Año Nuevo: Hay que empezar todo de nuevo… con más democracia participativa

Yo siempre he tenido varios frentes de trabajo para sobrevivir, como burócrata y artesana. En el primero como asesora, coordinadora, organizadora, promotora, y un sin fin de etcéteras, y en el segundo con el bordado, la cerámica, o la confección de tortas o hallacas y otro sin fin de etcéteras. Por eso cuando me dicen que "antes comíamos pernil en navidad y año nuevo", lo primero que pienso es: esta persona no era ni es pobre, porque por algo los y las asalariadas como yo, siempre hemos tenido que rebuscarnos el sueldo entre otras cosas para poder tener algunos de los platos de la cena navideña.

Comer pernil fue una oportunidad que nos brindó el "extinto proceso revolucionario bolivariano", creo que los pobres podemos reconocer eso especialmente con la comida: las casas de alimentación, los Mercal, Pdval, Bicentenario, han sido opciones para los pobres, y eso está bien. El problema es que siempre estos programas han sido en el plano de la distribución y no de la producción. Es decir nunca superando esa terrible impronta que nos impuso la conquista española: ser suministradores de materia prima para el norte desarrollado para luego comprar todo hecho, es decir ser compradores y no productores. Inclusive en estos lugares o programas bolivarianos de suministro de alimentos, nos quedo muy mal este rol de vendedores, pues se vendían básicamente los productos traídos de fuera, algunos de los pocos medianos y grandes productores nacionales y muy escaso suministro de la producción a escala humana local, que ni siquiera incluía la de los productores locales aledaños a estos centros de distribución.

La primera cosa por la que muchas y muchos venezolanos desde hace años hemos venido abogando, es por la necesidad de volver a producir aquí en el país. Las y los jóvenes ni siquiera conocieron de nuestra modesta pero buena industria textil, que gracias a la cuarta república y muy especialmente a Carlos Andrés Pérez fue desmantelada: telares Palos Grandes, Industria Textil Tocome, etc. Tampoco conocieron de nuestra modesta también pero importante industria metalmecánica, que gracias al hierro de Bolívar, deberíamos haber desarrollado aún más. Y así un sin fin de productos hechos en Venezuela, que desaparecieron para aumentar nuestro rol de "consumidores" ta barato dame dos.

Pero no va ser posible que esto cambie, si seguimos poniendo en manos de quienes solo saben consumir y gastar (los militares son expertos en esto y están a cargo de casi todas las instituciones donde se "compra") y no producir (los campesinos, productores agrícolas son expertos en esto pero no están a cargo).

En 17 años estamos claras y claros que no esperábamos tener al hombre y a la mujer nuevos, ¿pero qué hemos hecho y que estamos haciendo para que se formen de manera distinta, si los valores que impulso como Gobierno son los del consumismo? ¿Será que no quieren entender que no eran los carros "particulares- individuales" iraníes sino mejorar el transporte público masivo y el servicio público de hospitales, en lugar de ponerle a cada servidor público una póliza de seguro privado carísima que además no cubre nada, a veces ni siquiera a sus propios hijos mayores de edad? Además todo el pueblo venezolano no es trabajador o trabajadora de una institución pública.

Cuantas veces dijimos que no podía ser revolucionario seguir pagándole a empresas privadas transnacionales para que produjeran el papel más inorgánico que hay y que definitivamente todavía no entiendo como pueda existir en revolución como son la cesta ticket. Estas libreticas de papel, ahora tarjetas electrónicas que son como el juego de monopolio, y que cada vez que las veo por ahí pienso que no hemos avanzado nada, pues como se nos ocurre que un invento maquiavélico del imperio y de la cuarta república sigue vivito luego de 17 años y mejorando cada vez mas, "modernizándose" y ahora convertido en tarjeta plástica, dinero público mal administrado por empresas privadas nacionales o transnacionales.

