Dispersos, la historia nos aplastará

He esperado un tiempo prudencial para proceder a escribir este texto, quizá con la esperanza de no tener que escribirlo. Éste no tiene como finalidad más que señalar lo que considero una verdadera tragedia revolucionaria: la patente ausencia de voluntad política en el seno de los revolucionarios para buscar la unidad de todos aquellos que abrazamos al socialismo como la propuesta histórica de la clase obrera. Parece mentira que luego de la derrota del 2D, se haya escuchado el estruendoso silencio de las estructuras en las que militamos, las cuales se remitieron a hacer críticas, por demás necesarias, sobre las verdaderas causas del revés, pero en ningún momento asumieron el mandato de la historia, mandato que se hizo más patente que nunca el 2D: los revolucionarios debemos unirnos concretamente para adelantar las batallas necesarias contra los sectores inconsecuentes que hoy por hoy hegemonizan el proceso bolivariano.

Sabiendo las consecuencias que pueden acarrear mis palabras, me veo en la necesidad de afirmar que hacer mutis ante las condiciones objetivas que vivimos, ante la correlación de fuerzas por nosotros bien conocida y patentizada en parte el 2D, es un claro signo de oportunismo. Estamos más interesados en mantener nuestros aparatitos mediocres, que en avanzar hacia la verdadera unión de los revolucionarios, queremos avanzar hacia esa unión pero sólo si podemos tragarnos a los demás. Mientras nosotros seguimos poniendo excusas cuando menos banales para asumir nuestro papel histórico, aquellos grandes magnates de la política y de sus novísimos negocios de alcance alarmante, mueven todos los hilos para imponer su programa traidor: el Estado de bienestar, donde sean ellos la burguesía productiva y patriótica que el país nunca tuvo. Esa burguesía que siguiendo el ejemplo sublime del socialismo europeo, le lanzarán dos bocados en vez de uno a sus obreros, claro está que no importa si para ello hay que quitarle el bocado a los obreros de otras naciones hermanas, de esas que según el verbo fascista de Aznar: están jodidas.

¿Qué excusas reales pueden imponer nuestros “dirigentes”? ¿Qué razonamientos pueden justificar la dispersión de los revolucionarios en el escenario que estamos atravesando? Aunque debo aclarar de antemano que no es éste un problema esencialmente generacional, creo que es pertinente que los jóvenes revolucionarios asumamos de una vez por todas nuestro papel, y empecemos a buscar los caminos de la unidad necesaria, acompañados por todos aquellos camaradas conscientes que no se hayan rendido ante el oportunismo. Se hacen declaraciones y se crean espacios que duran lo que un petardo, después queda el terrible silencio de la post-fiesta, y volvemos cada cual a su franquicia, a convencernos de que estamos haciendo revolución porque discutimos bastante, sin desdeñar de la necesidad revolucionaria de discutir, pero señores aquí la socialdemocracia nos está arropando y nosotros seguimos reflexionando, o mejor dicho haciendo monólogo autocomplaciente de las mentiras que necesitamos oír, pero a la historia nadie le miente.

Camaradas, ha llegado la hora de sincerarnos, pongamos nuestros programas en la mesa y veamos en un análisis concreto y responsable dónde están las coincidencias y las contradicciones, pero para eso hace falta voluntad política. ¿Qué vamos a esperar, a que se nos cierre esta ventana histórica inmejorable, o es que acaso creemos que aquí vamos por la vía perfecta hacia el sistema que soñamos y ya no somos necesarios? Creo que la lección del 2D nos enseña bastante al respecto, no es sino la expresión de las condiciones objetivas de un proceso que no pudo siquiera aprobar un esquema jurídico que permitiera profundizar elementos de la liberación nacional y abrir ventanas desde donde mirar al socialismo con menos idealismo y con más elementos. ¿O es que acaso Chávez puede solo y no nos necesita, o que no existen aportes pertinentes que dar, incluso al mismo comandante? ¿Ya la revolución está hecha? Nuestra inmensa irresponsabilidad política demostrar que así lo consideramos, más allá de los discursos.

