¿Ha muerto Domingo Alberto Rangel?

Sí, murió por allá, a principio de los setenta, cuando ya no pertenecía al MIR y era simplemente un profesor de Economía en la UCV. Domingo para entonces ya no asustaba con sus metáforas, ya no convencía con sus toneladas de libros, artículos y papeles. Tenía un hermano que fue Ministro de la Defensa, una hija (Beatriz) que trabaja para la CIA y un hijo simplón y vacuo (Dominguito) que desde hace siete años busca insistentemente un palo partidista en el cual ahorcarse y no lo consigue.
Domingo (al igual que Jorge Olavarría o Ramón J. Velásquez) nunca entendió a este país.

Con el típico pensamiento adeco, desde que Chávez llegó al poder DAR no ha dejado de atacarle con acrimonia y con arbitrariedad. En su último artículo expresa: “TRIUNFÓ EL VENTAJISMO”. Es decir, para él verdaderamente no triunfó Chávez, porque él sigue pensando en el sistema de la IV República cuando aquí en las elecciones a fuerza de plata, caña y rumba ganaban los maulas de la Guanábana; y por lo tanto aquí no hay conciencia, aquí no hay dignidad, aquí el pueblo está comprado, envilecido y chantajeado por el Gobierno. Para él, no es ninguna clase de ventajismo la campaña miserable de la tarjeta MI NEGRA, como tampoco las miles de horas que usaban los canales golpistas de RCTV y Globovisión y la poderosa prensa encadenada a la SIP que funciona en Venezuela y en toda América Latina manipulando, inventando encuestas y sondeos para desconceptuar ante las masas a los candidatos presidenciales enemigos de EE UU.

Dice este señor: “Nadie o muy pocos nombran, sin embargo, al verdadero vencedor, al Sucre de este supuesto Ayacucho, al Ribas de esta imaginaria batalla de La Victoria. El verdadero vencedor de la batalla del domingo 3 de diciembre fue el presupuesto nacional. Triunfó ese día el petróleo a más de cincuenta dólares que permite captar a toda la población menesterosa de Venezuela y sobra para crear o financiar una Escuela Simón Bolívar en Libia y otra, Francisco de Miranda en Camerún”. Este señor, al igual que Mario Vargas Llosa o Carlos Alberto Montaner, cree de veras que verdaderamente Chávez anda regalando nuestro petróleo. Qué bolas. Y no es que esté diciendo esto porque la vejez lo tenga deteriorado y empobrecido mentalmente: NO, viene diciendo estas bazofias desde 1998. ¿Qué podemos pensar cuando afirma, que fue “el opulento fisco de emirato que hoy detenta Venezuela el gran vencedor del domingo pasado”?

Es decir, que pudieron haber colocado a cualquier papanatas en lugar de Chávez a recorrer el país, y “con las cuñas o "jingles" de radio y televisión, los avisos de prensa profusos, aplastantes y abrumadores con que el oficialismo cubrió, atiborró y saturó al país entero”, ese papanatas hubiese triunfado. Porque resulta que Rosales no tenía ni cuñas ni "jingles" de radio y televisión, ni avisos de prensa profusos”.

Aquí Chávez, para él, no le ha levantado en nada la dignidad ni la moral al pueblo. Para Domingo, no hubo visión de grandeza de ese pueblo que no se dejó embaucar con la mierda de MI NEGRA, ni con las basuras mediáticas de que aquí se estaba regalando el petróleo. No. Domingo quiere darle fuerza moral a Rosales y decirle que el “el fraude estuvo en el descarado ventajismo con que el Gobierno, todo el Gobierno, sin excepción, civiles y militares, ministros y subalternos, altos y bajos empleados exhibió a lo largo de la campaña electoral”.

Para él no existió la historia del intento de un golpe de Estado que ese mismo pueblo que ha votado por Chávez descuartizó en pocas horas: para él no existe la lucha heroica del pueblo contra el paro oligárquico de aquel diciembre del 2002. Para él Chávez ha comprado miserablemente a casi siete millones y medio de “parásitos”. Para incitar al odio de los Matacuras, de las Martha Colomina, expresa: “y la oposición tiene, ya en el anochecer del 3 de diciembre, la ingenuidad estúpida de felicitarse por la espléndida jornada cívica”.

Para qué este hombre habrá hurgado tanto en libros de economía y de historia, y se mantuvo como profesor de centenares de jóvenes en la UCV, ¿para concluir como un Ramos Allup cualquiera diciendo que el ventajismo electoral de Chávez fue igual que el de un “avispado de Carlos Andrés Pérez, o de un seráfico doctor Rafael Caldera”?

