Chávez y los olímpicos venezolanos: entre la realidad y la fantasía

“Sería ingenuo plantear un deporte en abstracto, sin ideología, que ignora los procesos de aculturación, sin ser en sí mismo una herramienta de los factores sociales para la reproducción social o, lo que es deseable, para la transformación de la realidad”

Pedro García Avendaño


Es necesario iniciar estos comentarios destacando el reconocimiento incuestionable que se le ha conferido al deporte en los últimos diez años, lo que se ha materializado al proporcionarle rango constitucional, la creación del Ministerio del Poder Popular para el Deporte, la fundación de la Universidad Iberoamericana del Deporte, instauración de escuelas de talentos deportivos, programas de atención – protección, así como el aumento gigantesco de los recursos destinados a su desarrollo. Sin embargo, en este caso no se trata únicamente de aumentar significativamente el presupuesto, construir más infraestructuras, incrementar los resultados deportivos en competencias internacionales ni propiciar el crecimiento y desarrollo de la estructura deportiva, pues al final esto se traduce en más burocracia, sin tocar el fondo del problema, el cual es el deporte como un instrumento que vaya formando conciencia, que reproduzca los valores humanistas, en definitiva un deporte sano es incompatible con la mercancía o el mercantilismo deshumanizado, la explotación, el consumismo y el derroche.

Estas reflexiones previas sirven de introducción para enfocar el interés por nuestra actividad deportiva, tanto dentro de la realidad nacional como en su participación en la cita mundial del deporte y su “generación de oro”. Ya en el plano concreto del deporte nacional, es fácilmente apreciable que las viejas estructuras de nuestro deporte se encuentran radiantes. La concepción del deporte medallero y mercantilista domina todavía, se estimula de una manera exagerada el deporte profesional, ese que reúne todos los rasgos típicos y reprobables de las categorías y estructuras de la sociedad capitalista, como son: explotación del hombre por el hombre, apropiación de la plusvalía, contratación “leonina” y competencia desleal entre otros, aspectos, cuya desaparición no parece vislumbrarse en el futuro cercano.

Se desprende que a pesar de todas las iniciativas, impulsadas desde el Ejecutivo Nacional, las mismas sólo han estado dirigidas a nutrir la superestructura (el deporte de alto rendimiento) que sostiene el deporte nacional, con sus evidentes consecuencias, que se ponen de manifiesto en la confiscación, degradación, depravación y deshumanización del fenómeno deportivo y sus protagonistas. Esta tendencia, liderizada por la oligarquía deportiva (federativos y los dirigentes del Comité Olímpico Venezolano), esclaviza a los actores de la estructura deportiva a intereses ideológicos y políticos contrarios al socialismo, pues al final, lo que se aprecia es la reproducción (consciente o producto de la alienación) de los antivalores de clase que constituye el credo de las sociedades y estados capitalistas. A este escenario deportivo se le suma un nuevo ingrediente, las pretensiones de la transnacional deportiva más poderosa del mundo el COI y su representante en Venezuela, es decir, el Comité Olímpico Venezolano, la de usurpar las funciones del Estado, creando un IND paralelo que maneje (su dinero) y comercialice a los atletas, así como la firma de convenios con otros países, orientados a afianzar aún más esta iniciativa mercantilista que tiene pretensiones de convertirse en política gubernamental.

Por otra parte, un diagnóstico sintetizado de la actual situación del deporte en Venezuela, nos lleva a concluir que se ha puesto en evidencia el fracaso y derrumbe del modelo deportivo clientelar, populista y medallero heredado de la cuarta república y que se ha mantenido aún en los últimos diez (10) años, caracterizándose por una profunda crisis estructural (el fundamento filosófico e ideológico del sistema deportivo nacional, está sustentado sobre ideales capitalistas) , atendida y conservada únicamente con inyección de sumas astronómicas de dinero como las señaladas anteriormente, en referencia al alto rendimiento, en desmedro del deporte masificado, cuyo interés no es necesariamente competitivo, sino recreativo, formativo y que persigue sólo una parte de la educación preventiva para el mantenimiento de la salud, en lugar del show mediático que generan los llamados “eventos deportivos de importancia”.

Por lo señalado anteriormente, es absurdo imaginar un deporte mercantilista, alienado, totalitario, dentro de una propuesta socialista. La visión revolucionaria nos permite adelantarnos y detectar los fenómenos negativos que hoy asaltan al movimiento deportivo y deforman sus principios educativos, formativos de salud, recreación y bienestar para todos. Ahora bien, valdría la pena preguntarse ¿Estamos preparados para romper con ese paradigma de dominación y explotación capitalista impuesto en nuestra institución deportiva? ¿Estamos dispuestos a crear una nueva organización, sólida e independiente, con decisiones que respondan al interés nacional? Considero que las respuestas serán otras interrogantes.

