La economía del trueque y el socialismo

Se ha comenzado a hablar y a hacer planes acerca de implementar en algunas áreas, básicamente rurales, mercados locales basados en el trueque. A estos mercados, acudirán los campesinos llevando sus productos, donde los mismos, serán cambiados por una moneda local que sólo podrá ser usada en estos mercados para la adquisición de otros bienes. También, se ha querido asociar esta idea de mercados de trueque al concepto de socialismo, lo que intentaré demostrar en los siguientes párrafos es que estos mercados no tienen nada que ver con el socialismo, por lo menos, es lo que a mí me parece; que el cambio de una moneda de curso legal por otra de validez local, no le quita carácter mercantilista al proceso de cambio, que estos mercados de trueque envuelven problemas difíciles de solventar para su implementación, que estos mercados de trueque sólo sirven a aquellos que son propietarios de lo que producen y dejan de lado a aquellos campesinos pobres que sólo tienen su fuerza de trabajo para vender.

Creo que esta idea de popularizar el trueque tiene que ver con una tesis expuesta por un teórico cuyo nombre no recuerdo, que más o menos dice así, que si uno le quita el uso del dinero al sistema capitalista, esto equivale a quitarle el revólver, lo que sinceramente me parece totalmente errado. Debemos recordar que en las economías socialistas centralmente planificadas que existieron, el dinero no desapareció, sin embargo, su existencia no desmentía el carácter socialista de la producción y la distribución de bienes y servicios. Por otro lado, en algunos sitios, como las minas en Chile en el siglo 19, se pagaba a los mineros con fichas que sólo podían ser gastadas en la tienda perteneciente a la compañía minera. Allí no se veía el dinero, pero tampoco el socialismo por ningún lado, es más, la estafa de pagar en fichas a los obreros era la forma de ejecutar la más inhumana y despiadada explotación del hombre por el hombre.

Quiero señalarles, mis queridos lectores, que el trueque ha sido usado a lo largo de la historia del mundo en sociedades esclavistas, feudales, capitalistas y socialistas, por lo tanto, asociarlo por excelencia al socialismo me parece totalmente incorrecto desde una perspectiva histórica.

Por otra parte, vamos a ver en que consiste el dinero. En primer lugar, cualquier cosa que llamemos dinero (recordemos que la sal fue dinero, el ganado, los metales, etc.) tiene una función de permitir el intercambio de bienes y servicios. En segundo término, es una medida de valor para los bienes y servicios (un pollo vale un puñado de sal, 5 gramos de oro, 10 gramos de plata, etc.). En tercer lugar, permite el atesoramiento, es decir, se puede guardar para ser usado en el futuro, permite el ahorro.

En el caso de los mercados de trueque, el dinero local servirá para el intercambio y como medida de valor, pero no servirá para atesorar, pues su tenencia tendrá un interés negativo que hará que pierda valor con el tiempo, no servirá como medio de ahorro para un consumo futuro. En virtud de lo anterior, me pregunto lo siguiente, ¿quien ha dicho que en el socialismo no puede existir el ahorro? Como podemos ver, el sistema de trueque si quiere evitar el uso del dinero no lo logra, sólo crea otro tipo de dinero con menos ventajas que el dinero de curso legal.

Ahora viene algo espinoso, el dinero como medida de valor, esto implica decir por ejemplo, que un pollo vale 10 chaguaramanes (nombre exótico que se me ocurrió para la moneda local), en tanto un kilo de café vale 5 chaguaramanes. Primer problema que se presenta, ¿Quién dictará el valor de los productos? Segundo problema, ¿en base a que criterio se sentenciará que un pollo vale 10 chaguaramanes y un kg de café 5 chagua lo que sea? Si esto va a ser precisado por algún funcionario, no me gustaría estar en sus zapatos por nada del mundo.

La noción de socialismo conlleva para mí la idea de justicia social, de una distribución igualitaria de la riqueza, y con el perdón de los ideólogos del trueque venezolano, este mecanismo no asegura lo anterior para nada.