En el caso de los seguros privados y las clínicas y los servicios públicos de salud, es todavía más triste el espectáculo. Las pólizas de los empleados públicos no alcanzan la mayoría de las veces, y la institución o el organismo termina financiando esta especulación en materia de salud, inflando aun mas las arcas privadas de la salud, mientras nuestros hospitales no tienen ni siquiera el mínimo instrumental para una cura simple. Pero además ¿Cuál es el valor que promovemos?: el de los privilegios y las y los privilegiados. Seguimos entonces en los valores capitalistas: quien tiene para pagar, quien tiene "rial" tiene lo mejor. Cuando en revolución y socialismo se supone que lo mejor es igual para todas y todos, por ello el valor esta en lo público y colectivo y no en lo privado e individual.

En lo público por ser lo colectivo, para la mayoría, era que había que poner el acento. Inclusive en materia de servicios, debíamos ser ejemplo a seguir, y no ha sido así. Vaya usted a un PDVAL o Mercal y lo que da es dolor, no provoca comprar no sólo porque no hay nada: refrescos por cierto promoviendo otro antivalor, el de los refrescos de cola que tanta diabetes infantil ha ocasionado a nivel planetario. Estos supermercados de la revolución tienen dos cosas que se riñen con el expendió de alimentos: el sucio y el maltrato de los productos. Esto sin contar el maltrato a las y los usuarios que compramos en estos establecimientos. Productos maltratados tanto en su disposición en los anaqueles, donde son colocados de mala manera rompiéndose muchos de los envases, especialmente las bolsas, como en su conservación: neveras que no enfrían, envases que llevan calor o agua, etc.

Queremos ser un país potencia en turismo, pero no lo creo posible si no promovemos una cultura de la atención y el servicio de calidad de verdad. Yo he estado por razones de trabajo en algunos hoteles de Venetur y creo que no hay nadie explicándole al personal de que se trata SERVIR, y lamentablemente esto aplica a todas y todos los servidores de las instituciones públicas que imposible ser más maltratadores. Ojala que con la nueva universidad del turismo sea posible este cambio. Y ojala a las oficinas mal llamadas de recursos humanos, les metan el ojo para trabajar un nuevo concepto de servir y el mandar obedeciendo que ninguna y ninguno parece conocer este principio de nuestra constitución, mucho menos de simplificación de trámites y de trabajo productivo de verdad, no de burocracia y administración de recursos.

Los servidores y servidoras de las instituciones se sienten más importantes haciendo cheques por ejemplo para un productor agrícola, sienten que su trabajo es más importante que el que realiza este productor que es el que nos da de comer, y ojo, el va a producir con ese cheque o sin ese cheque, a fin de cuentas el apoyo que debe dar el estado es para garantizar la producción y proteger a este productor y la producción, pero él o ella siempre va a producir porque eso es lo que sabe hacer mejor, y por lo menos le va a dar de comer, pero la burocracia no alimenta, y en este mundo actual, en plena 3era guerra, con cheques y papeles no comemos y eso es de paso lo que más se ha formado en estos 17 años, trabajadores para mover papeles en escritorios.

Tenemos que estar claro que tenemos tierra y clima del mejor para tener comida todo el año. Pero no es trayendo la comida de fuera, sino produciéndola aquí. Con nuestros productores, con mejoras en las vías de penetración hacia los predios productivos, y no invirtiendo en las carreteras de la IIRSA[1], para ejemplo ahí están los yukpas de la Sierra de Perijá, estado Zulia, pidiendo durante 17 años, no sólo el reconocimiento de sus territorios ancestrales tal como lo plantea la Constitución Bolivariana sino mejorar las vías de acceso para arrimar sus productos a los mercados, los cuales se pierden en toneladas por la falta de vías y transporte, sobre todo la piña y el aguacate; aguacate que compramos en Caracas hasta en 1000 bolívares la unidad. pero eso sí, el Puerto América y los gasoductos para sacar petróleo, carbón, gas para Colombia y para el norte, tuvieron todo el apoyo y toda la cobertura mediática del pacto de Santa Marta, firmado nada más y nada menos que con Uribe, el jefe de Santos.

