¿Y en todo este peo dónde está el socialismo y el partido revolucionario?

Hugo Chávez asume el socialismo como propuesta política en el año 2005, en el Foro Social Mundial, así lo dijo: “…capitalismo o socialismo. No tengo la menor duda, es necesario -dicen muchos intelectuales del mundo- trascender el capitalismo, pero agrego yo: el capitalismo no se podrá trascender por dentro del mismo capitalismo, ¡NO!; al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo. El verdadero socialismo, la igualdad, la justicia… y en democracia”

A partir de entonces adjetiva su propuesta socialista como “del siglo XXI”, en un intento, no sólo teórico sino incluso pedagógico, de diferenciarlo de aquellas experiencias de siglos precedentes que transitaron procesos poco exitosos hacia el socialismo. Además caracteriza al Socialismo del Siglo XXI, como bolivariano y cristiano, proclama a Cristo el primer socialista de la historia de la humanidad y agrega también la idea de un socialismo que se funda en las raíces históricas de nuestros aborígenes y libertadores, sintetizadas en Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora.

Es evidente que desde esa fecha, y con esas premisas, es necesario producir teoría acerca de su propuesta, inspiradora además de otros procesos políticos que se vienen dando en el continente y allende los mares, que si bien no se definen socialistas, adoptan los principios de igualdad, justicia, cooperación, solidaridad, amor a la Patria, etc., propios del socialismo. Tal tarea está inconclusa; creo que este equipo político en formación puede organizar una serie de talleres, congresos, conversas que se orienten hacia ese objetivo.

Con respecto al “socialismo del siglo XXI”, y siendo muy honestos, hay que señalar que es una gran falacia decir que en Venezuela durante estos 17 años haya existido socialismo, apreciación ésta además corroborada por la realidad actual. El eslogan “estamos en socialismo” dio armas a la oposición para asimilar la situación de crisis venezolana con el Socialismo.

Hubo sí, durante este decenio y medio, sin discusión alguna, una mayor democratización de la renta petrolera y una sustancial mejora social de la población, pero no el desarrollo de esa etapa en la que coexisten elementos del capitalismo y de una nueva sociedad que aún no ha existido, pero radicalmente a la hegemónica fundada en el capital. Decir eso produjo una gran confusión en el pueblo. Porque ¿cómo puede un ciudadano creer en el socialismo si durante este período aún no hemos resuelto definitivamente los problemas materiales de vida como la alimentación, la salud, la seguridad, la vivienda, a pesar de avances importantes?, si por el contrario a diario vive penurias tras la búsqueda de alimentos y medicinas; si ve impunidad, inseguridad, corrupción, nepotismo, actos que buscan satisfacer intereses individuales o de grupo.
Es oportuno recordar el discurso de Engels ante la tumba de Marx. En una de sus partes dice este gran amigo del filósofo:

“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo”
O en palabras del propio Marx, citado por Alí Rodríguez:

…la premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen, para hacer historia, en condiciones de poder vivir…El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir, la producción de la vida material misma…
Y así lo dice Michael A. Lebowitz (2013)

…si vamos a hablar acerca de la posibilidad del desarrollo humano, tenemos que reconocer que una precondición para ese desarrollo es contar con suficiente alimento, buena salud, educación y la posibilidad de tomar nuestras propias decisiones. ¿Cómo podríamos desarrollar todo nuestro potencial si estamos hambrientos, enfermos, sin educación y dominados por otros?

¡Cuánta razón hay en estos pensadores! Lo estamos viviendo con gran crudeza. Al pueblo llano le es difícil convencerlo del “socialismo del siglo XXI” o del capitalismo, de las IV o V repúblicas, mientras siga haciendo colas para comprar “lo que se consiga”, mientras no encuentre medicinas o siga muriendo a manos de la delincuencia, independientemente de la forma que adquiera el problema: acaparamiento, especulación, falta programada de producción, contrabando, delincuencia. Es una de las razones esenciales de la derrota electoral. A la oposición sólo le bastó sistematizar mediáticamente esa realidad para alcanzar su objetivo electoral; no fue necesario que hiciera campaña.

Pero eso también lo tuvo clarito Chávez. Él entendió la necesidad de colocar al pueblo en condiciones de poder vivir para poder hacer historia. ¿No fue ese el objetivo de las misiones? Y repetimos, en esa tarea, es decir, en poner al pueblo en condiciones de poder vivir, se ha avanzado; incluso se ha avanzado en lo subjetivo, como el caso de lo jurídico con las leyes del poder popular y con las misiones educativas.

Pero el pueblo, por una parte, no se ha hecho del poder que le da ese marco jurídico; y el gobierno, por otra, impide el desarrollo de toda la fuerza creadora y transformadora del pueblo al institucionalizar las nuevas formas de organización popular: crea un Ministerio para las Comunas, crea los consejos presidenciales estudiantiles, campesinos, obreros, etc. Y no a otro, sino al pueblo, es a quien corresponde la tarea de transformar sus condiciones materiales de vida al tiempo mismo que se auto-transforma, en lo individual y en lo colectivo.

