y de la oligarquía. Poco ha sido el aporte político, ideológico y social que desde los sectores de izquierda y de los sectores religiosos liberadores se ha dado, a excepción de Cuba y Nicaragua.

La Democracia en América Latina, se construyó desde la doctrina de derecha de los sectores de la Sociedad Blanca, anglosajona y protestante norteamericana, manejada ideológicamente por el Departamento de Estado. La teología de la liberación alcanzó su máxima actividad e influencia en nuestro continente, con el triunfo de la Revolución Sandinista y pasó rápidamente a segundo plano poco tiempo después de la caída de la Revolución Nicaragüense.

Muchos sectores de la Teología de la Liberación en nuestro continente, cayeron en un silencio casi total y cómplice. En algunos países, como Venezuela, amplios sectores tradicionales de la TL, se aliaron y se hicieron cómplices con los sectores más conservadores y reaccionarios de derecha política y empresarial criolla, para combatir toda esta tendencia revolucionaria bolivariana y latinoamericana del Socialismo del Siglo XXI. Quedando tan solo, como un remanente liberador, sosteniendo el ideal  de la Teología de la Liberación, pequeños sectores políticos y religiosos invisibilizados por las jerarquías religiosas y las cúpulas políticas.

Algunos antiguos dirigentes de la TL en Venezuela y en todo el continente, fueron cambiando su postura ideológica y teológica, han hecho innumerables intentos por sustituir el Método Marxista de Análisis,  por énfasis basados más en supuestos humanismos cristianos o nuevos análisis políticos neutros, carentes del espíritu combativo de la TL. Esto ha permitido a algunos sectores religiosos y políticos adecuarse a los ideales de la derecha y de las oligarquías, que combaten al Socialismo y la liberación de nuestros pueblos.

El calvinismo, como sistema pensamiento teológico e histórico, tiene mucho que aportar con su pedagogía y doctrina Social, a la creación de nuevos modelos políticos, ideológicos y epistemológicos, basados en una estructura de pensamiento coherente y consecuente con los ideales de liberación de nuestros pueblos.

El calvinismo, tiene una inmensa capacidad de adaptarse a las diferentes culturas, por haber evolucionado en medio de una feligresía con una mentalidad profundamente teológica y con un fuerte compromiso social. Dice William McComish, “En Ginebra, los ciudadanos evolucionaron  a un mismo tiempo hacia las creencias republicanas y protestantes, cuando expulsaron al ultimo Príncipe Obispo…los ginebrinos que reformaron la Iglesia también reformaron el estado” (William McComish: http://warc.ch/24gc/cts/11-s.pdf)

El calvinismo, ha podido adaptarse a diferentes culturas, haciendo un proceso de identificación profundo, sin perder en esencia su naturaleza ni su pertinencia tanto teológica como religiosa. Todo esto es debido a que el calvinismo que nace como pensamiento teológico de Reforma Protestante del Siglo XXVI, con fuertes influencias humanísticas aportadas por Juan Calvino y muchos otros reformadores y reformadoras. También ha sabido construir más allá de cualquier otro movimiento religioso, paralelamente un sistema social y político, adaptable a las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales particulares de cualquier sociedad alrededor del mundo en las cuales le ha tocado encarnarse.

Otros sistemas religiosos protestantes, han convivido con su entorno religioso, cultural, político con poca capacidad de adaptación o compromiso con la sociedad que les rodea. Algunos de estos movimientos “evangélicos” han logrado sobrevivir e imponerse, mimetizándose y adaptándose de manera no perfecta con la sociedad a la cual concibe tan solo como Destino de Misión, demostrando políticas de intolerancia y exclusión para con el catolicismo y otras creencias religiosas o políticas. Todo esto basado en fanatismos radicales de procedencias nacionales exógenas. Su mayor énfasis religioso lo ponen en la conversión mágica del Alma de las personas, con énfasis profundamente proselitistas, agresivos e intimistas, dejando a un lado la predica de una salvación- liberación integral y liberadora.