La comida sigue llegando en conteiner y se reparte como se puede a través de los CLAP, Macro, y toda la industria privada especulativa. Y la producción a escala humana, propia, local, que nos puede alimentar porque a fin de cuentas somos un país pequeño, bien gracias!!!

Se estimula desde la política oficial, estudia para ser burócrata: abogada/o, periodista, administrador/a pero no para producir, ni siquiera para embazar o empaquetar lo producido, vender lo que produzcamos, importar los excedentes, etc. Sólo para contar el dinero y hacer cheques por la compra-venta, al mejor estilo de cualquier comerciante capitalista.

Las salidas ocupacionales de los institutos tecnológicos que buena falta hacen para la formación de técnicos para la producción nacional son de áreas no prioritarias para la agricultura por ejemplo y de paso muchos están mal equipados, muchos no cuentan con equipos para las prácticas. Los INCES en sus cursos de seis u ocho meses no forman de manera integral este perfil que necesitamos, además como pasó en la lamentablemente extinta Misión Vuelvan Caras, las salidas ocupacionales que promovía el INCES privilegiaban en zonas de vocación agrícola peluquería y panadería por ejemplo, en donde la población además de rural era poca, campesina y quizás se cortaba el pelo una vez al mes y usualmente en su propia casa. Y no hablar del trigo para el pan…

Por otra parte hay que revisar todas las empresas de producción social, pues allí se incuba el mayor mal de este proceso: la corrupción. Empresas creadas por funcionarias y funcionarios en los documentos de registro, y donde no participa ninguno de los trabajadores y trabajadoras, como se supone que debe ser. El colectivo de trabajadoras y trabajadores deben ser miembros de la empresa y elegir entre ellos sus órganos de dirección y su forma de funcionamiento. De hecho yo trabaje en una, donde apenas conocí a una de los cinco o siete miembros que aparecen en el documento, al cual tuve acceso porque el azar de la vida así lo quiso. De hecho esa gente que no conocíamos era la que "administraba", y los empleados y empleadas, es decir nosotros, éramos subpagados y mal pagados.

Esa experiencia que lamentablemente no es un hecho aislado y se repite en casi todas las EPS, trae como consecuencia que se mantenga el sistema capitalista que la "revolución" dice querer destruir, pues: Primero, unos arriba que mandan, y unos abajo que obedecen; Segundo, no se colectiviza la dirección, la rendición de cuentas, la contraloría social, por lo cual mantiene en la cabeza y a discreción el manejo de la empresa, lo que se presta a ya sabemos que ¿?. Por otra parte, ¿Cómo queremos formar al hombre y la mujer nueva para la producción de otro tipo, si seguimos manteniendo este perverso modelo de cúpulas que mandan y empleados que obedecen, y donde si se protesta te votan? Mucho menos denunciar corrupción pues eso implica la expulsión de las filas del partido ¿qué tal? A esto debemos añadir la mayor tercerización que hayamos vivido en la institucionalidad pública del país: personas contratadas desde hace siete años, etc. Ni en la cuarta república se había visto tanto tercerizado.

La cultura que buscamos promover por tanto, la de la comuna, la de lo compartido, lo colectivo, lo que es en beneficio de todas y todos, lo productivo, está en pañales, está por hacer, así que en año nuevo comencemos por hacer todo de nuevo, total! estamos casi igual que en la cuarta en políticas sustantivas para hacer una revolución: producción-educación-salud y alimentación.

¿Donde está la práctica cotidiana y asamblearia de la toma de decisiones? ¿Qué temor le tenemos al referéndum si esa práctica extraordinaria como dijo el Ché es la que debemos hacer cotidiana? Y no habló del referéndum a Maduro, que también cabe en esta reflexión final y sería bien aleccionador, hablo del referéndum como instrumento hasta para decidir la poda de un árbol en mi urbanización, la apertura de nuevas minas de carbón en territorios yukpa y barí, el arco minero de Guayana, o el derribo del Sambil y la Torre de David de La Candelaria que buena falta le hace a esa zona, restituir con plazas y parques algunos espacios urbanos, para hacer de Caracas una ciudad más amable, pues esos mamotretos jamás debieron haber sido permisados y Freddy Bernal por lo menos del Sambil sabe que nadie lo quería.