Pero especialmente, y sin justificación, los problemas vinculados a lo económico están lejos de ser resueltos por el denominado “socialismo del siglo XXI”. Decimos sin justificación porque bastante dinero hubo para aplicar las medidas que ahora se pretenden con el Decreto de Emergencia Económica, más adelante lo analizamos.

Pero tampoco esos problemas los resolverá la burguesía, envalentonada por la importante cuota de poder que ahora detenta en la estructura legislativa de gobierno. Y menos será posible en la medida en que se aborde la superficie del problema, en la medida en que se aísle de la crisis global del capitalismo, crisis que no es única sino en todos los órdenes: social, ambiental, energética, científica, moral, ética, etcétera.

Ahora, si no fue posible con el capitalismo y tampoco con el socialismo del siglo XXI alcanzar una nueva sociedad ¿en qué depositaremos la esperanza?, se pregunta el pueblo, agobiado por la crisis económica.

La respuesta a la pregunta anterior es: en las propias fuerzas del pueblo, organizado en comunas, bajo la dirección de una organización propia que los nuclee y dirija. Por ello, en ese contexto, cobra fuerza la crítica de no tener un partido realmente revolucionario, un partido que alumbre el camino, que conduzca y oriente la lucha del pueblo. O en palabras de Mao Tsetung:

Para realizar la revolución, hace falta un partido revolucionario…sin un partido revolucionario creado sobre la teoría revolucionaria marxista-leninista y en el estilo revolucionario marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria en la lucha contra el imperialismo y sus lacayos…

Para un partido revolucionario el problema fundamental es la conducción del proletariado hasta la conquista del poder; no es su problema ser gobierno, o construir casas, o ganar elecciones, etc. El pueblo, con el control del poder económico y político, resolverá esos problemas; es el pueblo mismo, dirigido por su vanguardia, la clase trabajadora, que se emancipará.

La tarea del partido es orientar con su política la lucha; y si el partido controla al gobierno porque logra colocar sus cuadros en posiciones decisorias, entonces el gobierno debe contribuir a crear las condiciones jurídicas para facilitar la conquista del poder, no para legitimar las relaciones de dominación. No se hace una revolución para ser gobierno, se hace para conquistar el poder. Si una revolución degenera en gobierno, se pierde.

Entonces, es del seno del propio pueblo, de donde nacerá el partido, con los mejores cuadros como vanguardia, esto es, con los hombres y mujeres más claros tanto de la realidad como del camino y los objetivos, o como los llaman Alí Rodríguez y Alberto Müller Rojas: la avanzadilla de la avanzada. Para Rodríguez y Müller, la avanzadilla, es decir la vanguardia del partido, “tiene conciencia de la naturaleza de avanzada” de la clase dominante y conciencia de la lucha de clases en contra de la hegemonía burguesa

Es fundamental que el partido, en estos momentos oriente toda su acción en lograr que el pueblo recupere la esperanza La inexistencia de un partido revolucionario explica que, en gran medida, el pueblo no haya comprendido en estos años de revolución, el poder jurídico que tiene en sus manos; la fuerza legitimadora del Estado mendigo fue superior a la posibilidad de crear conciencia suficiente sobre su poder transformador y creador. Se impone ahora, urgentemente, un repliegue táctico y quizá comenzar todo; es urgente reconstruir al partido (o re-crearlo) o mejo construirlo.

Es urgente insuflar nuevas esperanzas, pero no fundadas en una reciclada élite política para que nos dirija como pueblo, sino en las propias fuerzas creadoras y fecundas que desarrollen novedosas fuerzas productivas y al igual que emancipadoras relaciones sociales de producción destinadas a crear el modo de producción que urge a la humanidad; y por ese camino nuevas estructuras económicas, políticas, sociales, jurídicas.

El núcleo de todo ese nuevo proceso político creador está en las comunas, en los consejos comunales, en los consejos de trabajadores de las industrias y del campo, en los consejos estudiantiles, en fin en la nueva estructura política de base que se ha venido configurando, pero que aún no ha desarrollado todo su potencial creador y transformador.

No será la a través de una comisión económica o acuerdos entre élites políticas, en la que coexisten voceros del capitalismo, voceros de la corrupción y voceros de nuestro gobierno, con la cual se logrará dar el salto a nuevas condiciones subjetivas. Esa instancias, necesarias solamente para la coyuntura, sólo permitirán extender un poco más el final del moribundo modelo rentista. Pero es inevitable y necesario que se produzca la confrontación entre los dos polos que intentan el control político.

Resultará victoriosa el bloque histórico que mejor haya sabido interpretar la realidad y mayor fuerza haya acumulado. Por lo tanto las tareas del momento no son otras que las históricas: organización, formación y movilización, teniendo como sustento teórico inmediato el legado movilizador del Comandante Hugo Chávez.


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César Alejandro González Castellano

Diputado del PSUV a la Asamblea Nacional por el estado Portuguesa.

 lamdogsa@gmail.com

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