LOS 7 PECADOS CAPITALES DEL DEPORTE NACIONAL ACTUAL

1 – ¿Por qué no ha sido aprobada la nueva ley, así como el Plan Nacional del Deporte ajustado a la nueva realidad? Todos queremos conocer ambas propuestas. La paralización total de la discusión de la nueva Ley del Deporte, así como la ausencia de implementación de políticas deportivas cónsonas con la Constitución Nacional, y un Plan Nacional del Deporte son una gran deuda. ¿Quiénes son los responsables de que estas políticas no se hayan implementado? No se practica la rendición de cuentas ni el control en todos los niveles, por lo que las políticas diseñadas no llegan a cristalizar los resultados esperados.

2 – ¿Qué pasa con los centros de investigación de ciencias aplicadas al deporte? ¿Cuántos son y cuales están funcionando adecuadamente? ¿Qué investigadores acreditados por el ONCTI la dirigen? ¿Cuáles han sido sus resultados aplicados al alto rendimiento? ¿Cuánto se invirtió en equipos? Tampoco existen datos públicos de esto. A este panorama añadimos una dirigencia deportiva desactualizada e incapaz de comprender que el deporte de alto rendimiento (elite) es también un proceso que se apoya en la ciencia y la tecnología.

3 – ¿Por qué no se ha implementado un programa audaz de formación de entrenadores y especialistas en las ciencias aplicadas al deporte? ¿Es que no se desea romper con la dependencia extranjera? No se critican los aportes y colaboraciones que han brindado los profesionales extranjeros, lo que se critica es que el talento humano nacional experto en el área no haya sido incorporado masivamente al proceso de detección, selección y entrenamiento del talento deportivo.

4– ¿Cómo es que se soporta un divorcio completo con las universidades e institutos donde se realizan investigaciones para la alta competencia y el deporte para todos? Cuando la cooperación es el camino para beneficiar a todo el pueblo venezolano. – ¿Qué ha pasado con el impulso de la industria nacional deportiva? ¿Existe tal industria?

5 – ¿Por qué no se fomenta la publicación de revistas y libros dedicados al deporte? ¿Con qué interés se deja de lado a los programas dedicados a la promoción de la actividad física como un medio para obtener una buena salud? ¿Dónde se ha implementado la Misión Barrio Adentro Deportivo? ¿Cuáles ha sido su impacto y qué resultados tangibles sustentan la masificación deportiva? Esto parece un secreto bien guardado del que no sabemos nada.

6– ¿Por qué no se cambia la pirámide deportiva elitista que se lleva más del 75% del presupuesto deportivo (más de 500 millones de bolívares fuertes por año) para atender a casi 1000 atletas de alto rendimiento? Esta inversión parece desproporcionada, toda vez que es del dominio público que a esta magna cita del deporte asistirán poco más de 100 atletas. Lamentablemente, a pesar de todas las inversiones que se han hecho, en infraestructura, becas deportivas en el extranjero, financiamiento para roce internacional y equipos, en la arena olímpica estos atletas producirán en conjunto entre 1 y 3 medallas (independientemente si es oro, plata o bronce), basándose en los resultados obtenidos en los Juegos Olímpicos de Atenas.

7 – El derrumbe de los atletas en los pasados Juegos Nacionales, puso en evidencia el derroche de improvisación, engaños y dinero perdido, en un fracaso total, como nunca antes visto, catalogado como uno de los peores de su historia. ¿Qué pasa con la Educación Física y el Deporte en las escuelas y los liceos? ¿Cómo esta su infraestructura y la dotación deportiva? Se necesitan cifras reales, no maquilladas, para conocer la verdadera gravedad del problema y ser capaz de trabajar para mejorar y superar este vergonzoso episodio.

En definitiva, este breve recuento de preguntas se deduce que se trata de una institución deportiva que no ha sido transformada en lo más mínimo por el proceso revolucionario que vivimos.

POTENCIA DEPORTIVA O ESTRELLAS FUGACES

¿Tenemos una generación de oro en nuestros atletas campeones? ¿Somos una potencia deportiva? Más allá de sus sacrificios, logros y éxitos que se deben aplaudir y celebrar, yo prefiero hablar de estrellas fugaces, pues muchas de ellas nacen de improvisación (no hay planes nacionales para el deporte) y desaparecen velozmente o son de difícil reemplazo, pues son escasas en nuestra patria las investigaciones para la búsqueda de talentos deportivos y su posterior preparación para el alto rendimiento y más exiguas aún, son las aplicaciones de dichos estudios. Además, en muchos casos no cuentan con el material deportivo apropiado, ni con entrenadores de un nivel acorde con las exigencias del deporte mundial (es por ello que muchos de estos deportistas se terminan de formar y entrenar en el exterior). A pesar de todas estas dificultades, nuestros deportistas se fajan con los mejores del mundo y en algunas oportunidades los derrotan. Es así como logramos la participación de más de 100 atletas a los juegos Beijing, una proeza nunca antes vista (estos 107 clasificados duplican la presencia en Atenas-2004: 47 clasificados; y Sidney-2000: 51 clasificados) a la cual hay que darle todo el apoyo y solidaridad que requieran.

