A propósito de ser ciego

El camino hacia el infierno

El mundo se encuentra en estado atrabiliario. El terrorismo se ha convertido en la guerra invisible del siglo XXI porque desenfunda sus ataques contra los inocentes en el tiempo menos esperado del quehacer social. Los gobiernos, equivocadamente, centran la lucha contra el terror con más terror. Y en el epicentro de las balas y las armas, yacen los cadáveres de hombres, mujeres y niños. En el decurso de esa historia quedan mutilados e invidentes. En la contemporaneidad sólo los desplazados e inmigrantes tienen la conjugación de la guerra y las crisis económicas en sus rostros, en las cicatrices de la piel. La tortura psicológica de estruendosas bombas se convirtieron en las explosiones pensativas del alma y los sentimientos.

Cuando surge la barbarie de los pensamientos, ataviados con la ambigüedad religiosa y del exacerbado pragmatismo en lo político, el cambiar esa realidad sólo es posible cuando encontremos otra mirada para asimilar el tejido social. La sociedad eurocéntrica y la oriental fracasaron en su dominación y hegemonía política. No hay pueblo feliz, sin que esta cita sea una construcción hegeliana. La felicidad se apartó del ser, desde el día, en que esos seres orientados por la traición  prefirieron asentar sus decisiones en la praxis de esa barbarie. Entonces, la filosofía, también agotó su retórica al  apartarse de la educación como esencia para la vida. Por ello, se requiere una concepción distinta sobre los viejos y desfasados esquemas del aprendizaje social y la valoración humana, porque los resultados están a la vista ante un mundo que sólo llora la destrucción de la naturaleza y su propia vida. Se hace necesario re(construir) nuevos contextos del pensar y el pensamiento, y eso, no excluye a quienes controlan de forma interna y externa los sistemas de gobierno.

América Latina ha estado en una encrucijada histórica. La lucha contra la corrupción, la represión ciudadana, la persecución política, la deficiencia en la atención de los servicios públicos, la degradación educativa, la simbiosis de una (neo)cultura motorizada por la desviación del hecho tecnológico, la (re)aparición de enfermedades, y la seudovaloraciones éticas y morales han terminado por destruir cualquier avance político, económico y social. Los grandes desequilibrios de nuestras economías, son grandes desequilibrios en la vida de la gente y de sus pueblos. Ningún país de la región podrá tener estabilidad mientras haya hambre y miseria en otros.

Asimismo, uno de los grandes daños que están sufriendo nuestros países tiene que ver con sus “sistemas de justicia”. La perversión del uso de las “democracias” a través de “magistrados”  que no imponen la ley sino los intereses de los políticos de turno, atenta contra las débiles democracias. No puede existir democracia, sino existe justicia. Y la justicia se convirtió en utopía. Los carteles de la droga en México que compran vidas y conciencias a su antojo invadiendo todos los campos de la sociedad. Las mal llamadas cuentas y “papeles” registrados en empresas “off shore” en países de Centroamérica, especialmente en Panamá, representan la élite del dinero mal habido de muchas partes del mundo. Las duras condiciones de vida de la mayoría de los cubanos, como efecto de un sistema político agotado y un desquiciado bloqueo económico impuesto por Estados Unidos. Las violaciones sobre los derechos humanos ocurridas en Colombia durante más de medio siglo que pretenden limpiarse con una firma de “paz”, sin que existan culpables  desde la guerrilla hasta el paramilitarismo son claras representaciones que nos señalan lo lejos que estamos para alcanzar un auténtico desarrollo social.

En el caso venezolano la violación sistemática de su constitución, por parte de “juristas” quienes imponen por conveniencia doctrinas y “jurisprudencias” que se apartan de la voluntad de un pueblo para mantener una camarilla en el poder, son códigos y conductas neototalitarias para adueñarse hasta del cómo debemos vivir. El mejor ejemplo de ello, es que Venezuela era un país receptor de europeos en tiempos de la segunda guerra mundial. Posteriormente, se convirtió en asentamiento de inmigrantes de cualquier área del continente, fundamentalmente, de los desplazados colombianos, como efecto de la guerra interna, y en la actualidad, ante la incapacidad de un gobierno por aplicar acertadas y asertivas medidas económicas, nos hemos convertido en un país de emigrantes hacia cualquier parte del mundo, pero especialmente distribuidos en los paises de la región. Simplemente tal hecho histórico convierte a Venezuela es el máximo ejemplo del fracaso, es decir, un país en donde confluyen todas las condiciones naturales, que tal vez tienen sumadas el resto de los países de América Latina, sus connacionales huyen, porque ni siquiera pueden tener acceso a los alimentos, o porque sus habitantes deben sobrevivir con menos de un dólar diario.   

Por el camino en que avanza América Latina, jamás superará sus problemas de establidad política, económica y social. Mientras las transnacionales se continúen apoderando de nuestras riquezas fósiles, minerales, hidrícas y naturales, destruyendo el ambiente, y condenando tanto a las regiones ancestrales como las rurales y urbanas, a soportar sus condiciones de explotación económica es evidente que estaremos en retroceso de vida. Así ha sido durante los últimos 100 años, desde tiempos en que fuimos gobernados por cruentas dictaduras, hasta la llegada de las “democracias”.

América Latina, desde México hasta La Patagonia es la zona más rica en diversidad geo-económica y  de la aparición de asombrosos territorios precámbricos, debería garantizar a sus habitantes el máximo esplendor de vida. Lamentablemente, mientras la educación y la justicia no sean la prioridad de sus gobiernos, estaremos, irreflexivamente, en el camino hacia el infierno. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea. 



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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