Juan Calvino, fue un reformador con una amplia base intelectual y humanística, supo expresar en su amplia teoría religiosa el hecho político de manera magistral. Para Calvino gobernar bien es también cumplir la voluntad de Dios de manera visible y eficaz. Hablaba  acerca de la correspondencia entre el estado y la Iglesia, desde una visión bien clara de la separación de lo religioso de lo político. Según Calvino, la Iglesia y el estado deben vivir en paz y deben cooperar juntos en sujeción a la Palabra de Dios. Cada uno ha de tener su propia jurisdicción. El estado tiene autoridad en los asuntos puramente civiles y temporales, la iglesia, en los asuntos espirituales y trascendentales.

Reconocía Calvino que al cumplir la Iglesia su buen rol educador, le daba al estado y a la sociedad buenos ciudadanos. Las tareas de la Iglesia y el estado se cruzan, interactuando de manera armónica, pero conservando cada una de ellas su naturaleza y funciones propias o particulares. “La visión de Calvino respecto a la relación de la iglesia y el estado no es ni Erastaniana ni eclecentrica, puesto que los dos esquemas niegan la reciprocidad. Erastus propuso la noción de que la iglesia es un brazo del estado, tal como lo planteo Henry VIII en el Acto de Supremacía. En una ecleciocracia, sin embargo, el estado es un brazo de la iglesia. Los oficiales de la iglesia, usando las instituciones del estado, dirigen la sociedad--lo que significa que la iglesia recauda impuestos, acepta demandas, provee medios para la defensa común, y regula las relaciones tanto económicas como sociales. Ninguna de estas dos estaba en la visión de Calvino. Al contrario, su visión era la de una republica, que es a la vez teocratita y teonomica. En una teocracia Dios gobierna tanto al estado como a la iglesia. En la teonomia todas las leyes se derivan de la ley de Dios. Calvino veía un estado Cristiano Gobernado por Dios, y bajo la ley de Dios”. (G. José Gatis, 2001.)

Consideramos, que el mayor aporte que puede hacer el Calvinismo al proceso político revolucionario latinoamericano, es el de construir un pensamiento amplio que pueda adaptarse a las diferentes particularidades sociales, económicas y culturales de nuestros pueblos. Además la tan criticada Ética del trabajo, que algunos plantean como principio negativo calvinista, pero también reconocen que crea entre sus seguidores ciudadanos con mística y responsabilidad laboral, con fuertes compromisos con la sociedad, el prójimo y el medio ambiente.

La construcción de ese Mundo Otro, no es posible sin la construcción de la Nueva Humanidad, que es un principio común del cristianismo y del pensamiento de esta nueva izquierda continental y mundial, de fuerte influencia guevarista, que pretende hacer una nueva construcción epistemológica y profunda del Socialismo del Siglo XXI.

Pueden, el calvinismo, los calvinistas y mucha gente del protestantismo venezolano y latinoamericano, hacer su aporte político- ideológico- teológico pertinente, lo más objetivo posible, a la construcción de esa Nueva Humanidad. Esto sería una de las herencias más importantes del calvinismo histórico de este siglo, en medio de los cambios políticos revolucionarios que vive Venezuela y necesita nuestro continente y el mundo todo.

Es en la reconstrucción cada vez mas urgente de la Teología de la Liberación,  que el pensamiento calvinista puede ayudar eficazmente a afianzar los métodos y paradigmas de análisis sociales y políticos necesarios en tiempos de Revolución, ante el fracaso casi total de algunos sectores católicos y protestantes que una vez estuvieron identificados con la TL y que ahora ostentan sin vergüenza alguna, posiciones de derecha, aliados inmoralmente con los poderes reaccionarios y oligárquicos latinoamericanos, que una vez dijeron combatir.

El mayor aporte que daría el sector  protestante comprometido con la Teología de la Liberación a la Revolución Latinoamericana, demostrando más coherencia política e ideológica que otros sectores, es el de enriquecer la discusión bíblica- teológica- Ideológica- política, con una lectura de la realidad, desde una visión más ética, popular, bíblica y comprometida políticamente con los cambios profundos que se están dando en nuestro continente y en el mundo.