Hacer cotidiano el ejercicio de la participación, pasa porque todo sea asambleario de verdad, inclusive para que sea asambleario tiene que ser público, abierto, en canchas, parques, plazas, esquinas de calle, no encapillaos en las oficinas de una institución, donde además ni siquiera caben las y los vecinos de ese consejo comunal en reunión, por ejemplo.

Incorporar en las instituciones los "CONSEJOS CONSULTIVOS" integrados por grupos de interés de la ciudadanía, además de los equipos de trabajo de las instituciones, si en la mesa del dialogo estuvieran los empresarios de verdad, pero estuvieran los productores de verdad, los consumidores, los voceros de comunas, etc. otro seria el cantar.

Las instituciones tienen que formar instancias colectivas para hacer de lo cotidiano la rendición de cuentas y la contraloría social, no puede seguirse administrando los recursos del estado bajo la dirección y discreción del ministro, el director o gerente !no señor¡, eso es lo que permite tanta corrupción. Debe ser abierto todo, público todo, si el que está al mando es honrado, no le va importar rendir cuentas, y eso es así aquí y en Pekín!

Hay que empezar de nuevo, impulsando la participación como Santa Inés, creo que fue el mejor período que hemos vivido en cuanto a la participación. Somos un país pequeño que podemos producir para nosotros y hasta para exportar los excedentes, el tema esta que promovamos en lo programático esta visión, una visión además que nos ayude a combatir este flagelo del consumismo modernista que está acabando con el planeta, a cuenta de un confort que no es tal, pues para tener ese confort debo trabajar catorce horas diarias y dejar que mis hijos los críen en guarderías donde les enseñan lo que yo a lo mejor no le enseñaría nunca a mis hijos o nietos: bailar reguetón por ejemplo o tomar refrescos de cola.

Volvamos la vista a las personas hacia el sistema de vida que llevamos, y el que pudiéramos llevar si volvemos a conectarnos en nuestra relación con la naturaleza, y nos daremos cuenta que Las Vegas (USA) es feísima, llena de luces artificiales, con flores artificiales, mujeres y hombres artificiales en un desierto convertido en un gran casino del cual es casi el dueño el hoy presidente de los EEUU. Que Miami, es una ciudad de hermosas edificaciones, que el día que haya un apagón, tendrán que tirarse al agua y nadar de vuelta a Cuba, pues todo el sistema de vida moderno de la ciudad está pegado a un enchufe, donde la naturaleza ni siquiera es bella en el agua que rodea sus canales. Una vida moderna que falsea la calidad de vida, eso es parte de lo que tenemos que comenzar a desmontar. Una calidad de vida que no puede convertirme además en un autómata indiferente ante el hambre y la pobreza de tantos otros y otras en mi país y en el planeta, no puedo ser feliz si la mayoría no lo es. En eso Ali nos dejó grandes lecciones en sus canciones.

Hay que empezar de nuevo para retomar los pasos perdidos en no sé donde, ni cuando, pero no perdamos el proyecto de la democracia participativa, que es el que puede salvarnos… ¡Vamos gente de mi tierra luchemos por un mundo mejor! como dijo el panita Alí.

02 de enero de 2017, año de la rectificación y el reimpulso

tibisaymaldonado@gmail.com

 


 

[1] IIRSA: Es un plan promovido en la quinta república llamado Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) para desarrollar toda la infraestructura que necesita el gran capital mundial para seguir llevándose nuestros recursos minerales, agua, gas, etc. de manera más fácil: grandes puertos, grandes carreteras, grandes sistemas de tuberías, pero eso sí, nada de asfaltarle las vías a los pequeños productores agrícolas para que puedan poner su cosecha en el mercado local !No señor¡ Nada a escala humana todo a escala industrial. ver mas: http://www.iirsa.org/Page/Detail?menuItemId=28

 

 



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Tibisay Maldonado Lira


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