Y remata airoso que el 3-D “no triunfó una candidatura, triunfó el ventajismo más desembozado que registre nuestra historia. Y todo con la complicidad de una oposición que conocía y sufría ese ventajismo y quiso avalarlo yendo a unas elecciones donde Chávez era, para decirlo en frase extraída de la jerga popular, "manager, cuarto bate y novio de la madrina".

Domingo, cual un Álvarez Paz cualquiera o el mismo Ramos Allup estaba por la abstención. Él siempre se abstenido en todas las elecciones hasta de pensar.

Pero veamos otras prendas que adornan a este señor, que jamás ha dado pie con bola en nada de lo que ideológicamente ha emprendido, y realmente que no dejará nada tras de sí que no sean memeces y tonterías.

Su vejez se aceleró severamente a raíz de la breve cárcel que padeció, y se conformó con ser un simple profesor de economía en la UCV. Uno lo podía ver casi arrastrando los pies, pelón, con unos pantalones bombachos, dando un deprimente aspecto físico, de hombre profundamente derrotado: los ojos aguados, apagados, tras unos enormes culos de botella. Por esos años, a partir del mandato de Raúl Leoni, se dedicó a dar conferencias y a escribir tratados de economía, aburridos y más pesados que una vaca parida, porque como político estaba acabado. Fundó un periodiquito y él mismo lo vendía en el centro de Caracas, y cuando cobraba le decía a la gente: “Si no hay leal no hay lopa”. Ya entonces, podía decir todo lo que le viniera en gana porque no era capaz de asustar con su lenguaje y con sus metáforas a nadie, y en verdad que los gobiernos lo veían como el más inofensivo provocador del mundo.

Dentro de AD, no hubo seguidor más ferviente de Rómulo Betancourt, en los años cuarenta, que Domingo Alberto; si Bujarín fue el hijo ideológico de Lenín, el de Betancourt fue Domingo Alberto Rangel. Lástima que Dominguito, bautizado por su padre ideológico como “jurunga muerto”, no hubiese tenido más agallas en la vida que el de ser un simple profesor universitario. La juventud adeca deliraba de entusiasmo con aquel “mítico personaje”, sobre todo Moisés Moleiro, Héctor Pérez Marcano, Jesús María Casal, Gumersindo Rodríguez, Rómulo Henríquez (hijo) y Américo Martín. Él era el padre de todos estos jóvenes, por su lucidez y preparación, por ser el más talentoso, ideológica e intelectualmente, pero quizás por eso mismo el más sensible y el menos audaz políticamente. Era básicamente un seudo-intelectual, y perdió su poco talento de escritor dedicándose a los árdios temas de la economía. Aunque hay que decir también que es demasiado vanidoso y petulante, tanto como melífluo.

A la vuelta de Betancourt de su exilio dorado, después de la caída de Pérez Jiménez, DAR sostenía la tesis de que AD debía lanzar un candidato independiente. Es decir, elevar al poder un Kerenski al cual después se le podía dar un puntapié por el trasero. Comete la enorme torpeza de comentar esta tesis ante el mismísimo Betancourt, quien por toda respuesta le mostró una simple sonrisita. Cuando le hablaba a Rómulo de que ese candidato independiente podía ser el doctor Rafael Pizani o Julio de Armas, Betancourt se hacía el inocente. Le daba mala espina a Betancourt, entrar al partido y escuchar la metralla de DAR redactando sus artículos de prensa, para que todo el mundo lo viera, ágil, agudo y versátil; estructurando sus trabajos, muy leídos por cierto. Esto, entre adecos ignorantes, la inmensa mayoría, en lugar de provocar admiración, provocaba odio, burlas y chanzas. Incluso para un intelectual de medio pelo aquello resultaba chocante. Pero así era DAR.

El día 10 de diciembre de 1958, DAR escribe un artículo en “La Esfera”, que lleva por título “Betancourt es Venezuela reconciliada”. En él dice: “Betancourt es una de las personalidades más descollantes de la Venezuela del siglo XX. Los venezolanos, condenados por el aislamiento y la estrechez de nuestro medio, ignoramos exactamente la dimensión intelectual y política de Rómulo Betancourt... Cuando en el exterior, los que tras la cárcel hicimos aprendizaje de exilados, hablábamos de la patria distante, se nos respondía invocando a Rómulo Betancourt. Teníamos en Venezuela, decía la voz de los amigos, uno de los pocos dirigentes latinoamericanos a quienes puede dársele el título de estadista. Con un hombre como ése, era el corolario, cualquier país del continente tendría timonel diestro y cerebro clarividente en su rectoría... Es evidente que Rómulo Betancourt pertenece a la generación de hombres que en Venezuela han realizado la más grande revolución de las costumbres políticas del país... Su nobleza de alma lo llevó a pasar por encima de mezquindades y de recuerdos amargos para tender los hilos de la reconciliación... Venezuela tiene un Presidente digno de su pueblo y de su democracia. Un Presidente de todos, producto de ese vientre maravilloso que es la voluntad nacional consignada en el derecho más grande del hombre, el de introducir un pequeño papel en un sobre electoral. Betancourt es hoy el blanco y el amarillo, el verde y el rojo. O sea Venezuela reconciliada y tranquila”.