Pensemos en dos productores de topochos, uno de ellos tiene un terreno con un buen sistema de riego y el otro no, la tierra de uno es más fértil que la del otro. Esto puede dar lugar, a que en el mismo lapso de tiempo, uno de ellos coseche 100 kg. de topochos y el otro sólo 50 kg. Supongamos que el precio ha sido fijado en 10 chaguaramanes por kilo de topocho, el primero recibiría 1000 chaguaramanes y el segundo sólo 500. Ambos habrían trabajado el mismo tiempo, supongamos 8 horas diarias por tres meses, pero uno recibiría la mitad que el otro en moneda local, lo que significa que podría cambiar su esfuerzo y sudor por la mitad de productos que el otro. Y aquí viene mi pregunta cargada con cierta malicia, ¿es esto justo, equitativo y socialista?

Pongámonos creativos, supongamos que al que se ganó 1000 chaguaramanes, le alcanza para sus necesidades con 500, y se le ocurre emplear a un campesino pobre sin tierras a cambio de techo y comida, que comprará con los 500 chaguaramanes que le sobran, de esta manera, puede poner a producir un pedazo de tierra desocupado que tiene. Al cabo de tres meses, produce 200 kg de topochos, lleva 100 al mercado local, y los otros 100 los vende en un mercado normal y recibe bolívares a cambio. Con estos bolívares va y le ofrece al productor menos afortunado comprarle unos metros cuadrados de su terreno. De pronto, nuestro productor afortunado por poseer una tierra más productiva, da sus primeros pasos en el camino a convertirse en un latifundista. Es muy posible, que algunos de ustedes que leen estas líneas, por falta de tener algo mejor que leer (me ha dado un acceso de humildad), digan y con toda la razón del mundo que estoy exagerando. Si es cierto, puedo ser exagerado, sin embargo, creo que he demostrado que existe la posibilidad de que el trueque no evite una situación de desigualdad e injusticia. Y esto es lógico, el trueque no es más que el intercambio de bienes entre seres humanos, nada obliga, ni condiciona que en dicho intercambio exista la equidad.

Como podemos ver, los mercados de trueque no impiden el enriquecimiento de algunos, porque el enriquecimiento no está ligado al dinero estrictamente, a no ser que uno sea un partidario de la escuela mercantilista, que planteaba que las naciones eran ricas en función de su capacidad de atesorar metales preciosos. Esta teoría no le funcionó ni a España, ni a Portugal, que atesoraron ingentes cantidades de oro y plata para finalmente traspasarlos a las naciones productoras de bienes de su época, Francia e Inglaterra, que si se enriquecieron por su condición de productores más eficientes.

El enriquecimiento está en función de la productividad, producir una mayor cantidad de bienes en un menor tiempo. En nuestro caso, uno de los agricultores es el doble de productivo que el otro, simplemente por cuestiones del azar, pero que en la práctica se da.

Por último, estoy convencido que el impacto que tendrá a nivel de la sociedad esta iniciativa del trueque será muy limitado, por las dificultades tan grandes que habrá que enfrentar para ponerla en práctica y los beneficios tan pequeños que se deriven de la misma, todo lo cual conducirá según mi criterio, a que dentro de seis meses a un año ya nadie hablará de esto. También digamos, que en muchas comunidades aisladas en el mundo entero, el trueque se practica de una u otra forma, de una manera totalmente libre, siendo los participantes de este tipo de intercambio quienes se ponen de acuerdo para fijar los términos del mismo, sin la necesidad de la intervención del Estado.

Queridos compañeros, vamos adelante con la construcción del socialismo del Siglo XXI, pero por favor, apuntemos en la dirección correcta y con una buena pólvora, desarrollemos ideas de verdad acorde con los tiempos, como la asociación con empresas chinas en el área de tecnología, para fabricar computadoras, teléfonos celulares, casas, colocar satélites propios en órbita, aumentemos el intercambio comercial con el MERCOSUR, construyamos más puentes como el Orinoquia, etc. Y a nuestros agricultores, démosles tierras, créditos, semillas, medios de transporte de carga, capacitación técnica y sobre todo, acceso a los mercados agrícolas donde puedan obtener precios justos por sus productos.

htorresn@gmail.com


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Hernán Torres


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