La Unidad Bolivariana

El acontecer global es muestra definitiva e indicador de las transformaciones que vive la humanidad. En ese espacio, Latinoamérica es parte de la metamorfosis socioeconómica y política del nuevo orden mundial, sin embargo es próspera para el advenimiento del pensamiento poco concretizado que muchos hombres y mujeres no pudieron lograr para sus pueblos, pero su legado ha permanecido dormido o convertido en libro de historia.

Al margen de aquella exposición, resaltamos dicho título que conlleva la responsabilidad de construir nuestra Patria Grande.

El presente documento es precisamente herramienta del por qué surge el pensamiento de Simón Bolívar. No es fetichismo, ni la nueva ola, ni verborrea chovinista, ni resucitación, y menos un logo o sello para patentizar lo que ocurre en Latinoamérica. Sino, es el Rencuentro con la Realidad, que nos ha llamado a cumplir el verdadero rol como hijos de la tierra, sinónimo de latinoamericanos.

Dentro de este marco, es importante manifestar que ante el fracaso del neoliberalismo, nuevas fuerzas políticas han resurgido, donde se plantea la necesidad de abandonar las políticas estructurales capitales, que en el pasado, causaran los estragos por todos conocidos, y que a cambio se construye la integridad de los países de América Latina.

No obstante, es preciso aclarar que en la generalidad de los casos los cambios más importantes se produjeron en el terreno más blando del discurso y la retórica, y no en el más duro y áspero de las políticas económicas. Pero aún, con estas limitaciones, ese cambio es muy significativo y sería erróneo subestimar sus alcances, ya que ha generado la nueva tendencia en la participación popular sobre las decisiones de cada país.

El amanecer de la Nueva Izquierda plantea el tema de Latinoamérica y su unidad. Ambas posiciones: el antimperialismo y el clasismo, soslayaban el elemento más original y revolucionario del Pensamiento Marxista Bolivariano, esto es la Lucha de clases, Revolución Nacional y Unidad Continental, que son elementos de un mismo proceso que se retroalimentan e implican mutuamente. La lucha por la unidad continental como objetivo a alcanzar, supone impulsar la revolución nacional en cada Estado.

La Unidad Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI

La Revolución Bolivariana no es algo “inédito” como sostiene todo un ejército de teólogos políticos, romanticistas y mal intencionados, sino que es parte orgánica del proceso de las revoluciones históricas burguesas y socialistas de la época moderna que se inició con la Revolución Inglesa.

Aunque se le atribuye a Jorge Abelardo Ramos la elaboración de un pensamiento “marxista bolivariano" con su obra: América Latina un País en 1949, que luego fue reeditado y profundizado como Historia de la Nación Latinoamericana.

Lo que si es novedoso en este momento, es la materialización de esa idea en una fuerza política concreta, vital y transformadora, “El Chavismo”, que hoy es medio impulsor de la Unidad Bolivariana.

Profundizando el concepto, toda revolución genera inevitablemente tres hechos: a) la destrucción parcial o completa de la clase política del antiguo régimen, b) la constitución de una nueva clase política y, c) el ataque de la contrarevolución. Si el proceso sobrevive a los embates de la contrarevolución, su principal peligro emana de la nueva clase política: sectores dominantes de esa nueva clase pueden desvirtuar el proyecto revolucionario original.

Pero el principal peligro para el Bolivarianismo no radica, por lo tanto, en la oposición interna, sino en repetir la trayectoria de los partidos oligárquicos y en el permanente sueño de lo que no pudimos lograr en otra etapa de las contradicciones de las leyes sociales.

Por ende, la Revolución Bolivariana puede ser definida como un proceso de transformación caracterizado por cuatro macrodinámicas: 1. la revolución antimperialista; 2. la revolución democrática-burguesa; 3. la contrarrevolución neoliberal; 4. la pretensión de llegar a una sociedad socialista del siglo XXI.

Cada una de esas dinámicas es un frente de guerra en el cual, la Revolución puede triunfar o ser derrotado. La dinámica antimperialista es antagónica a la Doctrina Monroe y los intereses imperialistas de la Unión Europea. La dinámica democrática-burguesa es antagónica a la dinámica neoliberal, porque significa: a) la construcción de un Estado de Derecho y, b) el desarrollo de las Fuerzas Productivas. Ambas necesidades chocan con fuertes y arraigados intereses.

Pero el manifiesto: Socialismo del Siglo XXI, es una civilización cualitativamente distinta a la civilización burguesa. ¿Distinta, en qué? En su institucionalidad. De ahí, que ser revolucionario significa hoy día, luchar por sustituir la institucionalidad del status quo, es decir: 1. la economía de mercado por la economía de valor democráticamente planeada; 2. el Estado clasista por una administración de asuntos públicos al servicio de las mayorías; 3. la democracia plutocrática por la democracia directa, y 4. la pluraridad de participes desde los sectores populares hasta clericales.

Este es el Nuevo Proyecto Histórico de las Mayorías en la Sociedad Global que llamamos Socialismo del Siglo XXI o Democracia participativa. La conquista de estas instituciones es la guía estratégica de la lucha. La fase de transición es la transformación del status quo a la luz de esa guía estratégica.

La re-constitución de la Patria Grande no es una utopía del pasado. Es una urgencia del presente. Y es material y políticamente posible, pues está siendo asumida hoy como un objetivo conciente por los sujetos sociales protagónicos fundamentales de los que carecio Simón Bolívar, y el éxito de Chávez se comprende solo si se asume que hay un ejército en estrecha alianza con un pueblo movilizado, impulsando el proyecto nacional bolivariano, cuyo logro inicial ha sido la reconquista y el control efectivo de sus recursos intelectuales y físicos.

Un fantasma recorre América. El espíritu de Bolívar cabalga nuevamente. Su sólo nombre infunde terror entre sus enemigos y despierta la confianza y la esperanza de nuestros pueblos.

La PATRIA GRANDE nos reclama nuevamente por ello, marchemos a paso galopante y con gallardía, dejando el apasionamiento y la nostalgia de la izquierda de ayer, para construir en la conciencia y unidad: la comunidad de todos y todas.

Por eso el DEBER ES HACER LA UNIDAD REVOLUCIONARIA, QUE ES DECIR FERVIENTES BOLIVARIANOS…

Fuentes consultadas:

1. Obras escogidas de Karl Marx.
2. Historia de las Ideas Políticas. Jean Touchard, Louis Bodin
3. Historia de la Nación Latinoamericana. Jorge Abelardo Ramos
4. La Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI. Heinz Dieterich

Discurso pronunciado en el “XVI Festival Mundial de la Juventud”, 13.8.2005, Caracas

slayer_ca77@hotmail.com


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