Conversación entre ignorantes… (Pero parecen escribir bonito)

El primer jab a la mandíbula que nos dan a quienes nos interesamos en el uso de la dialéctica como herramienta de trabajo y de análisis y de interpretación de la historia y de producción de casabe y de pesca de jurel, "etc, etc" (Chavez Dixit), es decirnos que la dialéctica es una RECETA FORANEA, un DOGMA. Así como quien le dice a Pasteur que su botella de cuello largo solo sirve para África y eso solo en las regiones donde hay jirafas -que no son muchas-. O a Newton que eso será con las manzanas pero las guayabas no se caen así.... Para este tipo de ignorantes la filosofía y la ciencia son cosas locales, específicas, definidas y válidas solo para una parcelita más allá de Curiepe pero más acá de Birongo. Sócrates logró quien sabe como salir del conuquito que le asignaron los ignorantes...

Son ignorantes y nada tendría de malo el que fuesen ignorantes en 7 idiomas, que decía Nolia, sino fuesen tan habladores, tan ladinos y tan guabinosos... Entorpecen el trabajo serio de otros, mientras juegan a ser revolucionarios de 8 am a 5 pm. Aprendí hace poco que a los ignorantes de clase media profesional se les ignora a menos que se conviertan en tábanos culeros. En ese caso se pregunta por allí que se hace en El Pao como remedio para el tábano culero.

Para quienes aun no han leído un dialogo de ignorantes les recomiendo este en particular que me encontré buscando con la frase clave " RECETA COMUNISTA". Comas mas comas menos, la respuesta del ignorante es lo que dice la pequeño-burguesía sobre el sistema bonito, el justo, el que se adapta a la parcelita -¡siempre mas acá de Birongo, claro!-, o que como nos recomendaba Don Simón; "genere la mayor suma de felicidad". Suena lógico y hasta bonito pero la ignorancia, el prejuicio y el estudio por pildoritas no aguanta dos rounds...

Sonó la campana, que algo queda...

Manuel Brito

-------pregunta de un ignorante que responde otro ignorante---------

P: Spectator no parece estar muy de acuerdo con el modelo económico comunista basado en un control absoluto de la economía a manos del Estado, pero tampoco parece estar muy de acuerdo con una economía de mercado libre sin control alguno de por medio. ¿Qué alternativa propone Spectator?

R: La llana realidad que debe ser aceptada por todos es que no existe un modelo económico perfecto que pueda servir para todos los tiempos. El modelo marxista fue un sistema que fracasó, pero ello no significa que pudiera haber sido de utilidad limitada por un tiempo limitado. Una economía diseñada para tiempos de guerra puede funcionar muy bien en tiempos de guerra, pero difícilmente será tolerable a largo plazo en tiempos de paz. Del mismo modo, una economía diseñada para tiempos de paz difícilmente será sostenible o de mucha utilidad en tiempos de guerra, con sus ciclos de auge-depresión.

Una cosa que muchos neofascistas le alaban a Hitler es la espectacular recuperación de la economía alemana después de que se convirtió en Canciller. Pero minimizan o prefieren ignorar por completo el hecho de que uno de los factores esenciales para tal recuperación fue el haber llevado a cabo la creación de millares de empleos construyendo uno de los arsenales militares más grandes de la Historia, y ello en violación abierta y descarada a lo que se había comprometido Alemania al firmar el Tratado de Versalles. Se construyeron
centenares de fábricas para producir decenas de submarinos, acorazados de guerra, flotas enteras de aviación, millares de tanques, motocicletas, y equipo de apoyo logístico, todo lo cual en su momento fue casi una panacea para generar empleos para millares de ingenieros, técnicos, obreros, secretarias, supervisores y administradores, inyectándole bríos a la economía. No hay nada mejor que la maquinaria de guerra para estimular la economía de un país (la entrada de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial fue lo que a fin de cuentas terminó por sacar por completo a dicho país de la Gran Depresión en la que cayó en 1929, e inclusive en la actualidad las guerras en Irak y Afganistán han mantenido a la economía norteamericana andando tras el final de la "guerra fría" con la ya extinta Unión Soviética).

El problema de una economía sustentada sobre tal base es que a la larga se vuelve casi obligatorio involucrarse en guerras bajo cualquier pretexto con el fin de mantener a la economía en marcha, reponiendo lo que vaya siendo destruido en el campo de batalla con nueva producción fabril. Por otro lado, ciertamente cada soldado ocupado en el frente de guerra será un desempleado menos del que habrá que preocuparse en casa. Bajo condiciones especiales, un socialismo moderado puede ser una receta exitosa para mantener la economía de un país pacifista trabajando y produciendo una distribución equitativa de la riqueza generada sin negarle al empresario que arriesga su capital la recompensa a la que tiene derecho. Ejemplo de ello son países como Suecia y Francia. Pero la receta comunista basada en la planificación centralizada de la economía negándole al individuo su justa recompensa por su creatividad y su esfuerzo extra es una fórmula destinada al fracaso. Pero el extremo opuesto, el depredador neoliberalismo económico a ultranza basado en la fantasía de que el enriquecimiento desmedido de unos cuantos se irá filtrando de alguna manera hacia abajo, hacia los estratos sociales inferiores, sin la intervención del Estado, es otra receta que, como lo muestra el caso de México, sólo sirve para agrandar groseramente la brecha entre pobres y ricos.

El problema crucial de la economía como materia de estudio es que ningún economista puede decir con certeza cuál es el intermedio óptimo entre ambos extremos. Nadie sabe tampoco cuál es el grado ideal de injerencia de un gobierno para poder ejercer de la mejor forma posible la rectoría económica del Estado, hay demasiadas variables de por medio, muchas de las cuales no pueden ser representadas por modelo matemático alguno. Lo que puede trabajar hoy, puede ser malo a la larga. Desde la perspectiva de Spectator, la única economía sensata es aquella que, desprovista de dogmatismos, pueda ser lo suficientemente flexible para irse adaptando a un mundo cambiante, y habrá que aceptar en todo momento que se trata de un experimento en marcha en el cual el fracaso está a la vuelta de cada esquina. Porque así trabaja eso que llamamos "economía". Ni modo.


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Manuel Brito


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