Para los revolucionarios el debate no es con Vargas Llosa, y el tema no es el neoliberalismo

La semana pasada se realizó en Venezuela un coloquio derechista titulado "Democracia y Libertad", convocado por CEDICE, una organización dirigida por empresarios ligados al golpismo, y en el cual participaron voceros del neoliberalismo como Álvaro Vargas Llosa; mientras que paralelamente se realizó un encuentro de intelectuales que simpatizan con el gobierno. El presidente Chávez invitó a la realización de un debate entre ambos grupos, pero la iniciativa no fue aceptada por los voceros de CEDICE.

El evento convocado por CEDICE fue un acto promocional de un parapeto del imperialismo, una ONG financiada por el gobierno de los EEUU y cuya actividad antidemocrática es tolerada por el gobierno venezolano. El objeto de la actividad era promover la ideología capitalista, muy a pesar de que se titulara «democracia y libertad». Así como Rocío Guijarro y Rafael Alfonzo, dos directivos de CEDICE, están totalmente desprestigiados ante el pueblo venezolano y descalificados en el tema de la democracia, al haber firmado el decreto fascista de Carmona y promovido el paro patronal y el sabotaje petrolero; lo mismo puede decirse de Vargas Llosa, Lavín, Apuleyo Mendoza, y otros personajes siniestros que fueron las vedettes del foro, y quienes también se han colocado del lado del golpismo en Venezuela.

El presidente siempre ha estado más que dispuesto a dialogar y llegar a acuerdos con la burguesía; él mismo se ha definido como un "lanzapuentes". Así que no es sorprendente que haya invitado a debatir a los participantes del coloquio de la derecha. Al gobierno le conviene mostrarse como la contracara del neoliberalismo y presentar su proyecto nacionalista burgués como una gran alternativa.

Debatir si es preferible un capitalismo con más o con menos intervención estatal, o con más o menos libertades políticas, que es el estrecho margen dentro del que debatirían los intelectuales del chavismo y de la derecha, no respondería a la discusión que realmente está planteada en nuestro país. Estamos frente a una terrible crisis estructrural del capitalismo, y lo que tenemos que discutir es cómo avanzamos en la construcción del socialismo con democracia obrera y popular, en el que se liquide el latifundio, el capital financiero, y la explotación capitalista. La mejor forma de polemizar con los intelectuales burgueses, sean neoliberales, conservadores o "democráticos", es resolviendo las demandas de los trabajadores y el pueblo, blindando a los trabajadores y los sectores populares contra los efectos perniciosos de la crisis económica, rompiendo con el imperialismo, y tomando medidas de transición al socialismo.

Debatir con los viudos intelectuales del neoliberalismo, cuando la crisis ha terminado de enterrar la credibilidad de sus recetas económicas, es algo estéril. El debate silenciado en la izquierda venezolana es el que versa acerca de cuál es la perspectiva del proceso revolucionario en nuestro país. ¿Las luchas del pueblo rendirán frutos en un régimen de "socialismo de mercado", como el que el gobierno pretende desarrollar de la mano de empresarios explotadores y transnacionales, tal como ocurre en China? ¿La "alianza estratégica con la burguesía" proclamada por el gobierno es un avance revolucionario, o un obstáculo a vencer para la revolución que aun está pendiente en nuestro país? ¿Es el PSUV la herramienta organizativa de los explotados, o es necesario un partido obrero revolucionario que le permita a la clase trabajadora disputar el poder? Estas cuestiones son mucho más urgentes para un debate público que tenga una carácter formativo y movilizador.

Los medios de comunicación del Estado no pueden seguir comportándose igual o peor que sus pares privados, excluyendo de toda participación a aquellos actores sociales que no comparten su línea editorial o política. Estos medios hoy en día no son un espacio para el debate entre revolucionarios, para la participación protagónica de los trabajadores y las organizaciones populares. VTV actualmente silencia a los sectores de izquierda independientes y críticos, así como a los sectores populares cuyas luchas colisionan con los intereses de la burguesía aliada al gobierno, o con los intereses de la burocracia estatal. Esta situación descalifica el discurso de aquellos ministros que hablan de "latifundio mediático".

Un dirigente sindical de una empresa ocupada, como Sanitarios Maracay, tiene mucho que dirimir intelectual y políticamente con los representantes del gobierno del presidente Chávez, y lo mismo puede decirse de los dirigentes indígenas del Perijá, los luchadores clasistas de PDVSA que rescataron la empresa durante el sabotaje petrolero y ahora enfrentan a una degenerada burocracia antiobrera, o los dirigentes de cualquiera de los sectores en lucha de nuestro pueblo. Para que este debate que se está dando en las calles, en las fábricas, en las universidades, llegue a los medios estatales es necesario que haya una apertura democrática en esos medios, y en última instancia que estén bajo el control directo de sus trabajadores, y de los sectores populares organizados.

(*)Militante de la Unidad Socialista de Izquierda





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Simón Rodríguez Porras(*)

Músico y militante del Partido Socialismo y Libertad.

 @guitarraylapiz

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