¿Qué hacer?

Antes que nada, pido disculpas por el título aparentemente pretensioso de este artículo, que no tiene otro objetivo que el de proponer un posicionamiento marxista con respecto a los rumbos y desarrollo de la coyuntura venezolana. Sí, marxista. La verdad es que vengo acompañando desde hace mucho el cuadro da la experiencia bolivariana, inclusive presencialmente por viajes al país, y puedo afirmar que lamentablemente son muchísimo raras las intervenciones teóricas y/o prácticas de naturaleza netamente marxista en los eventos de las luchas de clases en Venezuela. Igual, se puede decir, a lo que ocurre en mi país, Brasil, y al final en toda Latinoamérica y en el mundo.
Por eso, por todo eso, no podemos los marxistas huir de la responsabilidad revolucionaria de hacernos presentes también en la lucha de ideas. Hace un cuarto de siglo que la bandera roja fue retirada del Kremlin, simbolizando la más grave derrota político-militar impuesta mundialmente por el imperialismo al socialismo. Desde entonces, el imperialismo profundizó a niveles inusitados toda una propaganda anti-marxista: universidades, ONGs, institutos oficiales, Iglesia, prensa, televisión, radio etc. se encargaran de una guerra sin cuartel contra el marxismo con las armas de la mentira, del engodo, de la falsificación. Y de mucha plata, por supuesto.
Es por lo tanto decisivo que nosotros los marxistas – sin cualquier adjetivo o apodo, simplemente marxistas – no tengamos miedo de decir lo que pensamos con respecto a que hacer hoy, ahora, en Venezuela. Los comunistas, dijo Marx, no ocultan sus objetivos. ¿Qué hacer?
La contestación a tal pregunta exige una respuesta a otra cuestión, la referente al nivel estratégico en el que se encuentran las luchas de clases en Venezuela.
¿En el nivel ideológico, en el que la lucha del proletariado impone la necesidad de la priorización de la concientización del proletariado como condición del avance de los trabajadores en dirección a la toma del poder? No, seguro que no. Claramente no hay hoy condición de profundizarse la conciencia clasista del proletariado venezolano frente a la incontestable victoria de la burguesía en la guerra económica que desencadenó. Si tienes el poder y mantienes el proletariado sufriendo el hambre, seguro perderás el poder ideológico. La Historia hace mucho, mucho, enseñó.
¿En el nivel político, en el que prevalecería la priorización de la formación de un partido político del proletariado? Igualmente no. Solamente se puede formar un partido revolucionario, enseñó Lenin, en el cumplimiento de las tareas estratégica y tácticamente exigidas por las luchas de clases. En los momentos que la Historia ofrece la posibilidad de configurarse “el poder directo de los trabajadores directos” (Marx) el partido revolucionario de eses trabajadores se construye en la lucha directa por este poder. Lo mismo se puede decir con respecto al nivel organizativo del proletariado para la toma y ejercicio del poder.
Descartadas las otras hipótesis estratégicas en las que ocurren las luchas de clases, tenemos que constatar que la solución de la agudización de la contradicción antagónica burguesía x proletariado en Venezuela solamente puede ser – y será – decidida en nivel militar. Hoy, un análisis concreto de la situación concreta (Lenin) de la coyuntura venezolana demuestra claramente que las tareas ideológicas, políticas y organizativas capaces de configurar las condiciones a la toma del poder por el proletariado se encuentran en el campo militar.
Es exactamente en cumplimiento de tareas militares que el proletariado podrá avanzar ideológica, política y organizativamente.
El día de hoy, el glorioso 23 Enero, nos remete a todos a la reflexión de los factores que lo propiciaran. Llamo la atención para una realidad que los populistas, de la derecha y de la izquierda, tienen ocultado: el papel decisivo jugado por las Fuerzas Armadas en el derrumbe de Pérez Jiménez. Rusia, China e Cuba constituyen ejemplos más que claros que no se hacen revoluciones sin fuerza armada. Igual, desgraciadamente igual, son claros los ejemplos de graves derrotas revolucionarias por inexistencia de una fuerza o por fragilidad de una fuerza armada alineada con el proletariado: Comuna de París, Revolución Alemana de 1919, Brasil de 1964, Chile de Allende, Bolivia de Torres, Perú de Alvarado – entre otros y otros.

Cuando hablamos de tareas militares por supuesto que no hablamos de aventuras voluntaristas del tipo ‘acciones ejemplares’. Lo que hablamos es de la necesidad inmediata de una acción en el seno de las FANB y en las milicias populares en torno de la tarea de una insurrección proletaria en aras del establecimiento de un poder proletario, solamente proletario, sin la participación de partidos y organizaciones burguesas. Particularmente, nos parece más que oportuno y necesario encaminar trabajadores y estudiantes a las milicias bolivarianas y populares.

Es preciso tener en cuenta que no se podrá ganar parte significativa de las FANB con críticas como las que vienen siendo hechas por la izquierda a Maduro. Maduro, Diosdado, El Aissami y todos los principales líderes del PSUV tienen y tendrán profundas raíces en las FANB. Una mirada, aunque breve, a la realidad no permite la idea de una revolución proletaria hoy en Venezuela contra las FANB y/o contra el gobierno Maduro. Por favor, no estamos en Rusia de noviembre de 1917. Maduro no es Kerensky. Las FANB no son el ejército zarista. Por favor.

La profundización cualitativa del bolivarianismo solamente podrá ocurrir con la radicalización a la izquierda de segmentos significativos de las FANB y de las milicias. Y las izquierdas revolucionarias tienen un papel insubstituible en esa tarea.

Lejano se va el tiempo de priorización de luchas sindicales, electorales, culturales, de identidad etc. De luchas estudiantiles. Todas ellas tienen que ser hechas ahora como medios de formación y fortalecimiento de la fuerza militar de la Gran Revolución Proletaria Venezolana.

¡Venceremos!

*militante del Movimento Marxista 5 de Maio-MM5/Brasil

leoleal46@uol.com.br



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