No se lea estas palabras como mero enjuiciamiento, es una reflexión de lo que SOMOS y lo que HACEMOS, o mejor dicho no hacemos. Camaradas, dispersos como estamos vamos a seguir siendo aplastados y se le seguirán vendiendo al pueblo contrabandos ideológicos que resultan en catástrofes como la del 2D o mucho peores. El comandante nos necesita, no nos escuchan porque no nos hacemos escuchar, porque habla cada quien desde su parcelita con una voz tenue, porque no nos unimos como un puño cerrado para golpear a los sectores que no son traidores, sino que defienden sus intereses, más traidores podríamos ser considerados nosotros, que estamos cerrándole las puertas a la causa de la clase obrera. Ya basta, pongamos a un lado la política aventurera de querer tomar el cielo por asalto el día prometido y entonces decirle a los demás: viste así era, ahora sígueme. Vamos a ser responsables con nosotros mismos, con nuestros ideales, avancemos a niveles superiores de acción colectiva, organizada, con claridad político-ideológica, pongamos a un lado los prejuicios estúpidos, muchas veces hasta personales; claro está que la tarea no es soplar y hacer botellas pero hay que empezar por alguna parte, y hasta ahora ni el campanazo del 2D nos ha servido para reaccionar.

Tenemos dos opciones: o nos seguimos escondiendo detrás de nuestros aparatos, para no darle la cara a nuestros trabajadores, o avanzamos hacia la unión de los revolucionarios con perseverancia y trabajo concreto para intentar cambiar la nefasta correlación de fuerzas existente, donde la naciente burguesía hegemoniza los espacios de poder. Sabemos que el comandante está en un proceso de profundo reflexión por todo lo sucedido, reflexión que pienso es muy necesaria, pero no podemos pensar que él mañana barrerá de un soplido con las trabas del proceso, cuestión que aunque no admitamos es lo que en verdad asumimos, ¿Cómo se explica sino nuestra ausencia de voluntad política, nuestro inacción, nuestra dispersión, nuestro derrotismo? Escribamos una nueva historia camaradas, recuperemos la credibilidad del pueblo, asumamos nuestros errores, dejemos de un lado los feudos, los sectarismos divisionistas.

Aquí todo el que esté convencido de que sólo mediante la resolución de la contradicción fundamental del capitalismo, de que sólo mediante la liberación del trabajo ahora enajenado y enajenante, de que sólo mediante la superación del modo de producción capitalista y sus nefastas relaciones, mediante la destrucción del Estado burgués y construcción del Estado del pueblo, mediante la imposición de la voluntad de las mayorías históricamente explotadas y vejadas sobre la voluntad de las minorías históricamente explotadoras y dominadoras; de que sólo así podemos hablar de socialismo, tiene que ser parte de un mismo puño cerrado, compacto, contundente y liberador. Lo demás son excusas para poder seguir siendo jefes de nuestros aparatos, mucho de los cuales han perdido incluso la credibilidad en el seno de su militancia, donde muchos permanecen por cuestiones subjetivas pero no por la sincera voluntad política de lograr objetivos concretos mediante su militancia.

Unámonos y actuemos en todos los espacios, dando la batalla y disputando el poder a los inconsecuentes, corruptos y embaucadores del pueblo. La Revolución Bolivariana nos necesita camaradas, el pueblo nos necesita, la clase obrera nos reclama unidad en la acción, programa propio en oposición al programa de los socialdemócratas “rojos”, y me atrevo incluso a decir, el comandante Chávez nos necesita, pero no en el estado organizativo en el que estamos, no dispersos y mansos, rendidos y discursivos, resignados y cómodos; sino unidos, organizados, contundentes, claros, combativos y constantes. Algunos ilusos, porque no cabe otro término, han dicho cosas como “después del 2D, Chávez va a tener que escuchar a los comunistas”. Chávez escuchará a los comunistas cuando el pueblo escuche a los comunistas, cuando los comunistas se hagan escuchar. Además, no se trata de que Chávez nos escuche o no nos escuche, ese no es ni remotamente el meollo del asunto, se trata de cumplir con nuestro mandato histórico.

jose_miguel_casado@hotmail.com


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