Por la defensa y transformación revolucionaria de las empresas y unidades de producción estatales

Bajo la justificación de una de las primeras crisis del Capitalismo y de ruptura con el dogma clásico, surge el llamado “Estado de bienestar”, teniendo como referente teórico fundamental al Keynesianismo, sin embargo sus orígenes podríamos remontarlo a épocas de las monarquías, específicamente del despotismo ilustrado. Lo que quiero resaltar es que la resistencia del Capitalismo ha llegado hasta el punto de abandonar parte de su propia esencia para poder subsistir, y así salirle al paso a la sentencia de Karl Marx, “el apetito voraz del Capitalismo terminará por cavar su propia tumba”.

La comprensión de la lapidaria profecía de Marx por los mismos Capitalistas hizo que se plantearan entonces algunos cambios para tratar de “suavizar” las consecuencias del sistema, y el Estado benefactor o de bienestar es uno de esos ejemplos. Desde allí se ha practicado en casi todo el planeta este modelo de Gobierno bajo la premisa de lo que ellos llaman una economía mixta, o mejor dicho “un pacto entre la democracia, el bienestar social y el capital”. De este “pacto social” se institucionalizó el gasto público o social como un supuesto regalo de las elites gobernantes a los trabajadores en materia de salud, educación, contrataciones colectivas, etc, por supuesto a medias.

Y he aquí la diferencia de los revolucionarios comunistas con la derecha y los social-reformistas, para nosotros la solución a la crisis del capitalismo pasa por un tema sistémico, es decir, del pase de la propiedad en mano de los capitalistas a manos de los trabajadores y en definitiva de la sustitución del sistema capitalista por el Socialimo, y para los conservadores y social-reformistas será el llamado equilibrio económico de manos de la burguesía, el intervencionismo del estado, la implementación de políticas de austeridad, en conclusión la crisis la pagarán como ha ocurrido en cualquier parte del mundo, los trabajadores y trabajadoras.

Venezuela, su proceso político no ha escapado de esta realidad, a pesar de grandes avances se inscribe en un proceso capitalista que permea todos los sectores, y voy a decirlo con palabras del camarada Pedro Ortega Díaz:

“La Constitución Nacional garantiza la estabilidad en el trabajo, y la ley de la democracia formal autoriza los despidos. La Constitución Nacional prohíbe los monopolios, y los grupos monopolistas, que asociados al capital imperialista, dominan la economía. La Constitución Nacional garantiza la tierra a los campesinos, y la democracia formal sigue amparando la gran propiedad territorial...” Este es un pequeño extracto de un ensayo del camarada Pedro Ortega en tiempos del puntofijismo y aunque hemos superado muchas cosas, entre ello otra Constitución, demuestra cuanto queda por hacer y como el capitalismo esta vivito en la estructura y superestructura del modelo venezolano.

Referido a esto, y a como se expresa la crisis del capitalismo en el país, ya se escucha y se empieza a mover en las mesas de negociación que hacer con las Empresas Estatales nacionalizadas, creadas o expropiadas. Es por ello que ha surgido un Movimiento Nacional por la Defensa y Transformación Revolucionaria de estas Empresas Industriales, de Servicios y Unidades de Producción Agrícolas Estatales, como respuesta a la pretensión de que en medio de la crisis la solución es entregar parte de las conquistas alcanzadas en el proceso.

Ante ello un grupo de trabajadores y trabajadoras convencidos que lo que ha fallado es el modelo aplicado en dichas empresas, más no la política de expropiación o recuperación han decidido desafiar el sistema y demostrar que bajo la construcción de un nuevo modelo de gestión que involucre a los trabajadores y trabajadoras, a los productores donde sea el caso, a las comunidades y al mismo Estado, se puede construir verdaderos modelos de producción eficientes y altamente revolucionarios si lleva consigo la dirección de la clase obrera y campesina.

El Gobierno no debe ceder ante las pretensiones de la tradicional y la nueva burguesía de hacer concesiones de entrega de Empresas al capital privado, con la excusa de que dichas empresas o unidades de producción han fracasado. El fracaso de las mismas es el resultado de una política ineficiente, corrupta, antiobrera que ha predominado, donde además se ha practicado el nepotismo, el despilfarro y el saqueo. Pero la verdadera alternativa revolucionaria es recuperarla de la mano de la clase obrera y del campo, no es con repetidos decretos de supresión y liquidación de las Empresas que está la solución al problema, más bien esto ha servido para desmantelar a estas unidades, despedir masivamente a los trabajadores y enriquecer a unos pocos.

Tampoco es nombrando a dedo a Gerentes o atropellando trabajadores y campesinos, menos entregándoselos al capital privado que se impulsará un verdadero proceso de liberación nacional, será con los trabajadores y trabajadoras organizados y con conciencia de clase que se logrará una propuesta revolucionaria en beneficio de todo el pueblo y así obtener incluso divisas para el estado, mejorar las condiciones de los trabajadores y de las comunidades, entre otras tareas revolucionarias.



leomaxpcv@gmail.com



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