¿Socialismo democrático en 2007?

Comienza un año políticamente incierto, pues diciembre cerró con señales inquietantes. Había pensado disfrutar unas tranquilas fiestas, pero al Presidente le dio un arrebato revolucionario en el Teresa Carreño y prácticamente ordenó la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela. Sin debate, sin consulta, y con tono arrogante al referirse a los partidos políticos aliados de su gobierno.

¿Cómo queda lo de la democracia participativa y protagónica? ¿Así es como se gobierna? "No tengo tiempo para debates insulsos", dijo. Y si no desean integrarse al partido unido, "saldrían del gobierno". El PPT recibió su aviso. Claro, clarito.

El desprecio hacia los partidos que reflejó ese discurso, desafortunadamente, no es exclusivo del Presidente. Una encuesta hecha en agosto de 2006 por académicos extranjeros a 850 personas de tres ciudades venezolanas, 550 de sectores populares y 300 de urbanizaciones, encontró una desvalorización similar. La competencia entre partidos, en un conjunto de otras ocho características de la democracia, le pareció al 41% de encuestados en barrios populares y al 60% en urbanizaciones la menos importante, que podría ser incluso eliminada sin que la democracia quedara muy afectada. Fue la única coincidencia en ambos grupos en unas 20 preguntas. El desprecio presidencial tendría pues apoyo importante.

Este partido unido se añade a otras ofertas del chavismo dentro del "socialismo del siglo XXI" como la reforma constitucional para la reelección presidencial indefinida, la eliminación de la representación proporcional, y un nuevo poder, el Popular, cuyo contenido es bastante incierto, pues poco ha sido la información que se ha dado, y menos el debate. En lo económico, hasta la fecha, nada de lo dicho por los dirigentes pareciera ameritar una reforma constitucional, pues la de 1999 pareciera tener los dispositivos necesarios.

Pienso que más que a la oferta del socialismo, la victoria de Chávez se debió a la prosperidad petrolera, al éxito de ciertas misiones y a las inmensas expectativas que han despertado los recursos que el Gobierno gasta en las más variadas actividades. También a la falta de una propuesta alternativa del lado de la oposición. A las ofertas de controlar la esfera política limitando la representación y la reelección indefinida se les hizo poco caso en las bases chavistas, donde el acceso a los derechos socioeconómicos es lo prioritario. En las bases de la oposición, donde la urgencia por la satisfacción de las necesidades básicas es menor, si bien su discurso siempre alude a la necesidad del pluralismo, hay poco interés en la reconstrucción de un sistema de partidos o en defender la representación proporcional, como lo revelan los datos de la encuesta citada. Con estas debilidades se nos puede colar este año el fantasma de un proceso involutivo de nuestra democracia.

Afortunadamente, varios científicos sociales venezolanos, Edgardo Lander, Julio Escalona, Javier Biardeau, que han seguido y apoyado críticamente este proceso transformador, abrieron el debate sobre las ideas planteadas en el Teresa Carreño y sus consecuencias para el proceso de profundización democrática.

Ampliar y enriquecer ese debate es uno de los cruciales desafíos del 2007 tanto para quienes apoyan al Gobierno como para quienes se le oponen.


Historiadora / Doctora en Ciencias Sociales


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Margarita López Maya


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