Se habla de que seremos una “potencia deportiva” y según el presidente del COV y sus pronósticos vamos a quedar ubicados en el puesto 20 de los Juegos Olímpicos de 2008. Estas afirmaciones son, cuando menos aventuradas o temerarias, pues en función de los resultados obtenidos por la delegación venezolana de los Juegos Panamericanos de Río 2007, no debería venderse una idea tan optimista de la actuación de nuestros atletas en las venideras Olimpíadas de China. No es adecuado crear falsas expectativas en el pueblo, puesto que el logro de una medalla olímpica, significa muchos años de preparación, apoyo técnico y científico, alto nivel de los entrenadores, alimentación optima, material deportivo de primera, roce internacional constante, una política de atención que proteja al deportista, entre otros. Por otro lado, en deportes de tiempo y marca, la distancia que nos separa de los mejores del mundo es abismal, solamente las chicas de softball y los deportistas de combate pueden mostrar expectativas realistas de obtener alguna medalla.

Por lo señalado anteriormente, sostenemos que debemos desechar las ilusiones y fantasías con nuestros olímpicos, es absurdo imaginar unas medallas olímpicas en Beijing. Todos sabemos que actualmente los campeones no son únicamente el resultado natural por selección de una masa de practicantes, son también un producto “artificial” de la técnica y las ciencias aplicadas a un superdotado (talento). No se niega la aparición de Campeones de Corazón o deportistas que aún con graves carencias sobrepasan las expectativas, resultando por ello aún más meritorios que aquellos que han tenido todo a su favor, tales sujetos son en sí milagros deportivos, pero todos los milagros son (por definición) escasos, por lo que colocar las esperanzas deportivas de una nación sobre sus hombros no sólo es crear falsas expectativas en la población sino también es abusar de la buena fe y de la mística del deportista al sobre-exigirle sin haberle seleccionado, formado y entrenado adecuadamente en todas las etapas de preparación del ciclo olímpico.

Los candidatos para el deporte de alto rendimiento se eligen meticulosamente en la actualidad de acuerdo con las apreciaciones de grupos de especialistas (científicos del deporte) durante los primeros años de la infancia, por lo que el camino que lleva a la victoria no pasa ya por el método de ensayo y error, sino por un máximo de probabilidades y de pronósticos científicos. Evidentemente, al unísono con las adecuadas políticas deportivas y el fenómeno del deporte popular, que permita el libre acceso de todos los ciudadanos a estas actividades. Es la tecnificación y la selección científica la que hoy predomina en la alta competencia y la que marca la diferencia en las medallas obtenidas en juegos olímpicos.

CONSIDERACIONES FINALES

En el marco del proceso de revisión, rectificación y reimpulso, el deporte nacional se confronta nuevamente con la disyuntiva de seguir bajo los viejos esquemas o empezar a participar de la revolución de una vez por todas. En este escenario parecen probables sólo dos caminos: o se desmonta la estructura existente, o se sustituye por un nuevo paradigma deportivo en el que la actividad física y la salud llegue a toda la población. En este sentido, es el Estado venezolano quien está en la necesidad y en la obligación de atender y cambiar el viejo paradigma de su deporte. Es preciso pensar en la contribución que proporciona esta actividad en la construcción del hombre nuevo. Ese sería el papel fundamental de la institución deportiva, la de crear centros formativos de verdaderos deportistas-ciudadanos sanos y útiles a la patria, recordemos de nuevo que el deporte también es un aparato ideológico del estado Es por ello que considero preponderante profundizar el proceso revolucionario en esta materia, abriendo espacios y canales de participación a través de los consejos comunales deportivos

De esta manera, la concepción revolucionaria del desarrollo deportivo estaría apoyada en la primicia de la masividad con calidad humanista, trasformadora, revolucionaria y liberadora, así como en los valores éticos y morales de sus dirigentes, entrenadores y deportistas, Esto respondería a los principios del socialismo, con una ideología respaldada y apoyada con la participación del pueblo en la defensa de sus conquistas.


(*)Dr. Antropólogo-Sociólogo
Docente- Investigador Asociado de la U.C.V. Coordinador de la Unidad de Investigación Rendimiento humano, deporte y salud.

Email: pedro_garciaa@yahoo.es


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Pedro García Avendaño(*)


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