No fue que DAR se equivocó al decir aquellas palabras: ya era escuálido de corazón, y adeco es adeco hasta que se muere.

El 14 de octubre de 1960 había aparecido un editorial del órgano del MIR, “Izquierda” en el que planteaba que no había otra salida que el cambio de gobierno, “la sustitución del régimen actual por otro que responda a los intereses del pueblo... Pero no propiciamos el cambio de gobierno mediante la asonada cuartelaria o el golpe palaciego. Tampoco le impondremos a las masas una insurrección que no esté en capacidad de realizar...” Esto que resultaba de una inocencia casi angelical, indignó al gobierno, que por intermedio de su ministro de Relaciones Interiores ordena la detención de los redactores de “Izquierda”. El gobierno grita: “¡Esto es un llamado a derrocar al gobierno!” Pero cierta gente del MIR tiembla, sobre todo Gumersindo Rodríguez quien ha sido el que escribió el editorial. Resulta hasta cómico el desorden espantoso como se estaba llevando el proceso revolucionario en Venezuela por parte de estos hombres. El mismo Gumersindo contará años después que ese editorial lo recomendó el Comité Político del MIR, pero como Domingo Alberto Rangel estaba enfermo, no le quedó más remedio que redactarlo él. Cuando Domingo llega a saber lo que se ha publicado dice: “¡que insensatez!”. Gumersindo dirá: “Yo no estaba en condiciones de saber que eso era una insensatez...”. Para completar, la Dirección Política de MIR y el Buró Político del PCV se dieron a la tarea en esos meses de octubre y noviembre de 1960, de llamar a una huelga general contra el gobierno que terminó siendo un fracaso. Decía el llamado: “Huelga insurreccional, huelga total hasta la caída del gobierno de Rómulo”. Estos desatinos le hicieron ver a Betancourt la pobreza táctica y de acción de sus enemigos.

No obstante, la conmoción adquirió ribetes incontrolables el 23 de noviembre durante la huelga de los trabajadores de la telefónica. Habían dejado de funcionar los teléfonos, y rumores de toda clase se extendieron por la ciudad. Ante el miedo, el gobierno se preparaba para responder con la violencia, y a la postre se generó una incontenible represión. La conclusión que uno saca de todo este estado de conmoción sin control ni orden alguno, es que los “extremistas” quisieron sólo pulsar la reacción popular ante el llamado a una insurrección, y para ver si el gobierno se retractaba de su política o se acobardaba, pero se quedaron allí. Octubre y noviembre de 1960 terminan con el asesinato de 19 personas por parte de la policía. De modo que la acción armada de los sesenta, comenzó con los sucesos de octubre y noviembre. Al concluir el año sesenta, nos encontramos con una democracia que ha prohibido los mítines, que mantiene una férrea censura de cuanto se publica por la prensa y se difunde por radio y televisión, las libertades públicas coartadas, no hay garantías constitucionales y el país todo en estado de sitio y bajo el control de las Fuerzas Armadas. Navidades Negras para el país.

Con Rómulo estaban comenzando los traumas económicos: luego de una espantosa fuga de divisas, el 8 de noviembre de 1960 se ordenó establecer un control de cambio. Se dieron órdenes expresas a los medios de comunicación para que no se hablase libremente de este tema; se ordenó que no se mencionase el tema de reajuste monetario ni lo que tuviera que ver con devaluación.

A partir del año 2001, Domingo coge la adarga para ponerse del lado del golpismo y el ultra-derechismo. Se yergue para defender ese antro de vagos y delincuentes que dirigen las universidades autónomas y asegura que el Presidente las quiere aplastar. Dice que las ataca porque no se han dejado comprar: “Chávez empezó, en ese despecho amargo, bilis del alma, a concebir el asalto a la UCV que no se le rendía...” Habla “de cachetadas morales al rostro del agresor”. Ha clamado porque Chávez se vaya, o caiga. DAR ha querido darnos clases magistrales de cómo se arregla un país, pero cuando él apenas lo intentó, vino Betancourt y lo aplastó. El día Jueves 11 de Abril del 2002, en su columna “Análisis”, del golpista y ultra-amarillista diario 2001, publica: “...Víctimas del clientelismo inaugurado aquí el 23 de enero y aun vigente porque Chávez ha resultado un adeco de charreteras, son seres inutilizados por siempre...”.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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