La formación teológica y profesional cada vez más creciente de muchos pastores, pastoras y lideres laicos, en Universidades, Seminarios y Facultades de Teología en America latina y otras partes del mundo, nos permite vivir la más reciente etapa de ese Itinerario teológico, que ya se había descrito  en un pequeño pero ilustrativo libro, Itinerario de la Teología Cristiana, que ubicaba para el tiempo de su ultima edición el destino en una etapa transitoria en San José. Interpretamos ahora, que se ha iniciado un nuevo recorrido teológico e ideológico, que comienza a desplazarse desde San José, hasta nuevos destinos geográficos e ideológicos, en todo el continente y el mundo, pudiendo dar un nuevo impulso a la Teología de la Liberación, en estos tiempos de Revolución.

La T L, puede impulsar en la Revolución Venezolana e internacional, un análisis ético profundo que pueda sentar las bases de la Construcción de la Nueva Humanidad. Puede reforzar a la Revolución en nuestro continente, de aquellos valores éticos trascendentales que ayuden en la construcción de la Nueva Sociedad, conocida en nuestro ámbito cristiano liberador como Reino de Dios.

El triunfo o fracaso de la revolución en nuestro contexto latinoamericano y mundial, está en su gente. Por eso se hace urgente y necesaria la formación intelectual e ideológica de ese Hombre Nuevo o de esa Mujer Nueva, basando sus ideales en los verdaderos principios y valores revolucionarios.

Planteamos una novedad en esta Revolución latinoamericana, la necesidad de formar una Espiritualidad Revolucionaria, basada en principios y valores que  trasciendan cualquier sistema materialista- capitalista, que puedan repotenciar la formación de los cuadros revolucionarios, necesarios para defender y mantener los procesos políticos liberadores que vive nuestro continente y gran parte del mundo.

En muchos sectores supuestamente revolucionarios, hay una grave crisis moral y ética, esto ha permitido que muchos cargos públicos en Venezuela, estén en manos de personas incapaces, inescrupulosas, contrarrevolucionarias y carentes de todo compromiso ético, que han hecho de la Revolución su medio de vida y no la asumen como un modo de vida.

La Revolución en Venezuela y en el resto de la America Latina, ha sufrido serios problemas de infiltración de sectores reaccionarios y revisionistas, que intentan socavar sus valores ideológicos y políticos más profundos.

Ninguna Revolución puede ser exitosa en nuestro continente, si no es verdadera y profundamente Cristiana, indígena, Afrodescendiente, si no tiene una verdadera conciencia de género y si no toma en cuenta toda forma de pensamiento religioso presente en nuestro entorno. Por lo tanto debe revestirse de los valores éticos, morales, culturales, sociales, religiosos y étnicos característicos de nuestro pueblo.

Para nosotros los Protestantes, ya no es posible vivir una vida política de espalda a lo que está aconteciendo en nuestro continente, no podemos seguir siendo tibios, porque entonces el pueblo nos vomitará de su boca y de su corazón.

Nosotros y nosotras, no somos un pueblo aparte al resto de nuestro pueblo. No podemos seguir la fantasía protestante de ser un grupo de privilegiados espirituales-religiosos que tienen la exclusividad de la salvación, ajenos al mundo. Jesús mismo dice al Padre: “No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal”.

Debemos vivir conciente de nuestra pertenencia al pueblo y a nuestra realidad Social, política, cultural y étnica, por eso la necesidad urgente de encarnarnos en medio de nuestra gente, de nuestro pueblo y de vivir nuestro proceso político sin ningún tipo de evasión religiosa o ideológica.

Existe la imperiosa necesidad que el pueblo evangélico en America latina, salga de una vez por todas de ese gueto religioso, en el cual se ha encerrado por algo más que un siglo. Es aquí precisamente, donde el calvinismo y el protestantismo liberador, pueden hacer su gran aporte en la construcción de una nueva mentalidad política e ideológica, en medio de nuestro proceso revolucionario Latinoamericano. 
 

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Obed Juan Vizcaíno Nájera


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